Certeza y obscuridad

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El Diario Oficial de la Federación

Por: Dulce María Sauri Riancho

SemMéxico. 20 de mayo 2020.- Tres sucesos de la última semana pusieron en jaque el orden jurídico nacional y el Estado de derecho en nuestro país.

Los dos primeros tuvieron como protagonistas al presidente de la República, a las fuerzas armadas permanentes (es la denominación del ejército, la fuerza aérea y la marina armada de México) y al sector energético, significativamente a las energías renovables.

El tercer acontecimiento fue el anuncio para el retorno a la “nueva normalidad” después, supuestamente, de haber pasado el “pico” de la pandemia y comenzar el descenso del número diario de contagiados y muertos, es decir, el fin gradual del “quédate en casa” para ser sustituido por el “sal con cuidado”.

Las páginas del Diario Oficial de la Federación (DOF) recogieron los tres Acuerdos publicados entre el 11 y el 15 de este mes. Por eso afirmo que este periódico oficial fue el escenario donde se descarnaron los descuidos y excesos gubernamentales y el escaso, por no decir nulo, respeto a la legalidad por las autoridades responsables de su preservación.

El DOF es pieza esencial del Estado de Derecho porque brinda certidumbre a la ciudadanía sobre las reglas que rigen la vida colectiva y, cuando cambian éstas, lo anuncia en sus páginas.

Desde el inicio de la vida independiente, México ha contado con un diario oficial. Bajo distintas denominaciones, publicó en sus páginas decretos y acuerdos que brindaron certidumbre jurídica en un país que luchaba por formar sus instituciones y hacer valer las leyes.

Aun en medio de luchas fratricidas, invasiones y revueltas, el diario oficial era ancla del acontecer jurídico del país. Por eso el Constituyente de Querétaro cuidó mucho la función del DOF, responsabilizando a la Secretaría de Gobernación de su correcto desempeño.

Las ediciones matutinas veían la luz temprano. Era muy rara una edición vespertina; si algún asunto llegaba después del cierre de edición, esperaba al día siguiente. Cuando se inició la era de la digitalización, comenzó a generarse una versión electrónica del DOF que acompañaba a la edición impresa. Eso fue en 2012. Lo que se leía en pantallas de computadoras era lo mismo que lo publicado en papel.

Llegó 2019 y un nuevo gobierno. Bajo la premisa de la austeridad y del cuidado ambiental, Morena presentó una iniciativa para reformar la Ley que rige al DOF, en la que establecía que su publicación se realizaría casi exclusivamente en versión electrónica. Ahora sólo se imprimen en papel 7 ejemplares, dos de ellos tienen como destino las cámaras de Diputados y de Senadores. ¡Qué modernos! ¡Qué considerados con los árboles que no tendrían que derribarse para alimentar los molinos de celulosa!

Huelga decir que la reforma fue aprobada por amplia mayoría. Y empezaron los problemas. Ediciones vespertinas cada vez más frecuentes, dificultad para “bajar” la edición electrónica, entre otras cuestiones de carácter técnico, pero con alto impacto político. Es cierto que al igual que cualquier medio, los contenidos no son responsabilidad de su edición en papel o electrónica.

No se puede decir que el “Acuerdo por el que se dispone de la Fuerza Armada permanente para llevar al cabo tareas de seguridad pública de manera extraordinaria, regulada, fiscalizada, subordinada y complementaria”, que extralimita facultades del Ejecutivo, pone en riesgo a los militares al actuar fuera del marco constitucional o que su abierta aceptación del fracaso de la Guardia Nacional y del modelo de seguridad pública del gobierno lopezobradorista, sea culpa de la edición del Diario Oficial de la Federación del 11 de mayo.

Tampoco podemos considerar que la edición vespertina del viernes 15 de mayo, en la que se publica el “Acuerdo por el que se emite la Política de confiabilidad, seguridad, continuidad y calidad del Sistema Eléctrico Nacional”, réquiem para las energías renovables, por el cual la Secretaría de Energía usurpa facultades de los órganos reguladores, desarma la libre competencia y viola el marco normativo en materia de electricidad, sea también culpa del DOF, así la edición haya sido puesta en circulación un viernes, a altas horas de la tarde; el clásico “sabadazo”.

En el cabalístico 13 de mayo (que la Virgen de Fátima nos proteja), el Consejo General de Salubridad (CGS) publicó un acuerdo por el cual establecía como actividades estratégicas a la construcción, la minería y la fabricación de equipos de transporte, con fecha del lunes 18 de mayo para la reanudación de sus actividades.

Numerosos ojos estaban pendientes de la edición que consignaría las determinaciones del CSG (por cierto, único consejo con rango constitucional), por lo que el “enjuague” matutino en el DOF fue detectado y denunciado en forma inmediata. Que fue un “error”, una edición “de prueba” subida a la red. Lo cierto es que algo pasó entre las 6 y las 9 de la mañana que “misteriosamente” fue retirada la edición electrónica que incluía el citado Acuerdo. Se especula que no fue del agrado del Dr. López Gatell, zar del coronavirus que, si así fuera, estaría por encima de su propio jefe el secretario de Salud e integrante del zarandeado CGS.

¿Qué pasó con el Diario Oficial desde que se edita electrónicamente? Perdió lo más relevante, que es la certeza jurídica que debe brindar a la sociedad. Ahora la duda ensombrece sus páginas, electrónicas o impresas. ¿Quién vigila que sus ediciones se apeguen estrictamente a la legalidad? ¿Quién garantiza que cuando dice “anexo” realmente exista el documento aludido?

Desgraciadamente, el Diario Oficial de la Federación es una víctima más del grave problema de desmantelamiento institucional que vive el país. Personas e instituciones que estorban a la 4T son desplazadas; ahora fue el turno del presidente de la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (Cofemer) quien se negaba a autorizar el acuerdo para eliminar a las energías limpias: lo presionaron hasta obtener su renuncia.

¿Qué podemos hacer? Desde el Legislativo, insistir en reformar la ley para cerrar las grietas abiertas, antes de que se derrumbe el edificio de la certeza. Desde la sociedad, asumir el nuevo poder ciudadano que la pandemia del Covid ha forjado. El sacrificio de millones de personas, de familias, que han hecho su parte, permaneciendo en reclusión o limitadas seriamente en su necesidad de ganarse la vida, da una autoridad moral para demandar, exigir al gobierno que se conduzca a la altura de sus ciudadan@s. Y si no es así, preparémonos para el 6 de junio de 2021.              

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