Morir de hambre o por el virus el dilema de las y los vendedores ambulantes

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  • Afectados a nivel mundial mil 600 millones de personas, principalmente mujeres: OIT

Elda Montiel 

SemMéxico. Cd. de México. 8 de mayo de 2020.- En un momento de confinamiento global por la crisis sanitaria del COVID 19 vendedoras y vendedores ambulantes, empleadas domésticas, taxistas por cuenta propia y otros trabajadores del sector informal han perdido todos o buena parte de sus medios de sustento, lo que según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) afecta a mil 600 de los 2 mil millones de personas con este tipo de empleos en el mundo.

Estos incluyen a quienes laboran en los servicios de hostelería y restauración, la industria manufacturera, la venta al por mayor y al por menor, y los más de 500 millones de agricultoras y agricultores que abastecen los mercados urbanos.

Las mujeres se ven especialmente afectadas en los sectores de alto riesgo, destaca el informe de la OIT en el que analiza el impacto de la crisis sanitaria en la economía informal mundial que a nivel global supondría aumentar en más del doble el porcentaje de trabajadores informales viviendo en situación de pobreza relativa, del 25 al 59 por ciento (mil 180 millones de personas). 

Precisa que, en numerosos países, las medidas de contención del COVID-19 no pueden ser aplicadas eficazmente porque estos trabajadores necesitan trabajar para alimentar a sus familias.

Esto compromete los esfuerzos de los gobiernos dirigidos a proteger a la población y luchar contra la pandemia y pueden convertirse en fuente de tensión social en países con una importante economía informal, sostiene el informe.

La mayoría de los trabajadores informales no tienen otros medios de subsistencia, por ello enfrentan un dilema que prácticamente no puede ser resuelto: morir de hambre o por el virus. Esta situación se ha exacerbado por las perturbaciones en el suministro de alimentos que han afectado especialmente a los trabajadores de la economía informal.

Para los 67 millones de trabajadoras y trabajadores domésticos del mundo, 75 por ciento de los cuales son informales, el desempleo representa una amenaza tan grande como el mismo virus. Muchos no han podido trabajar, bien sea por solicitud de su empleador o por cumplir con las medidas de confinamiento. 

Aquellos que siguen trabajando enfrentan un riesgo elevado de contagio, al cuidar de familias en su domicilio privado. Para los 11 millones de trabajadores domésticos migrantes, la situación es aún peor.

Más de 75 por ciento del total del empleo informal tiene lugar en empresas con menos de diez trabajadores, incluido 45 por ciento de los trabajadores independientes sin empleados.

«La crisis del covid-19 está exacerbando debilidades y desigualdades que ya existían», subrayó Philippe Mercadent, jefe de mercados laborales inclusivos de la OIT, quien pidió la puesta en marcha de políticas que apoyen a trabajadoras y trabajadores y pequeñas empresas afectadas por la situación actual.

La OIT también expresó que quienes trabajan en la economía informal deben ser sujetos centrales para todas las respuestas frente al COVID-19. Para esto, fortalecer la participación de las mujeres el diálogo entre el gobierno y la sociedad puede ser clave. Recomiendan adoptar la exposición de los trabajadores informales al virus; garantizar que las personas contagiadas tengan acceso a la atención médica; proporcionen un ingreso y una ayuda alimentaria a las personas y sus familias y prevengan los daños causados en el tejido económico de los países.

Estos 2 mil millones de trabajadores informales representan el 62% de la fuerza laboral a nivel mundial. En países de bajos ingresos, los trabajadores de la economía sumergida representan el 90% del empleo total, mientras que en los países de ingresos medios ese porcentaje baja hasta el 67%, y se vuelve a reducir hasta el 18% en los países más desarrollados.

El porcentaje de trabajadores de la economía informal gravemente afectados por el confinamiento va desde 89 por ciento en América Latina y los Estados Árabes a 83 por ciento en África, 73 por ciento en Asia y el Pacífico y 64 por ciento en Europa y Asia Central.

En África el porcentaje de trabajadores informales en pobreza relativa podría pasar del 20 al 83 por ciento, lo que supondría 324 millones de personas, y en Asia-Pacífico el ascenso sería menor que en otras zonas, del 21 al 36 por ciento, aunque dada su mayor población significaría 488 millones de empleados afectados. 

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