Ellas hablan, analizan, se inconforman; marchan, rompen vidrios; gritan consignas, pintarrajean lo que encuentran, corean los nombres de las mujeres que no están porque las mataron, cuelgan tendederos con los nombres de los violadores, hacen paro estudiantil.
El alto a la violencia. El basta unánime a no ser una más de las estadísticas que cada día tiene más ramificaciones: asesinada, secuestrada, rociada con ácido, violentada, abusada, etc.
Haciendo un análisis de los hechos acontecidos durante y posterior al 8 de marzo “Día Internacional de la Mujer”, me resultaron absurdos algunos momentos que marcaron esta conmemoración, los cuales fueron producto de la violencia institucional, ignorancia y arrogancia ejercida por los representantes del gobierno.
Yo me quedo con esa imagen de una joven mujer sosteniendo una cartulina en la que se lee ¿Para qué quieres monumentos limpios en un país lleno de SANGRE?, una imagen tomada en la marcha de Ciudad de México.
Es ejercer el periodismo en tiempos de la 4T, en el escenario que desparrama maledicencia y los periodistas se han vuelto zopilotes y perros del mal, enemigos declarados, desde la óptica de quien quiere verse en el espejo de Maléfica y asumirse inteligente porque la plata pulida le refleja esa versión.
8 de marzo debe ser un espacio para reconocer que al finalizar el siglo XX otras mujeres escriben desde la filosofía, la historia, la antropología o la sociología para explicarnos y explicarse