* Deben contribuir a elevar la percepción de riesgo
* Respuesta de Cuba es de “cero tolerancia”
Redacción
SemMéxico/SEMlac, La Habana, 4 noviembre 2019. – El periodismo y la comunicación social necesitan convertirse en herramientas eficaces para elevar la percepción de riesgo frente a la trata de personas, coincidieron periodistas y especialistas reunidas en La Habana entre el 30 de octubre y el 2 de noviembre.
Aunque Cuba no clasifica entre las naciones con mayores niveles de trata,
tampoco escapa a esa cruda realidad, por lo que el papel de los medios de
comunicación es central, explicó la periodista Dixie Edith Trinquete, profesora
de la Universidad de La Habana, durante la primera jornada del XIII Encuentro
Iberoamericano de Género y Comunicación «Isabel Moya Richard In
Memoriam».
Dedicado este año justamente a la trata, el encuentro destinó dos paneles
consecutivos a contextualizar el fenómeno: uno analizó la prevención y la
respuesta en el caso del país caribeño y el segundo, las intersecciones desde
la actuación de los medios de comunicación.
Cuba no clasifica como país de origen, de tránsito ni de destino de la trata y
no se registra en el territorio nacional delincuencia organizada transnacional,
explicó el Teniente Coronel Yoandris González García, del Ministerio del
Interior (Minint), especialista en el tema.
En general, «la explotación con fines sexuales constituye la afectación
principal, por lo que no se observan otras tipologías como el trabajo forzado,
la extracción de órganos o la servidumbre», precisó González, también
máster en ciencias.
El experto detalló que las principales manifestaciones de la trata de personas
en Cuba ocurren vinculadas a contrataciones artísticas irregulares, tramitadas
a través de Internet o utilizando personas que fungen como intermediarios en el
territorio nacional.
«Los contratos se realizan en idioma extranjero y sin respaldo legal en
Cuba o el exterior» y «la salida se financia por empresarios e
intermediarios cubanos desde el extranjero», precisó.
Estas personas, mayoritariamente muchachas jóvenes, tienen como destino
probable espacios y clubes nocturnos con antecedentes de vincularse a la
prostitución y explotación laboral, entre otras manifestaciones del fenómeno.
«Falta percepción de riesgo», insistió el oficial del Minint.
El panel, titulado «Cuba: Sin trato con la trata. Prevención y respuesta
en el contexto cubano: una mirada multidisciplinar», detalló también los
elementos de la respuesta cubana al fenómeno, sostenida sobre una política de
«tolerancia cero», tal como lo suscribe el Plan de Acción Nacional
para la Prevención y Enfrentamiento a la Trata, para el período 2017-2020.
Cuba ha suscrito y ratificado los principales instrumentos internacionales
sobre la trata de personas y desde 2012 elabora y presenta un informe nacional
en el que se recoge la incidencia de este delito y de otros relacionados con la
explotación o con el abuso sexual.
Al cierre de 2018, según el citado informe, se identificaron 21 casos de trata
de personas, de los cuales 19 fueron de explotación sexual, uno de venta de
menores y el otro, de trabajo forzado.
En tanto, el segundo panel «La trata, un tema para los medios», puso
el foco en los medios de comunicación y su papel en el abordaje de este delito.
Trinquete reflexionó acerca del avance de las nuevas tecnologías de la
información y los medios de comunicación, en su amplio espectro, que ocupan un
papel central en el enfrentamiento y prevención de la trata.
«En primer lugar, porque pueden estar directamente involucrados en este
fenómeno desde su mismo origen», aclaró a SEMlac la también doctora en
Demografía.
Las redes de trata pueden establecerse sobre soportes comunicativos digitales,
bajo perfiles o identidades falsas, y también se emplean para la tramitación de
documentos migratorios o para divulgar fotos y videos de potenciales víctimas.
«Los medios, además, pueden ser impulsores de la difusión de información errónea sobre la trata de personas, pero, sobre todo, pueden convertirse en los principales aliados para visibilizar y prevenir el tema», opinó Trinquete.
Siendo un tema extremadamente delicado, tanto por su complejidad técnica como
por la afectación física y psicológica de las víctimas, «su tratamiento
deberá responder a lineamientos especiales que resguarden la identidad, la
seguridad y la dignidad de estas personas», precisó Trinquete.
Las periodistas Elena Diego Parra y Yuset Puig Pupo, de la provincia de Las
Tunas, a más de 600 kilómetros de la capital cubana, presentaron la estrategia
de su medio de prensa, el Periódico 26, para el tratamiento de los temas
con enfoque de género, la violencia y la trata de personas.
El trabajo sistemático del semanario tunero ha derivado en la publicación de
una treintena de trabajos sobre violencia de género, tráfico y trata de
personas, entre otros temas vinculados, con la característica de estar
realizados desde un enfoque de género, comentaron Diego y Puig.
Las colegas tuneras anunciaron, justamente, la publicación el primero de
noviembre de uno se esos textos, que cuenta la historia de una estudiante
universitaria de
esa localidad que fue obligada por su novio a prostituirse.
Entre los acercamientos al tema también se cuenta la entrevista realizada a
Daysi Torres Álvarez, fiscal jefa del Departamento de Protección a la Familia
y Asuntos Jurisdiccionales en la Fiscalía Provincial de Las Tunas, quien
consideró la trata como «una manera de esclavitud contemporánea y uno de
los negocios más rentables en el mundo, después del tráfico de drogas y de
armas».
Pero, al margen de la importante labor del rotativo tunero, la cobertura del
tema de la trata en los medios cubanos suele ser más informativa que desde
ejercicios de investigación periodística y está muy vinculada con las
informaciones oficiales que el país ofrece sobre el tema, caracterizó Trinquete
en su intervención.
Para ella, trabajar el tema desde la investigación periodística permitiría
sensibilizar y crear conciencia ciudadana, alertar sobre posibles situaciones
de trata de personas, prevenirlas y, además, elevar la percepción del riesgo.
Igualmente, periodistas y especialistas participantes en el panel coincidieron
en la necesidad de hacer públicos los testimonios de las víctimas, como una vía
para que otras personas que se encuentran en una situación similar, o tengan
conocimiento de estos actos, identifiquen la trata y la denuncien.
Para ello, se deben evitar los estereotipos e ideas distorsionadas que
indirectamente causen daños a las víctimas y refuercen en el público una idea
sesgada de las víctimas y los hechos, coincidieron las participantes.
«Pero es muy importante contar las historias, pues además de alertar a la
sociedad, puede ser una manera de mostrar que estas personas víctimas de trata
pueden salir de la crisis y sanar», insistió María Torrellas, periodista y
realizadora vasca-argentina, del colectivo de Resumen Latinoamericano.
SEM-SEMlac
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