En próximos meses, nuestro país iniciará formalmente su proceso electoral 2023-2024, en este se elegirá al presidente de la república y otros puestos de elección popular.
El reciente proceso electoral ha dejado ver una relación desgastada entre los partidos políticos, la ciudadanía y la democracia. Esto hace más evidente el contexto de despolitización por el que transita la sociedad mexicana.
Los excesos ejercidos por el titular del ejecutivo y la mayoría legislativa (MORENA) son los causantes de un contexto dominado por la incertidumbre política, que se ha caracterizado por el derrumbe y la fragilidad institucional.
La crisis económica en los hogares, contiene variables que inciden de manera directa e indirecta en la crianza y desarrollo de los menores de edad, provocando situaciones de indefensión que los excluye y discrimina.
Las mujeres son y han sido la base sobre la cual la sociedad ha logrado desenvolverse; los humanos constantemente hemos dependido de las mujeres, desde el seno materno hasta la culminación de nuestras vidas.
El adultocentrismo sostiene una visión del mundo y de la sociedad muy arraigada a valores, según los cuales las personas adultas están en el derecho de poseer el poder
Las relaciones de poder desiguales y la discriminación por razón de género propicia situaciones de violencia complejas para las mujeres, los evidentes rasgos de diferenciación al estar basados en prejuicios sociales, menoscaban su dignidad como personas y las excluye de la esfera pública, obstaculizando su desarrollo, intereses y capacidades.
Siempre he considerado que algunos de los problemas que aquejan a determinadas sociedades, tienen relación con las ideologías o posturas religiosas que profesan las personas.
A nivel internacional, México ha sido sentenciado por la comisión de delitos en contra de las mujeres por razón de género, en donde las ilegalidades y omisiones procesales han demostrado la complejidad que estas tienen para acceder a la justicia.