Las imágenes son elocuentes. Las largas filas para comprar tortillas o recibir agua las hacen las mujeres; mayoría en las filas organizadas por el Ejército para recibir despensas; cuando reconstruyan sus casas, serán ellas las que organizarán enceres y cocinas destruidas; ellas las buscadoras de cuerpos y desaparecidos.
El poder patriarcal en México se funda en el presidencialismo con prohombres que aspiran a pasar positivamente a la historia, sus regímenes de un solo hombre, monárquicos, de palacios y hartos recursos son autoritarios y excluyentes.
El 5 de octubre conocimos la segunda Encuesta Nacional de Trabajo Infantil con la estremecedora revelación de que las niñas, a partir de los 5 años realizan labores domésticas inadecuadas y sin remuneración
Hoy 248 hombres están en el registro de violentadores contra mujeres en política, hay un hombre, en Veracruz sancionado 11 veces, por violentar políticamente a una mujer. Exonerado.
El Instituto Mexicano del Seguro Social, todavía se niega a realizar un aborto seguro por violación, en 2023, cuando es legal la ILE hasta las 12 semanas, en 12 entidades del país
Nada. Nada nos altera, es como si hubiéramos dejado de incomodarnos con los crímenes cotidianos. Son los feminicidios, sí, pero son también la criminalización de las y los defensores de la tierra, el territorio y el medio ambiente.
México, país de machos, se topó “sorprendido” con la feminización de la política, visible y creciente en menos de una década, una vez aprobada la paridad constitucional en 2014.
El Presupuesto de género se discutió hace dos décadas, buscaba crear programas o políticas transversales con recursos etiquetado que grantizaran el avance de las mujeres.
En 2024, si todas las previsiones son reales, 70 años después desde que las mexicanas logramos el voto universal y secreto (1953), podríamos estar ante la posibilidad real de elegir a la primera mujer en la presidencia de la República.