La sinrazón patriarcal

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Marcela Eternod Arámburu 

SemMéxico. Cd. de México. 11 de septiembre de 2020.- A mediados de los años ochenta, Celia Amorós escribió Hacia una crítica de la razón patriarcal, texto del feminismo -ahora clásico- cuyo título evoca a la Crítica de la razón pura, escrita por Kant en 1781. Uno de los temas más relevantes que se desprenden de la obra de Amorós es que hay una sinrazón patriarcal, cada vez más clara y grotesca que se niega a morir y aceptar su destino. Javier Muguerza, escribió un muy buen artículo sobre el libro de Celia Amorós: La sinrazón de la razón patriarcal feminismo y filosofía en Celia Amorós, de donde tomé la frase. 

En la actualidad es indispensable que se hable, hasta el cansancio, de la sinrazón del patriarcado para acabar con ese contexto perverso para miles de mujeres y hombres todavía inmersos en ritos, pautas, normas, mitos, doxas, leyes, esquemas y métodos patriarcales, en sociedades pletóricas de prejuicios, comportamientos, imposiciones y fuertes exabruptos patriarcales que insisten en afirmar que solo ellos saben cuál es el lugar de las mujeres y luchan por mantenerlas controladas y subordinadas.

Es interesante observar la inexplicable capacidad que tienen grandes segmentos de la sociedad para no ver lo obvio. Movidos por el autoengaño, el miedo y la ignorancia se empeñan en enfatizar que las mujeres siempre han tenido su lugar y todo debe seguir igual, que muchos de los absurdos dogmas del pasado deben no solo prevalecer, sino fortalecerse. Que mujeres y hombres tienen cada uno su lugar y su papel, que así ha sido y así debe seguir siendo.

Realmente abruma que tengamos que seguir invirtiendo tiempo y esfuerzo combatiendo la sinrazón del patriarcado; sorprende que ante la contundente evidencia de la irracionalidad patriarcal y su capacidad de engaño tengamos que seguir combatiéndolo y gastando energías que muy bien empleadas estarían en otros temas, pero evidenciar la sinrazón patriarcal y enfrentar su astucia es, en mi opinión, la última batalla que debemos librar para su desaparición total. 

Si bien hoy no solo es insuficiente descalificar, ridiculizar y menospreciar el derecho de las mujeres a la igualdad, sino con frecuencia es ridículo, todavía hay grupos con intereses muy claros que pretenden excluirnos, minimizar nuestras necesidades, ideas, propuestas, capacidades y competencias, para afirmar que lo que beneficia a todos, beneficia a las mujeres, tratando de borrar todo lo que el feminismo de la igualdad ha ido demostrando y visibilizando desde la Ilustración, ¡que enorme vergüenza! 

Cualquiera, en honor a su propia ignorancia y a sus excluyentes y arcaicos paradigmas patriarcales, podrá menospreciar el feminismo y tratarlo como un asunto de mujeres, pero la verdad con su propia contundencia ontológica muestra que sin igualdad real entre mujeres y hombres no habrá ningún cambio civilizatorio.

La situación actual hace día a día más que evidente que hay una clara sinrazón en todos los esquemas patriarcales, en la histórica cultura del privilegio masculino, en la desigualdad en la que viven las mujeres en relación con quienes debieran de ser sus pares. Hay que decirlo de manera clara y enfática ¡no hay humanismo sin feminismo! No es posible el humanismo sin un total reconocimiento de la igualdad entre mujeres y hombres como sustento, y no solo formal, sino real. Sin embargo, las resistencias son poderosas, antes de morir se librarán las últimas batallas. 

Hoy es imposible pensar cualquier cambio o transformación real sin considerar como fundamento necesario la igualdad entre mujeres y hombres, se requiere la participación de todas y todos. Seguir esa tradición de menosprecio y de exclusión de las mujeres en todas las esferas y vanamente tratar de mantenerlas en el ámbito de lo privado, de la familia, de la reproducción, sin pensar que es ahí donde se reproduce la mayor desigualdad y está prohibida la democracia, es ser cómplice de la rotunda crueldad del patriarcado.

No hay humanismo sin feminismo, no se equivoquen ni siquiera de buena fe. El menosprecio o la indiferencia ante el justo reclamo de la igualdad es una sinrazón. Un humanismo sin feminismo es falaz y nos lleva, de nuevo, a reflexionar sobre aquella frase de Olimpia de Gauge del Hombre hinchado de soberbia y vanidad …, yo me preguntopor qué niegas nuestros derechos, por qué cancelas aún nuestras posibilidades, por qué nos sumerges en tus múltiples violencias, por qué no apoyas y te sumas a nuestras luchas que son de todas y todos, ¿qué nos quieres birlar hoy?, ¿cómo pretendes excluirnos?, ¿por qué quieres hacer prevalecer la sinrazón patriarcal?, ¿por qué te niegas a la igualdad?

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