Los deseos del ProIgualdad

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Olimpia Flores Ortiz

SemMéxico, 14 de septiembre, 2020.- Cuánto desasosiego esta semana por la iracundia de muchachas feministas manifestada con tomas de instalaciones de comisiones de derechos humanos en la Ciudad de México, el Estado de México, Veracruz, Puebla y Tabasco, hasta ahora. Un no poder estar con mi feminismo en estera y por redes, mucha impotencia. Desde ningún punto de vista está en mi descalificar estas señales de agotamiento de las jóvenes generaciones: Feminicidios, desapariciones forzadas, violencia recrudecida, imposibilidad de trazar el propio horizonte, vacío institucional, torpeza de Estado.

En este mi impotente cavilar desde el confinamiento, en el que persisto a fuer de la incertidumbre sobre las dimensiones de la pandemia en el país y su control, con fortuna me tropecé la mañana de este viernes 11 de septiembre (de fatídica memoria, Chile, Nueva York), con la presentación en línea que el Instituto Nacional de las Mujeres hizo del Programa para la Igualdad entre Mujeres y Hombres (Proigualdad) 2019-2024 a la Comisión para la Igualdad de Género del Senado de la República. Aún espera a ser publicado por el Presidente de la República.

Es la primera vez para mí que un planteamiento programático de gobierno en México con la problemática del feminismo, me hace sentido; me suena feminista sin ambages.

La brecha de género existe en las diferentes vertientes de la política pública, en la economía, en el trabajo y la brecha salarial, en la salud, en la educación, el deporte, en la cultura, en el arte, en la política en la ciencia y hoy, de manera muy relevante, en la tecnología. Y por supuesto, en la política, entendida como representatividad y poder de decisión. 

La perspectiva de género en la política pública, ha sido un proceso que devanea sin encontrar su concreción, en primer lugar, debido a la resistencia cultural e ideológica al respecto, que redunda en un no entender cómo fundirlo. Las vertientes de la política pública caminan por líneas separadas, por lo que no encuentran articulación, no alcanzan a ser un modelo integral y de mirada compleja, que tome en cuenta los cruces y las circunvoluciones que sus múltiples aspectos presentan. No hay teoría de conjuntos.

Es un avance conceptual que el Inmujeres establezca que la perspectiva de género en tanto política transversal, requiere a su vez de la transversalidad de políticas para la autonomía económica; un sistema de cuidados; y la construcción de no violencia.

Efectivamente, por separado, estas transversalidades no han tenido destino.  Y digo que el Programa me suena feminista, porque abordar en primer término la autonomía económica de las mujeres es un salto cultural cualitativo que se distingue de las ideas hacia la derecha que no quieren mover su papel en la familia y que por lo tanto se resignan a un poco más de lo mismo, como si la infructuosidad se salvara con más recursos.

¿Puede acaso tomar decisiones sobre su vida y su cuerpo una mujer que no puede comprarse la ropa interior? Es una falacia. Y, sin embargo, la visión es fragmentada. Por un lado, camina la exigencia del derecho a decidir, y por otro, y sin la misma vehemencia, el derecho a la autonomía económica. ¿Puede desprenderse de un círculo de violencia conyugal una mujer dependiente económicamente y sin patrimonio? No tiene cómo ni adónde ir, ni cómo sobrevivir, mucho menos cuando tiene hijos menores de edad.

Así de fácil es el planteamiento de la articulación, pero también así de fácil ha sido eludirlo, porque en el fondo de la disputa de poder entre los sexos, se encuentra el control de los recursos. El feminismo es, -tiene que serlo- una propuesta que disienta del modelo neoliberal, de lo contrario, se contenta y hace maje, cuando no cómplice de la democracia de mercado, que no es democracia, sino un subterfugio que requiere estadísticas para la simulación. ¿La camarilla actual que gobierna el Inmujeres está dispuesta a impulsar una visión alternativa? Está por verse que tenga manera.

Hablaron pues de autonomía económica; salud y bienestar; sistema de cuidados; no violencia; paridad y entornos seguros. Redondo.

Y se refirieron a estrategias necesarias en la inmediatez como la armonización legislativa en toda la Federación; un solo tipo penal de feminicidio; hablaron de violencia obstétrica, de niñas y niños en la violencia; y de los derechos de las mujeres transgénero. Cultura de la igualdad.

Tienen claro que para la autonomía de las mujeres es necesaria la compatibilidad de los horarios laborales con los servicios de cuidado que ya no serían de su exclusiva responsabilidad y los escolares. Para que la familia cambie tiene que haber organización social que lo haga factible. Hablan de la alineación de estrategias.

Nada de ello es realmente novedoso, se dijo desde los inicios del Inmujeres en el 2000, por su Consejo Consultivo. En ese entonces se insistió en la imperiosa necesidad de formación de los cuadros medios de las Dependencias y Entidades de la Administración Pública en los órdenes de gobierno. Se hizo incluso un ejercicio para detonarlo, pero no había cómo aterrizar una gran ambición desde la estrecha mentalidad del Presidente de entonces y de la propia Presidenta del Inmujeres. Le tuvieron pavor a una alianza interinstitucional. ¿Puede ser diferente hoy?

Hay definitivamente un giro en la concepción del Inmujeres; como lo hay en la movilización feminista que irrumpe con las nuevas generaciones exigiendo ya sin paciencia, su lugar en el mundo. No quiero decir en el desarrollo, porque tal ni va ni es ascendente: ahí el desencanto generacional.

Pensemos pues en lo que sigue, desde la lógica del movimiento feminista y sus nuevos giros. Puede ser o no un factor la visión estructural que expone el Inmujeres, qué bueno que por lo menos hay enunciado. Los Parlamentos de Mujeres que se hacían en la Cámara de Diputados, obraban para colectivizar agenda. Hasta que se fragmentaron por falta de consensos entre los extremos: la negación del derecho a decidir vs el lugar prioritario que tenía en la agenda, sin detentar la fuerza para respaldarlo, porque la exigencia no convocaba a los grandes contingentes de mujeres expectantes o en contra. El aborto es aún un problema sin resolver y que divide.   

Otro cabo suelto, es el de la coyuntura que es pandemia, crisis de salud y económica, violencia doméstica recrudecida, desmantelamiento de espacios de concertación de derechos humanos y pérdida de recursos para el cuidado por la gracia unipersonal del primer mandatario; violencia mediática desatada, brecha digital sobrexpuesta, desorganización de la jornada laboral y retroceso en los derechos del trabajo. De la pandemia deriva una necesaria reorganización de la agenda que pone de relieve el tema soslayado de la espacialidad feminista que no se asocie al concepto de estructura familiar tradicional. El confín de lo privado recrudece la violencia, pone de manifiesto la urgencia del sistema de cuidados que sin más se les devuelve naturalmente a las mujeres; y la carencia de vivienda, más que de refugios que sea la verdadera alternativa para mujeres en situación de violencia.

En contradicción absoluta con la congruencia intelectual del Proigualdad, lo que campea es un Estado militarista garantizando las políticas securitistas, y la política migratoria nugatoria de los derechos humanos. El enfoque de derechos, ha pasado a ser de otro tiempo ya ido; y la perspectiva de género no hay por donde entre en la mollera presidencial, no accede intelectualmente.   

Finalmente, un Presupuesto de Egresos de la Federación engañoso: “Anexo 13 Erogaciones para la Igualdad entre Mujeres y Hombres En el PPEF para el ejercicio fiscal 2021, se propone para este Anexo un presupuesto de 128,092.2 mdp para la instrumentación de las políticas públicas relacionadas con la Igualdad entre Mujeres y Hombres, lo que implicaría 24 mil 574.4 mdp adicionales a lo aprobado para este tema en 2020, y que en términos reales significaría 19.6 por ciento. Al interior del anexo, el presupuesto se concentraría en el Ramo 20 Bienestar en el Pp “Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores”.” Centro de Estudios de las Finanzas Públicas. Cámara de Diputados. Hay que avisarle a Nadine Gassman, Presidenta del Inmujeres, para que no lo ande publicitando como avance.

¿Qué sigue en este escenario que acusa inviabilidad para el giro conceptual del Proigualdad?

Semáforo pendular, Oaxaca regresa a estado en naranja. A punto de la no celebración de las fiestas patrias.

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Twitter: @euphrasina   (gusto por la elocuencia)

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