Por: Claudia Almaguer
SemMéxico. San Luis Potosí. 15 de febrero 2021.- Hace un par de semanas, a propósito del agravamiento de la violencia machista durante 2020 y lo que va de este año, compartí aquí parte de las cifras que han proveído al llamado de atención en México por el abandono de la política encaminada a prevenir, atender y sancionar sus prácticas.
Y decíamos entonces: la incidencia delictiva nacional del año pasado apunta a que en nuestro país hubo 940 feminicidios, 2783 homicidios dolosos de mujeres, 57,495 lesiones dolosas, 220,028 por violencia familiar, 16543 violaciones y 4050 por violencia de género.
Es decir, de las mujeres que fueron agredidas mediante golpes, patadas, estrangulación, violación o asesinato, resultaron 3723 mujeres que perdieron la vida a manos de otros y 298116 mujeres que fueron victimizadas por la violencia machista.
No obstante, hay más formas de medir la situación, debemos recordar que lo denunciado no es el todo sino apenas una pequeña proporción de las violencias, otros miles de abusos permanecen silenciados y se agudizan hasta volverse feminicidios. Pensando en ello, en la necesidad urgente que tenemos de escuchar perspectivas diferentes, a lo largo de la semana pasada se produjo la Segunda Jornada formativa y de reflexión “Aportes desde la Academia y la Sociedad Civil para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres” organizada por el Instituto de las Mujeres del Estado y la Fiscalía Especializada para la Atención de la Mujer, la Familia y Delitos Sexuales en San Luis Potosí.
De ahí que en la convergencia de las diversas visiones académicas y de la sociedad civil organizada que trabaja a nivel nacional con este tema, se han aportado críticas sumamente preocupadas por cosas en común como la falta de eficacia en las políticas construidas para combatir el problema, la situación desigual que provee a la pobreza de las mujeres, la falta de autonomía y conocimiento de sus derechos o de los caminos para acceder a la justicia, el objeto de mercado en que se ha convertido el “empoderamiento”, la carencia de saberes y de perspectiva de género desde la seguridad pública y la procuración de justicia, la grave afectación que está generando la militarización del país y el absoluto olvido en que se encuentran las mujeres indígenas cuando son víctimas.
Aunque todavía falta un día de conferencia que será el próximo lunes 15, toda la actividad de estos días está disponible en la página de Facebook del Instituto. Están ahí los análisis de investigadores como Irene Casique, Ana María Tepichin Valle, Roberto Castro Pérez y Florinda Riquer de la Universidad Autónoma de México y el Colegio de México, pero también las conferencias de abogadas feministas defensoras como Ana Yeli Pérez Garrido del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio y Mariana López Saldívar de Equis Justicia para las Mujeres.
Hay exposiciones de profesionales que trabajan directamente con víctimas como el Dr. Israel Castillo de la Asociación Mexicana de Psicotraumatología, hay presentaciones como el informe de la organización Intersecta denominado Las dos guerras, que analizó el impacto de la guerra contra las drogas en los asesinatos violentos de mujeres en México expuesto en la conferencia de la Mtra. Estefanía Vela Barba y la Dra. Laura H. Atuesta.
Hay testimonios del trabajo que se ha hecho en lugares donde la presencia institucional es simbólica y la violencia patriarcal y feminicida se yergue encima de la vida de las mujeres tal como ha contado la abogada defensora Neil Arias Vitinio de la organización Tlalchinolan. Y decíamos también en esa otra columna, para erradicar la violencia contra las mujeres, se necesita dinero, estrategia y convicción, pero también voluntad política. Le añado ahora justamente este ejercicio de abrirse a escuchar otras perspectivas que traen consigo ideas para hacer un cambio, en tanto perciben el rasgo poliédrico de este grave problema. Sí hay que repensar todo esto, hablemos con quienes saben. A más ver.
Twitter: @Almagzur
