* Expresiones machistas en la academia
* Persiste el desconocimiento del feminismo
Lirians Gordillo Piña
SemMéxico/SEMlac, La Habana, 7 octubre 2019.- En Cuba, al grado científico Doctor en Ciencias le sigue en muchas ocasiones un nombre de mujer, pero pareciera que solo las feministas identifican la falta de coherencia en esa redacción y ven las expresiones machistas de la academia.
«De alguna manera es cómodo hablar de perspectiva de género, pero sigue
siendo incómodo hablar de feminismo. Y no se puede hablar de perspectiva de
género sin feminismo», reflexiona la filósofa Georgina Alfonso.
La doctora en ciencias y directora del Instituto de Filosofía del Ministerio de
Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) reconoce que aún las ciencias
sociales cubanas no han incorporado esta postura teórica que sobrevive y crece
en académicas cubanas de renombre, junto a otras más jóvenes.
«¿Cómo puede hacerse una ciencia social en pleno siglo XXI de espaldas a todo lo que significa el feminismo en cuanto a posicionamiento ético y epistemológico?, preguntó Alfonso durante el espacio Berta Cáceres que organiza la homónima red feminista.
Al encuentro, realizado en la capital cubana el pasado 4 de octubre, asistieron
investigadoras y profesoras universitarias de la capital, principalmente.
Desde el centro de la isla llegó Mely González, investigadora del Centro de Estudios
Comunitarios de la Universidad Marta Abreu, a 281 kilómetros de La Habana.
Durante su intervención, González subrayó el desconocimiento que aún existe
sobre el feminismo, pese a la existencia por más de 20 años de estudios de
género y el renombre de importantes intelectuales y académicas cubanas
dedicadas a este campo.
«Para nosotras, la capacitación ha sido fundamental para explicar de qué
se trata el feminismo y cómo la visión feminista tiene que estar inserta en el
desarrollo local», explicó González.
Equiparar feminismo a machismo, descalificar las investigaciones feministas y
desconocer sus resultados son algunas de las expresiones de discriminación que
han vivido académicas cubanas. Pero a estas manifestaciones se le suman otras
más sutiles que utilizan el humor, el ninguneo y el paternalismo para disminuir
su alcance y opacar sus voces.
Ante los escenarios adversos, ellas, acompañadas también por algunos pares
varones, no se dan por vencidas. A la inteligencia y formación académica les
suman sistematicidad, rigor, pensamiento estratégico y mucha, mucha paciencia.
Por eso entre las estrategias comunes se encuentran las alianzas, la
capacitación, la formación para romper mitos y la firmeza en sus convicciones.
«Un principio es entender el feminismo como un posicionamiento político y como una filosofía de vida, porque no podemos llevar a las aulas algo que no incorporamos en nuestras vidas. También para nosotras es importante aprovechar todos los espacios que tenemos, los que son meramente institucionales, de formación académica, metodológica y también políticos», dijo la socióloga Magela Romero Almodóvar.
La profesora del departamento de sociología de la Universidad de La Habana
compartió los resultados de un grupo de trabajo que, gracias a años de empuje,
ha logrado que Sociología sea la primera carrera en el país que cuenta con
una asignatura en el currículo dedicada a género.
Romero Almodóvar también resaltó, entre las características del quehacer
académico feminista en el país, su vinculación con proyectos de transformación
local, una práctica que se extiende a asesorías de proyectos de colaboración a
organizaciones, instituciones, cooperativas agropecuarias y empresas.
«Hemos tratado siempre de mantener el vínculo entre las investigaciones y
nuestra práctica de transformación comunitaria. Esto es importante porque
también le da solidez al pensamiento», argumentó la profesora.
Carmen Nora Hernández Chávez, educadora popular e investigadora del Centro de Desarrollo Local y
Comunitario,
conoce bien esa práctica y reconoció que, aunque se ha avanzado en la inclusión
de la perspectiva de género, existen muchos prejuicios que se incrementan
cuando el feminismo se sale de los espacios académicos, proyectos de
colaboración internacional y escenarios locales.
«Muchas personas consideran que esto es un enfoque innecesario. Incluso en
algunos sectores políticos, sobre todo a nivel medio, se ve como ‘un mal necesario´»,
comentó.
Esas resistencias tienen consecuencias en la vida práctica y las políticas que
hoy desarrolla el país. Prejuicios que, al decir de la economista Teresa Lara, impiden avanzar en
mejores soluciones provenientes de la economía feminista.
«Si queremos recuperar nuestra economía y dar una respuesta a los problemas de este país, tenemos que contar con la economía feminista, pero esa es una perspectiva que está ausente de los espacios de toma de decisiones; que llegue allí es uno de nuestros mayores retos», opinó Lara.
Proyectando el futuro, las estudiosas reunidas acordaron sistematizar los
encuentros, reconocer a importantes científicas y lideresas cubanas que
abrieron el camino para las actuales generaciones y articular acciones en
respuesta a manifestaciones que hoy atentan contra los derechos humanos
conquistados por las cubanas.
Como ejemplo de lo que puede hacerse desde la comunicación, en el encuentro se
compartieron los productos de una iniciativa que por estos días hace visible el
empuje de emprendedoras cubanas en sectores como el trabajo por cuenta propia,
las ciencias y el medio ambiente. «Inspiradoras«, nombre de esa
iniciativa, reúne a organizaciones, medios de prensa, instituciones y
feministas cubanas en la realización de productos comunicativos amigables con
el medio ambiente.
SEM-SEMlac/lgp