Terremoto contra elecciones

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Mujeres y política

Habría que recordar que la tragedia sucedió apenas unas horas antes de iniciar el proceso electoral 2018

Soledad Jarquín Edgar

SemMéxico, 11 septiembre 2017.- Las tragedias azotan por doble vía a quienes menos tienen. Juchitán de Zaragoza, llamada la zona cero del terremoto del 7 de septiembre, y que afectó otros 40 municipios de esa región de Oaxaca, así como 18 en Chiapas, y algunos más en Tabasco, con sus respectivas comunidades, serán “una prueba” para quienes buscan desde la presidencia de México hasta las agencias municipales en el proceso electoral del próximo año.

Resulta lamentable hacer en estos momentos esa comparación, mezclar la tragedia con la política y sus expectativas hacia 2018, pero sería ingenuo pensar otra cosa. Más aún cuando tenemos un antecedente que cambió para siempre la participación de la sociedad civil mexicana en 1985. Y es que habría que recordar que la tragedia sucedió apenas unas horas antes de iniciar el proceso electoral 2018 en el que se renovarán 3 mil 416 cargos públicos en todo el país.

El problema es que las víctimas de la tragedia, que suman más de dos millones de personas en ambas entidades ubicadas al sur del país, esperan respuestas, hechos, frente a la tragedia de haber perdido a familiares o todo su patrimonio, es decir, sus viviendas.

Estas familias que al paso de los días experimentan un dejo de abandono, porque los gobiernos simplemente no tienen capacidad de respuesta frente a la magnitud de los daños y reciben –cuando lo hacen- “ayuda” a cuenta gotas. En tanto la sociedad, empieza como a despertar y se organiza, colecta víveres y distribuye comida, agua y otros productos que se requieren en lo inmediato.

Pero el tiempo corre y con esos días más de 900 réplicas del terremoto crean angustia, nadie quiere volver a habitar sus viviendas cuando las cuarteaduras atraviesan de un lado a otro de las piezas de sus casas, o cuando los techos de tejas, como en el caso del Istmo oaxaqueño, se han venido abajo. Pernoctan en la calle, otros se han refugiado en los establecimientos que para ello dispuso el gobierno, pero nadie puede acostumbrarse al movimiento de la tierra, menos cuando ya ha cobrado casi cien vidas.

Entonces la zona devastada por el movimiento telúrico de 8.1 grados en la escala de Richter demanda más de todo, atención médica y psicológica; requiere también dotar de lo necesario para pasar el día a día y tendrá que dar respuestas en tiempo moderado a la reconstrucción.

Y ese es el peor riesgo que enfrentan hoy los gobiernos y con ello las marcas de sus partidos políticos, que no tiene esa capacidad de respuesta, pese a la intervención de la sociedad que tiene todas las limitantes económicas.

La honesta y transparente distribución de los recursos públicos será vigilada por la sociedad desde ahora. El hecho de que no haya poder humano para responder en lo inmediato hace pensar en cómo van a hacer para lo que sigue.

El desaseo político empieza a ser la piedra de toque para muchas familias que a cuatro días de la tragedia no tienen una despensa en sus manos, pero sí ven el desfile de políticos que se placean por las calles llenas de escombros sin nada en las manos para las víctimas, solo la promesa de que la ayuda está llegando, pero no acaba de llegar para muchas personas.

Para comprobar este dicho bastaría con mirar las páginas de Facebook de diputados y diputadas que llegan a la zona, se toman la foto. Se establece una diferencia entre lo virtual y lo real. La gente lo dice, se queja, se manifiesta y entre más días pasen más angustia y más inconformidad se va a generar.

Otros políticos se han tomado la foto llevando ayuda a los centros de acopio, fotos oportunistas y de mal gusto, sin efecto entre la ciudadanía. Fotos propagandísticas porque al final de cuentas no tienen fondo, porque atender a la población es su obligación, aun cuando las personas afectadas no vivan dentro de las demarcaciones que gobiernan.

Los senadores de la República han afirmado que donarán un mes de su salario, ojalá que sea con todo el bono. Lo mismo se pide para los diputados locales y federales, y hay quienes ya sugieren que presidentes municipales y cabildos hagan lo mismo (pero con todo y bono, insistimos) porque habría que recordar que en algunas regiones se invirtieron miles de pesos en las campañas, quienes ganaron deberán ser generosos con quienes gobiernan y que otros sean solidarios con la gente afectada. ¿Quién dice yo?

Por eso digo que el terremoto del pasado jueves será una medida para el proceso electoral que ya empezó, en la medida de la respuesta, oportuna, transparente y sin corrupción, tendrán votos. Así es la cosa.

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