Cuba: Condena por abusos lascivos genera polémica

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Lisandra Fariñas

SemMéxico/SEMlac, La Habana, Cuba, 25 de octubre del 2022.- El valor de la denuncia y la presión pública, pero también de la valentía de las mujeres que deciden alzar su voz para exigir el derecho a no ser violentadas, son algunos de los saldos que deja la condena al trovador Fernando Bécquer, a casi un año de ser denunciado por abuso sexual por más de una veintena de mujeres en redes sociales y acusado por seis de ellas en los tribunales cubanos.

La condena, anunciada el pasado 19 de octubre, lo declara culpable por el delito de abusos lascivos, con una sentencia de cinco años subsidiada con limitación de libertad.

Sin embargo, aunque la decisión no ha estado exenta de polémica en redes sociales, en círculos de activistas e incluso por parte de instituciones que esperaban mayor severidad en la sanción, el hecho de que este proceso penal haya concluido reconociendo el abuso hacia las víctimas, constituye un paso fundamental.

Tanto especialistas en temas de violencia de género, juristas y otras personas diversas han coincidido en que este hecho suma al debate, también, la importancia del acompañamiento y la sororidad para iniciar el largo y doloroso camino de la reparación. Igualmente, la urgente necesidad de sentar, desde los marcos legales, una práctica de escucha a las valoraciones y las posturas de las víctimas, sobre todo de aquellas que han sufrido violencia de género.

La noticia del juicio y la sanción trascendió en el perfil oficial en Twitter de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), que informó sobre la realización el 18 de octubre de la vista oral del proceso contra Bécquer, iniciado en diciembre de 2021, en el Tribunal Municipal Popular de Centro Habana.

En ese mismo perfil, la FMC informó al día siguiente que dicho ciudadano fue declarado culpable por el delito de abusos lascivos y que ambas partes tienen derecho a una segunda instancia.

Las historias de cinco mujeres que denunciaron a Bécquer por abuso sexual, salieron a la luz en la revista digital El Estornudo el 8 de diciembre de 2021, una publicación que desató debates, indignación por los hechos, nuevas denuncias y solidaridad con las víctimas.

El hecho se convirtió en catalizador de una polémica inédita en el país sobre delitos de esta naturaleza, cuyo impacto trasciende los testimonios iniciales y llega hasta hoy, ante la inconformidad manifiesta, tanto de víctimas como de la ciudadanía, en relación con el tipo de sanción dictada por las autoridades judiciales.

La revista Mujeres, en el artículo «Siempre con la justicia, siempre con las sobrevivientes», apuntó que «la sanción deja profundas insatisfacciones debido a la naturaleza de la agresión (violencia sexual); su repetición en el tiempo (más de una década); el número de víctimas (asistieron al juicio seis demandantes, pero el número de cubanas que alegaron ser víctimas de Fernando Bécquer supera la veintena) y la actitud pública del imputado (con publicaciones en redes sociales y mensajes ofensivos a varias de las demandantes)».

Por estas razones preocupa, además, el cumplimiento de la sanción según lo que establece la Limitación de Libertad (Artículo 34.1 de la Ley 62, de Código Penal), la cual incluye la posibilidad de que el sancionado resida en su domicilio y continúe su labor profesional.

«De conocimiento público es la sanción principal, pero se desconoce la existencia de sanciones accesorias que, atendiendo a la notoriedad del caso y el tipo de violencia sexual, pudieran impedir que Bécquer acceda a medios de comunicación masiva y a espacios públicos frecuentados por mujeres jóvenes como las que agredió a lo largo de los años», expone el texto.

El Código Penal aún vigente, y bajo el que se juzgó a Bécquer, estipula varias sanciones accesorias como la prohibición del ejercicio de una profesión, cargo u oficio y la prohibición de frecuentar medios o lugares determinados entre otras.

En una nota oficial publicada el 22 de octubre, el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) ratificó su apoyo a las víctimas de violencia de género y mostró su preocupación «sobre el reto que implica el cumplimiento estricto de lo estipulado por la Justicia en este tipo de sanción, para la reparación a las víctimas y la prevención de la violencia basada en género en el presente y el futuro».

Otra de las preocupaciones expuestas en medios y redes sociales es la posibilidad que ofrece al sancionado la Limitación de Libertad -al igual que el Trabajo Correccional con Internamiento y el Trabajo Correccional sin internamiento- de, si cumple las obligaciones impuestas, quedar sin antecedentes penales registrados una vez transcurra el término establecido.

«¿Sucederá así en un caso de abusos lascivos que dejará huellas en más de una decena de cubanas? ¿Se cancelará el registro de un delito de violencia de género luego de la aprobación del Programa para el Adelanto de las Mujeres (PAM) y la Estrategia Integral de Prevención y atención a la Violencia de Género y en el Escenario Familiar?», cuestionó la revista Mujeres.

El portal Pistacubana fue la primera institución cultural en reaccionar ante el hecho, y anunció en su sitio web que ha decidido suspender los registros del trovador Fernando Bécquer, teniendo en cuenta la sentencia judicial que acaba de ser dictada en La Habana por el delito de lascivia, que determinó una sanción de cinco años sin internamiento.

«Aunque la sanción impuesta no le imposibilita que siga ejerciendo como músico, la decisión del portal parte de la gravedad del hecho y el impacto social de su delito», indicó Pistacubana.

Igualmente, la institución considera «que se hace necesario socializar esta condena, para algunos tibia, como forma de ayuda y apoyo a decenas de mujeres que sufren, han sufrido o podrían sufrir situaciones similares con otros hombres», apunta la nota.

«De esta manera acompañamos a las víctimas y nos sensibilizamos con su causa, que consideramos merece toda la atención de cada uno de los actores de la sociedad cubana. Por esta razón, consideramos que no es pertinente que se le ofrezcan los mecanismos de promoción a él y a su obra bajo ninguna forma dentro de Pistacubana», concluye.

La escritora Elaine Vilar Madruga, la primera denunciante ante la policía de los hechos, agradeció en Facebook al portal musical por «esta acción concreta que nos apoya a las víctimas y que también hace JUSTICIA. Ojalá la radio y la televisión nacionales tengan igual deferencia hacia las mujeres que por más de 20 años este ser ha depredado. Ojalá el Ministerio de Cultura tenga en cuenta esta sentencia de culpabilidad y no se le permita acceso a un escenario. La gente decente de este país lo pide y lo espera», escribió.

El poder de alzar la voz

«A mi juicio, lo más relevante no es la sentencia, ni que sentemos un precedente, sino que fuimos capaces de romper el silencio, de quedar bien con nosotras mismas y de enfrentar esta difícil situación; y para ello hace falta tener mucho coraje…», escribió en su perfil de Facebook Katia Pérez, una de las mujeres denunciantes, quien agradeció además la fuerte red de apoyo que tuvo.

La socióloga Magela Romero Almodóvar, especialista en temas de violencia de género, dijo a SEMlac que, en su opinión, este juicio marcó un precedente, no solo para el Derecho cubano, en el tratamiento de los delitos sexuales en el país.

«Si no, sobre todo, de cómo desde la valentía de las mujeres víctimas acompañadas se puede denunciar el patriarcado, se puede llevar a cabo un proceso que, aunque cueste trabajo, permite demostrar la injusticia, visibilizar la violencia, y acompañar a las víctimas, para que se haga justicia y también para que ellas puedan de alguna manera recobrar su dignidad, su autoestima, su integridad en sentido general», dijo.

Romero Almodóvar destacó que el hecho establece también precedentes para la escucha de las víctimas y para el modo en que estas hablan: «tienen el coraje para hacerlo cuando se sienten acompañadas, respaldadas, cuando no están solas, cuando sus voces son creídas a pesar de toda la campaña mediática que se generó en contra de ellas y, obviamente, cuando desde la justicia existe un marco normativo que identifica la violencia de género a la que fueron expuestas como un tipo de delito en particular».

Para Romero Almodóvar, el trabajo del movimiento feminista en este caso en particular fue decisivo, no solo en el acompañamiento físico, real, afectivo, emocional, especializado que tuvieron las víctimas.

La socióloga consideró esencial el activismo que desde las redes sociales se desarrolló para contrarrestar «la violencia moral y psicológica ejercida contra las víctimas, para denunciar la complicidad que existió con relación al hecho, la complicidad que existió con el victimario y la que existió también para enmascarar la denuncia y tergiversar el sentido real de la crítica, la cual ponía en evidencia a un victimario que, bajo su perfil de trovador revolucionario, hombre integral, violentó, violó, abusó, no a una, sino a muchas mujeres».

Romero Almodóvar colocó como elementos fundamentales de este hecho la valentía de las primeras testimoniantes, el valor de las víctimas que no estuvieron en el juicio pero que levantaron sus voces y que, dijo, fue decisivo en este caso.

«Creo que también probó el valor de fiscales que se prepararon en temas de violencia de género, buscaron las pruebas para demostrar el hecho, aun cuando algunos de los delitos prescribieron en el tiempo y un abuso lascivo es muy difícil de probar en un juicio», agregó.

«Sin embargo, se buscaron testigos específicos, testimonios de organizaciones, instituciones, grupos religiosos, que fueron muy valiosos», refirió la especialista, quien destacó el acompañamiento de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) a las víctimas, como un aspecto medular a la hora de recobrar la historia de este caso y de reconocer el modo en que se operó en este sentido.

A juicio de la socióloga Iyamira Hernández Pita, es un paso significativo que se juzgara finalmente este caso, ante un proceso que se dilató en el tiempo con la consecuente carga de angustia para las víctimas. «La ejemplaridad de que ya no hay inmovilidad ante este tipo de hechos creo es lo más significativo», dijo a SEMlac.

La necesidad de un marco normativo mejorado y más ajustado a la realidad de delitos de esta índole son, tanto para Romero Almodóvar como para Hernández Pita, lecciones de este proceso; donde declarar la culpabilidad del acusado es el primer paso para el imprescindible camino de reparación hacia las víctimas y para contribuir a desnaturalizar las violencias machistas.

La ruta es mucho más compleja, señaló la periodista Laura Serguera Lio en una opinión publicada en la revista Bohemia bajo el título «La primera batalla de un Me Too tropical».

«Desmontadas las calumnias, resarcida la verdad de tantas que se expusieron a disímiles formas de revictimización, establecido por un tribunal que la violencia de género de índole sexual no se limita solo a la penetración o la coacción explícita, ahora resulta oportuna también una mirada a la educación integral de la sexualidad que necesitan nuestras infancias y adolescencias para prevenir, enfrentar y erradicar este flagelo…», escribió.

Serguera Lío también recomendó mirar «a la capacitación en materia de género, más allá de los juzgados, también para oficiales de policía, personal de salud, docentes y todos los profesionales que deben atender a sobrevivientes de fenómenos de este tipo; a los espacios seguros y redes de apoyo, cuya apertura y articulación con organizaciones y entidades de asesoría legal y sanitaria apremian; a la comunicación que instruya, oriente y combata prejuicios y estereotipos…»

Con la puesta en vigor el próximo primero de diciembre del nuevo Código Penal, aprobado por la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) el 15 de mayo de 2022, Cuba contará con una norma que ofrece mayores garantías a las víctimas en el reconocimiento y tratamiento de la violencia de género.

Dicha legislación tendrá, además, marcos sancionadores más graves, si bien especialistas en el tema defienden que la meta no es un sistema punitivista con severas condenas, sino la eliminación de todas las formas de violencia hacia la mujer.

Ante un proceso penal inacabado y sujeto a segunda instancia, activistas advierten del riesgo de la revictimización en un proceso de apelación, que recae, nuevamente en estas mujeres; en tanto destacan también que denuncias similares funcionarían como agravantes de la causa.

«Esa sentencia fue la victoria de una pelea simbólica. Porque quizás mañana él -y los otros tantos que no han salido a la luz- se lo piensen un poquito; porque tal vez cuando llegue la próxima denuncia -que vendrán- consigamos ser más empáticos; porque ojalá sirva como evidencia de la falta que nos hace esa ley», escribió en su muro de Facebook la periodista Ania Terrero.

Ellas fueron a la batalla por nosotras, por las que no hablaron, por las que han callado otras tantas agresiones, por las que podemos ser violentadas mañana, destacó.

«La condena del tribunal puede parecer una victoria menor, pero la condena moral, esa sí es demoledora, ejemplarizante», remarcó en redes sociales la escritora María Polo Vega.

SEM/MG

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