Norma Reyes: Paridad sí, pero sin dejar a ninguna atrás

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  •  67 años después hay tareas que resolver
  •  Violencia política contra las mujeres en los Códigos Penales

Soledad Jarquín Edgar

SemMéxico, Cd. de México, 9 de octubre, 2020.- Originaria de la región del Istmo de Tehuantepec, siendo muy joven luchó en las filas de la COCEI (Coordinadora Obrera, Campesina, Estudiantil del Istmo), organización que llevó en 1981 a la elección del primer gobierno municipal de la izquierda en el país.

Hoy, Norma Reyes Terán es funcionaria del gobierno de Alejandro Murat Hinojosa, como titular de la Coordinación para la Atención de los Derechos Humanos del Ejecutivo y antes fue titular del entonces Instituto de la Mujer Oaxaqueña, en su paso por la vida pública suma dos cargos de elección popular: uno como diputada local y otro como diputada federal, ambas a través del Partido de la Revolución Democrática.

No fue fácil. 

Saber contar es prioritario es lo que parece explicar Norma Reyes, quien, tras la formación del PRD en la parte final de la década de los ochenta, se ocupó de realizar tareas de la organización política o dicho de otra forma estaba, como muchas otras, en la talacha partidista. Una de esas tareas fue elaborar las listas de “los candidatos”. Sus compañeros calculan que al menos ocho podrían ser diputados por la vía plurinominal, así se registran los nombres, ella “hace sus propios cálculos” y encuentra que puede entrar otra persona más, por lo que asume que puede ser ella. Así lo hace, los hombres del partido se dan cuanta hasta que gana, le piden que renuncie para que un noveno varón ocupe el cargo. Ella no se amedrenta y asume la diputación plurinominal en la LVI Legislatura local (1995-1998).

Como diputada local impulsó un cambio aparentemente sencillo. Recién, a nivel nacional, en 1993 se había recomendado a los partidos políticos que “procurarán” cumplir con la cuota de género 70-30, es decir, no era expresamente una obligación, por lo que ella solicitó que se cambiara el verbo por “registrarán”.

En la legislatura local, habían sido electas solo tres mujeres (de 42 integrantes): Norma Reyes, la recién desaparecida Gloria Altamirano Portillo y Luisa Cortés Carrillo, quien las dejaría pronto porque compitió para diputada federal. Altamirano Portillo respaldó la propuesta, aún a pesar de diversas amenazas en su contra por parte de sus compañeros priistas. Se logró modificar el texto de la ley electoral aun antes que en la ley federal, sin embargo, no se puso en práctica.

Al final de esa legislatura, el 30 de abril de 1998, Reyes Terán y Altamirano solicitaron la creación de una Comisión Especial de Equidad y Género, que se aprobó el 13 de mayo de ese mismo año, para integrarla eran necesarios cinco diputadas y diputados, Norma Reyes recapitula y dice que solo eran dos las realmente convencidas, por lo que pasaron días tratando de que sus compañeros formaran parte de la comisión, “no querían, renunciaban, hasta que finalmente aceptan los priistas Venustiano Gutiérrez, Cuauhtémoc Fuentes y Delfino Santiago».

Fue también diputada en la LVIII Legislatura federal con una candidatura que ella misma construye desde su posición como secretaria en el Consejo Nacional del PRD. Meses antes encabezó a un grupo plural de mujeres de todos los partidos políticos que se plantaron frente a las oficinas del Instituto Estatal Electoral, al paso de las horas y ante la resistencia de los partidos para respetar la cuota de género, optaron por desangrarse, lo que obligó a las “altas esferas políticas” a respetar las legislaciones electorales, tanto local como la federal, que ya establecían la obligatoriedad de respetar la cuota de género 70-30.

Paridad sí, pero sin dejar a ninguna atrás

Norma Reyes Terán sostiene que resulta imposible no reconocer el avance de las mujeres tras la paridad, pero advierte que se ha dejado de lado la responsabilidad de que esa igualdad sea para todas, los derechos no deben ser privilegios de unas cuantas. En Oaxaca al menos en 80 municipios las mujeres no participan en las asambleas, no eligen a sus autoridades municipales y menos son electas. Lo que deberíamos hacer es pugnar para que eso no suceda.

Hay una contradicción cuando avanzamos y se nos atraviesan los usos y costumbres, se pone por encima de los derechos de las mujeres a las costumbres, que no son sino privilegios patriarcales, privilegios de los hombres para ejercer los derechos políticos, esa condición ha enfrentado al movimiento feminista en Oaxaca, unas a favor y otras en contra.

Reyes Terán señala que incluso hay versiones, que no le constan, sobre la forma en que algunas consejeras y consejeros electorales “cobran” favores políticos en algunos municipios y dejan pasar acciones afirmativas como la inclusión de mujeres en la vida política de las comunidades. Si esto es cierto, es grave, sostiene la funcionaria.

Los mandatos de la paridad

A 67 años de que las mexicanas lograron el reconocimiento de su derecho al voto universal, hay tareas pendientes. Sostiene que la paridad tiene dos mandatos, uno que es numérico que es legítimo y legal. El otro es hacer que las mujeres que ocupan espacios de representación popular cambien las normas sociales que provocan la desigualdad, sin embargo, muchas veces reproducen y fortalecen esos mandatos. Por ello, dice, nuestra responsabilidad es exigirles que cumplan.

Cuestionó además que los tribunales electorales interpreten las acciones afirmativas de manera incorrecta. Y explicó que, en todo caso, una mujer que es autoridad municipal no puede ejercer violencia política contra un hombre, como recientemente se dio a conocer en un caso, y no –reitera- porque es una medida afirmativa construida para resolver la desigualdad, esa interpretación de manera generalizada nos vuelve al terreno de la desigualdad, en todo caso, consideró que debería ser visto como un acto de discriminación.

También cuestionó que las mujeres trans sean parte de la paridad en las listas de mujeres candidatas, en todo caso, sugirió que deben ser proporcionalmente adscritas tanto en las listas de los candidatos como de las candidatas y cuestionó que sea suficiente para los Oples la “autoadscripción” de género, eso dará lugar a la aparición de “falsos trans” como sucedió en 2017 en Oaxaca.

Luego planteó que en las entidades es necesario que se legislen las sanciones correspondientes por violencia contra las mujeres en razón de género en los Códigos Penales, con sanciones reales, eso evitará muchos casos de impunidad como lo que hoy se pueden observar en Oaxaca, Chiapas y en otras entidades del país donde los señores del poder impiden que las mujeres gobiernen, las maltratan y hasta las asesinan.

SEM/sj

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