11º. Día, 16 días de activismo| Mariana Camejo: “Tengo todo el derecho de estar aquí”

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Esta entrevista forma parte de una serie de IPS Cuba por los 16 días de activismo mundial por la no violencia hacia las mujeres y las niñas.

«Mi activismo como feminista islámica es defender la inclusión y la diversidad y que las mujeres cubanas musulmanas que usan hiyab y se cubren, no sean discriminadas ni en instituciones educativas ni en centros de trabajo».

Foto: Jorge Luis Baños/IPS

Redacción

SemMéxico/IPC, La Habana, Cuba, 5 de diciembre, 2021.- Un sueño la llevó a convertirse al islam hace ocho años. Desde entonces, mucho ha cambiado en la vida de la periodista cubana Mariana Camejo, de 28 años.

Más allá de la fe y el velo, la joven comparte que llegó primero al feminismo islámico, y después al interseccional, aunque deja la puerta abierta a otras tendencias dentro del movimiento malva.

Trabaja como periodista en la más antigua revista cubana, Bohemia, es directora del medio independiente Con/texto Magazine, madre de gemelos y profesora de Corán en la Mezquita Abdallah, ubicada en La Habana Vieja.

Defiende su espacio como mujer musulmana que se cubre con el hiyab, algo poco comprendido en la sociedad cubana. Ante los obstáculos siempre responde: “Tengo todo el derecho de estar aquí y no me puedes vetar”.

IPS CUBA: ¿Qué significación le confieres a los 16 días de activismo mundial por la no violencia de género?

MARIANA CAMEJO (MC): En la última década, el activismo feminista ha tenido un empuje muy fuerte y ha crecido el número de mujeres que ha concientizado la necesidad de abogar por una agenda feminista.

Se ha tomado conciencia de que han sido y son una mayoría discriminada y marginada históricamente en absolutamente todas las áreas. Hoy es necesario que esto sea parte de la agenda pública de los medios.

Urge que sea parte también de las políticas públicas de los estados y que luchar contra las prácticas machistas debe concretarse cada vez más, no sólo en ley, políticas públicas y voluntad de Estado, sino también en educación para que las mujeres puedan realmente sentirse protegidas, respaldadas y sepan cómo responder a la violencia de género.

En esta ocasión, los 16 días de activismo mundial tienen un valor agregado.

Mariana es profesora de Corán en la Mezquita Abdallah, ubicada en La Habana Vieja, donde se reúne cada viernes la comunidad musulmana capitalina.

En pandemia y en medio del confinamiento, se ha disparado el número de mujeres que han sido víctimas de maltrato. Es necesario que este tipo de iniciativas sea como una oleada a nivel mundial, porque urge más educación sobre el problema y, sobre todo, más respuesta. Vivimos en una cultura y un mundo muy patriarcales, donde muchísimas áreas permanecen dominadas por hombres y en muchísimos lugares del mundo a las mujeres todavía se las confina al reducido espacio del hogar.

Todavía arrastramos con muchos malos conceptos y necesitamos terminar con la violencia de género, ponerle fin a toda práctica y a todo concepto que siga ubicando a la mujer como un ciudadano que no tiene los mismos derechos, como un no igual.

Estos 16 días de activismo tienen una importancia mucho más grande porque es necesario que se luche más contra esto y que la jornada impulse que el activismo siga teniendo fuerza el resto del año, presionando a los gobiernos para que luchar contra la violencia de género sea realmente una voluntad gubernamental y también prioridad.

IPS CUBA: El movimiento feminista ha sido protagonista de la conceptualización, sensibilización y respuesta a la violencia machista. ¿Cómo ha sucedido en Cuba?

MC: En Cuba, hay mujeres que llevan tiempo trabajando como feministas desde la academia, pero realmente en los últimos tiempos, ha tenido mucha más visibilidad el movimiento.

Creo que ha cogido más fuerza y ha sumado personas, precisamente por un mayor acceso a Internet en Cuba. Eso ha marcado historia también para el movimiento feminista y para poder visibilizar la agenda feminista en el contexto cubano, con sus particularidades.

Iniciativas como Yo sí te creo en Cuba, cuya existencia es vital, son parte de este cambio histórico que significa un mayor acceso a Internet y de cómo el movimiento feminista se ha podido visibilizar más, haciendo públicos los actos de feminicidio, la necesidad de que se tipifique el feminicidio como un delito, de la ley integral sobre la violencia de género -una solicitud importantísima que se hizo a la Asamblea Nacional del Poder Popular-, de la no revictimización en los medios de comunicación y de que dentro del corpus jurídico y legislativo, en proceso de cambio, sean tenidos en cuenta la no revictimización y el enfoque de género.

Todavía nos falta, pero el movimiento feminista ha cogido un impulso y fuerza. Hoy, por ejemplo, cuando ves al presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, diciendo en un discurso público que se tiene que terminar con la violencia de género, te dice que el movimiento feminista está logrando empujar más allá e imponerse como parte de la agenda pública. Lo ha logrado, lo hemos logrado.

Hemos avanzado, aunque todavía, evidentemente, en los medios de comunicación se necesita más cultura sobre cómo tratar estos temas, cómo enfocarlos e incluso, abordarlos, porque todavía hay medios muy reticentes a hacerlo.

IPS CUBA: ¿Cuáles acciones propondrías para seguir avanzando en la respuesta a la violencia de género en Cuba?

MC: Propondría tres en específico: uno, campaña de comunicación y presencia del tema en los medios de comunicación; dos, ley integral contra la violencia de género y el enfoque fundamental en todas las leyes y; en tercer lugar, un plan para que estos temas estén dentro del sistema educativo cubano.

IPS CUBA: ¿Cuándo y por qué comenzaste a identificarte cómo feminista?

MC: Tuve una trayectoria un poco atípica. Una vez leí que una se hace feminista con su propia historia y creo que es real. Me convertí al islam hace ocho años, cuando estaba en tercer año de la universidad y me empecé a identificar como feminista cuando noté que muchas personas dentro de la comunidad islámica cubana se decían a favor de la igualdad de hombres y mujeres (que es precisamente lo que establece el islam), pero en la práctica no era así.

Al contrario, encontré violencia de género y prácticas y dinámicas muy machistas, que me llevaron a indagar sobre el movimiento feminista islámico a nivel mundial.

Primero llegué al feminismo islámico, con sus peculiaridades, y luego, me abrí a estudiar y leer un poco más sobre el feminismo, las historias de los feminismos, el movimiento feminista, y cómo se inserta el islámico, cómo es y de qué manera se ha desarrollado.

No pudiera decir exactamente cuándo empecé a identificarme como una feminista, pero así fue mi trayectoria.

IPS CUBA: ¿Cómo sientes que eres mirada en los diferentes espacios en Cuba cuando te declaras feminista?

MC: Hay espacios donde eres muy bien recibida, porque son feministas, más sororos, con mayoría mujeres, pero hay donde te miran con mucha desconfianza, con muchísima desconfianza, porque pareces tener una especie de agenda otra, una especie de agenda propia contra todo y no es así.

Es verdad que el feminismo tiene sus reivindicaciones, que todavía nos queda mucho por hacer y es muy válido y legítimo ser capaz de decir qué nos falta por hacer, pero pienso que por eso y por la poca cultura de entender la otredad, es que en algunos espacios te miran con desconfianza.

IPS CUBA: ¿En cuáles espacios, proyectos o área del conocimiento, considera que usted realiza una labor feminista?

MC: Además del activismo para ayudar a mujeres que han sido víctimas de violencia de género, que no sólo ha sido dentro de comunidad islámica cubana, sino también entre latinas, el principal proyecto ha sido intentar contribuir a la producción de textos periodísticos en la revista cubana Bohemia y en el medio independiente que dirijo, Con/texto Magazine, y que precisamente es un medio de corte feminista.

Un poco de mi activismo más como feminista islámica es defender la inclusión y la diversidad y que las mujeres cubanas musulmanas que usan hiyab y se cubren, no sean discriminadas ni en instituciones educativas ni en centros de trabajo cubanos, lo cual sucede en ocasiones y que son manifestaciones de islamofobia de género que, aunque no llegan a ser tan fuertes como pudieran ser en países de Europa, sí son manifestaciones de islamofobia de género y ahí también he hecho activismo, como también lo he hecho desde mi profesión.

He podido colaborar en muchos espacios para que sean menos los prejuicios en torno a las mujeres musulmanas y el día que llegue una mujer musulmana con velo o un turbante, pues no sea un problema y no haya tantos prejuicios para mirarlas, trabajar con ellas.

Cuando empecé a hacerlo, lo hacía sin concientizarlo, pues naturalicé mucho el hecho de convertirme en mujer musulmana que viste su cabeza de una manera diferente, pero con el tiempo lo concienticé y una se va acostumbrando, pues donde quiera que vas, aunque te lo digan directamente o no, sabes que estás enfrentando prejuicios y rompiendo esa barrera. (2020)

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