* El (propio) cuerpo como impulso
* Fotografía performática y género
Redacción
SemMéxico/SEMlac,
La Habana, 12 agosto 2019.- Cuerpos como vehículo de
ideas, experiencias vida, denuncia o grito de lo que son, sin más maquillaje
que la desnudez del mensaje que portan. Cuerpos de ellas, que hablan de ellas y
también un poco de otras, de las que miran cada una de las fotografías.
Alejandra González, Daniela Águila, Lisandra López, Katiuska Saavedra, Khadis
De La Rosa y Yanahara Mauri son seis jóvenes fotógrafas cubanas que, con su
muestra De cuerpo presente, invitan a mirar allí donde no colocamos la
mirada, aunque muchas veces las sensaciones y sucesos pasen cerca, como si
fuesen propios.
Inaugurada el pasado 9 de agosto y organizada por la Galería La Nave, ubicada en Génesis Galerías de Arte, en la barriada de Miramar, en La Habana, la exposición estará abierta al público hasta el próximo 20 de septiembre.
Para Miguel Ángel García Piñero, curador de la muestra junto a Clarisa Crive,
«las posibilidades físicas de manipular los cuerpos parecen haber sido ya descubiertas»,
señala en el catálogo que acompaña la muestra.
Sin embargo, De cuerpo presente «se mueve por este terreno de
arenas movedizas y cabalga a sus anchas con seguridad y firmeza. Por momentos
edulcora el cuerpo, para luego lacerarlo y exhibir sus imperfecciones. Este
hecho no es más que la somatización de la psiquis humana. De esta forma,
quedamos en medio de un campo santo donde se desprende la materia y se invita
al espectador a penetrar en la complejidad del ser humano», asegura.
La iniciativa presenta voces audaces de la fotografía procesual y
autorreferencial, al tiempo que «define cuáles son las posiciones y formas
de entender la creación artística por parte de las fotógrafas a las cuales
empodera, además de apuntar a una honda reflexión sobre el arte», sostiene
García.
Usar sus propios cuerpos como reservorios de significados, pero desde las
vivencias de cada una de las artistas, le confiere a la muestra originalidad y
frescura, en medio de un discurso aparentemente agotado desde la forma, pero
inmenso desde lo conceptual. El cuerpo es solo la materia prima.
Aparecen así alusiones a la fe y la naturaleza humana, a la belleza de lo
imperfecto, a la censura y autocensura del deseo, a la sensación o necesidad de
libertad, a la inocencia o su fin, a las marcas y recuerdos de la infancia.
«En un mundo heteronormado, donde las mujeres tienen menos visibilidad y
casi siempre en las nóminas y espacios galerísticos la mayoría abrumadora es de
hombres; aunar a estas seis fotógrafas contribuye a realzar el papel de las
creadoras como un discurso potente, donde ellas mismas tienen la fuerza para
expresar sus diversas ideas», dijo a SEMlac García Piñero.
Con De cuerpo Presente se impulsa la idea de convertir la galería La
Nave en el centro generador y difusor de arte cubano con enfoque de género, lo
cual contribuiría a convertir en único este espacio dentro del panorama de
artes visuales de la isla caribeña, trascendió en la inauguración.
El (propio) cuerpo como impulso
Para Katiuska Saavedra, la fotografía como lenguaje -también el video y el
performance- y el cuerpo femenino han sido el punto de partida para hablar
sobre otros temas, donde este último es el medio para llegar al público.
«Muchas de mis piezas hacen de mis obras ese vínculo entre la parte
efímera de lo que se muestra y lo que permanece, el aquí y allá donde nos
movemos, una especie de no lugar que empiezo a experimentar», señaló.
El hecho de compartir espacio «con fotógrafas que no tienen ningún tipo de
tabú, ni ven el cuerpo femenino como un instrumento erótico o sexual, sino que
van a otros puntos», es uno de los valores que tiene el proyecto.
Daniela Águila, la más joven de todas las artistas incluidas en la muestra,
sostiene que lo interesante de la exposición es cómo, «a pesar de ser
todas mujeres, estamos hablando del cuerpo femenino desde diferentes visiones,
porque somos distintas. Lo valioso es que se logró un conjunto donde cada
diferencia habla en el discurso general», destacó.
«Una exposición de mujeres, en un contexto como la plástica, donde
predominan los hombres, es una manera de visibilizar el criterio de nosotras,
que siempre ha sido un poco relegado», apuntó la fotógrafa Lisandra López.
Médica de profesión, la artista cuestiona en sus obras el concepto de salud.
«Lo considero un término utópico, ideal. La salud es considerada la
perfección en su estado de equilibrio total, y eso realmente no existe. Por
tanto, asumo su contraparte, que es la enfermedad, como la norma. Es por ello
que en mis obras van a aparecer elementos propios de la curación como pueden
ser la gasa, lo cual representa algo que debe ser curado o restablecido»,
dijo.
«Similar a ese adagio que dice los ojos son el reflejo del alma, el cuerpo
es la mejor manifestación de lo que contenemos, de ese espíritu, esa alma
contenida, y a través de él expresamos todo lo que nos inquieta, con gestos,
acciones, huellas, la propia epidermis. Quizá por ello hago más énfasis en
buscar la belleza imperfecta», refirió López.
En opinión de Yanahara Mauri, «lo más importante es no ver solamente el
cuerpo desnudo como epicentro de la curaduría, sino como una herramienta para
hablar de otras problemáticas sociales, políticas, económicas, y denunciar
determinadas temáticas esenciales».
«Una se estudia a sí misma y a partir de ahí ve que todos sus problemas
son los mismos que están en la sociedad. Cuando llevas tu historia personal a
un contexto artístico, en muchas ocasiones descubres que puede ser la historia
de otras personas», comentó la artista.
Su obra ha abordado cuestiones de género, no solo relativas a la sexualidad,
específicamente la homofobia y la censura en torno a ese tema, sino que ha
tratado tópicos como el trabajo doméstico no remunerado. «Hablar de la
mujer a través de mí, que soy mujer, es un modo de abrir el público a temas
necesarios como estos. Queremos que la sociedad mejore y sea más
equitativa», sostuvo.
En tanto, Khadis De La Rosa va en su obra a las raíces. Busca sus motivos en el
seno familiar –marcado por la profesión de sus padres– y en ese legado.
Parecerían las imágenes fotografías de su propia guerra, que puede ser también
la batalla de muchas. «Es la forma de representar todas esas polémicas,
contradicciones o no, que generaba en mí la profesión militar de mis
padres», contó.
Para ella, «ser mujer fotógrafa es un reto porque estamos conviviendo en
un mundo muy masculino, donde las mujeres tienen que proteger su obra a capa y
espada. No se trata de rivalidad, sino de que nos interesa defender nuestras
posturas desde lo femenino y el arte, que es además nuestra herramienta».
Fotografía performática y género
En opinión de Maikel José Rodríguez Calviño, narrador y crítico de
arte, el campo de lo fotográfico constituye «un espacio idóneo para
rebelarse contra estereotipos, roles y maniqueísmos androcentristas que nos
ofrecen una visión parcializada de lo femenino».
Así lo sostiene en el artículo «Nosotras. Fotografía performática con
enfoque de género», publicado en el número 2 de la Revista Arte Cubano, de 2018, y donde se explora la obra
de dos de las fotógrafas de la muestra.
En ese camino, donde aún hay mucho que aportar, el crítico cita nombres como
Marta María Pérez Bravo, Cirenaica Moreira, Aimeé García, Carolina Vilches
Monzón, Marianela Orozco y la mencionada Lisandra López. También se refiere a
otras artistas más recientes como Lidzie Alvisa, Grethell Rasúa, Mabel Poblet,
Yanahara Mauri y Lianet Martínez.
«Son ejemplos que, desde lo fotográfico, recurren a lo performático para
articular un discurso con claro enfoque de género o susceptible a su
interpretación desde esta perspectiva», acotó.
De ese modo, «tanto el performance como la fotografía constituyen campos
de producción simbólica más inmediatos y contemporáneos que escapan al absoluto
dominio de la hegemonía masculina, ofreciendo a las creadoras un campo de acción donde expresarse con mayor
libertad«,
agrega el artículo.
Por esa ruta crítica, estas mujeres han puesto en el debate visual temas como
la religión, la violencia simbólica, sexual y psicológica, la cosificación, el
trabajo doméstico, el embarazo no deseado, el sexismo, las masculinidades
patriarcales, el sufrimiento, el dolor, el carácter invasivo de determinadas
prácticas médicas y los efectos que diversas patologías generan en el cuerpo
femenino, así como los diferentes modelos de feminidad.
SEM-SEMlac
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