Natalia Vidales Rodríguez
SemMéxico, 14 de septiembre, 2020.- Un agravio más ha sufrido la iglesia católica de parte del gobierno federal.
Ayer domingo (13 de septiembre) amanecieron cerradas las puertas de la Catedral Metropolitana, sin previo aviso y hoy con el argumento de que se debe a la celebración de las fiestas patrias en el Zócalo capitalino.
No somos católicas, pero repudiamos, al igual que lo hacen millones de ciudadanos, la falta de respeto hacia la religión de la mayoría de los mexicanos que hoy están de nuevo agraviados por el gobierno de López Obrador.
Cerrar el máximo templo católico, sin previo aviso y sin motivo es una grave ofensa para todos. El festejo es mañana y no había razón para impedir la celebración de la misa del domingo.
Protestamos desde este espacio de forma enérgica ante esta actitud autoritaria del gobierno federal.
Las creencias religiosas del presidente no deben anteponerse al estado de derecho y a la libertad de culto.
Cada quien es libre de manifestar la fe que desee y en un estado democrático esto debe respetarse.
El presidente López Obrador, quien ha manifestado ser Masón y por ello con el derecho de impulsar el progreso moral e intelectual de las personas -según su conveniencia- debe aceptar la libertad de culto y no tratar de imponer sus creencias.
La congregación católica y los mexicanos deberemos de protestar fuerte y enérgicamente ante este atropello. Uno más en contra del pueblo de México.
Debemos poner un ¨hasta aquí¨ a estas arbitrariedades.