* Jabones artesanales con aroma del conocimiento de la abuela de Sandra Aldama
* Miel, aceite de coco, especias naturales, esencias, café y vino son algunos de los muchos ingredientes
Redacción
SemMéxico/SEMlac, La Habana, 3 de febrero 2020.- En el piso alto de una casa blanca del barrio La Víbora, en La Habana, cuya entrada está situada por un pasillo lateral, existe un taller de jabones artesanales que bien podría visualizarse como una fábrica en el futuro.
Las habitaciones están diseñadas para cada etapa de la producción y todas las
mujeres que forman el equipo trabajan como un todo. Allí nacen los jabones de
D´brujas, proyecto creado por Sandra Aldama hace seis años, que no ha hecho más
que crecer en cuanto a público, espacio y aspiraciones.
Miel, aceite de coco, especias naturales, esencias, café y vino son algunos de
los muchos ingredientes que la creadora mezcla, según propiedades y beneficios,
para elaborar jabones, bálsamos, barras hidratantes, polvos y aceites,
completamente orgánicos, para favorecer la piel.
«Empecé en 2011 a organizar la idea y después comenzamos mi prima y yo.
Todo empezó entre amistades y familia», cuenta Aldama a SEMlac.
Licenciada en 1998 de Defectología (educadora especial), Aldama hizo el
servicio social como adiestrada universitaria, luego trabajé en el Ministerio
de Cultura y la Asociación Hermanos Saíz (AHS), una organización que agrupa a
jóvenes creadores y artistas.
Ecuador fue su siguiente punto de escala laboral, como maestra de niños con
necesidades educativas especiales, y tiempo después regresó a La Habana
embarazada. «En 2010 nació mi hijo Diego y comenzaba el trabajo por cuenta
propia».
Su primer trabajo en el sector no estatal fue en una peluquería, durante un
año, pero sentía que quería hacer algo diferente. En mayo de 2013 pasó un curso
con Cuba Emprende, proyecto del
Arzobispado de La Habana que ofrece capacitación y asesoría empresarial. Cuando
lo terminó, ya tenía este proyecto en mente.
Su abuela paterna fue asesora en una casa francesa de perfumes y, después de
1976, desarrolló su propia línea de productos naturales, pues tenía gran
conocimiento en este campo a nivel internacional. Inspirada en ella, Sandra
creó también la suya.
«Comencé a investigar cómo podía hacerlo acá, para luego presentar mi
proyecto al Ministerio del Trabajo. Mi licencia es de Artesanía. De mi abuela
me nutrí mucho, porque ella tiene un conocimiento vastísimo sobre ingredientes
naturales. De hecho, la zeolita la conocí por ella», comenta.
Internet fue otra fuente de conocimiento, mediante lecturas en Infomed, el portal de la Red de Salud de
Cuba, y su revista digital sobre plantas medicinales, además de la consulta
obligada de la obra del científico y botánico cubano Juan Tomás Roig
(1877-1971).
La adquisición de los ingredientes para mantener todos los productos que
fabrica D´brujas se ha complicado con los años. Esa es una de las demandas que
ahora mismo tiene este sector, de manera general, pero más en su negocio, cuyo
alcance/mercado es menor en relación con otros.
«Trabajamos con una base de jabón de Marsella, que se comercializa en La
Habana Vieja, y la enriquecemos con los ingredientes naturales, fragancias y
aceites esenciales. Pero no siempre hay y su precio ha aumentado el doble desde
que empezamos», detalla.
Aunque es reacia a vender su propia materia prima, a veces también lo hace,
sobre todo el aceite de coco que trae de Baracoa, en el extremo oriental del
país, a más de 800 kilómetros de La Habana.
Algunos ingredientes los importan, entre otros la arcilla rosa y las fragancias
esenciales. El resto, como las especias, se consiguen en lugares certificados,
como El café del Oriente, en La Habana Vieja.
Apuesta por lo natural
El discurso y concepto de D´brujas está construido sobre la base de que los ingredientes
destinados a la creación de los productos cosméticos son lo más natural y
orgánicos posibles.
«Probamos todos los productos en nosotras mismas. Mi esposo fue el primero
que experimentó con los jabones, sobre todo porque él es muy alérgico. Hasta el
día de hoy usamos nuestros propios jabones. No hacemos uso de ningún
ingrediente químico, salvo las fragancias que, por supuesto, sí son
sintéticas», explica Aldama.
Además de emplear materias primas certificadas, en D’brujas son renuentes al
uso de las bolsas de plástico.
«Queremos promover la técnica japonesa furoshiki, que utiliza tela
para hacer envolturas. También vamos a usar pomos de cristal y vender nuestros
productos más al desnudo, para eliminar el plástico», precisa Aldama a
SEMlac. El primero en recibir una bolsa con la técnica japonesa fue el príncipe
de Carlos de Gales, durante su paso en 2019 por La Habana.
Son varios los elogios que reconocen el trabajo de D´brujas, proyecto que ha
estado presente también en eventos internacionales relacionados con el
emprendimiento emergente o femenino.
«Estuvimos en Estados Unidos y dos veces fuimos a México, en una
oportunidad para asistir al Fórum de Mujeres, en el cual Cuba estuvo como
invitado por primera vez. Todo esto funciona para publicidad, pero la
constancia es lo que realmente mantiene un negocio», opina Aldama.
El equipo de creación y producción de D’brujas lo componen ocho integrantes, la
mayoría mujeres: dos se encargan de elaborar jabones; otra muchacha vende en la
feria; una se dedica a los pedidos de hostales, eventos y demás; en empaque
trabajan tres y el esposo de Sandra Aldama vende en el Vedado.
Aldama no solo es la creadora y titular de este negocio; se encarga también de
la compra, organización de la producción y economía. Está dedicada por entero a
su empresa y divide el tiempo con su familia. No ha resultado fácil para ella
conciliar todos sus roles familiares y laborales. «El equilibrio puede
perderse un poco, porque son muchas las responsabilidades», reconoce.
Pero D´brujas es la prueba fehaciente de poder hacer lo que se proponga,
asegura. «Comenzamos con los ahorros del trabajo de mi esposo y una ayuda
de mi padrastro, y poquito a poco hemos crecido. Quisiera en algún momento
tener el taller y la tienda juntos. En el futuro, desearía revertir todo lo que
pudiera entrar por el negocio en la enseñanza, que es mi vocación»,
apunta.
El momento más difícil lo vivieron cuando un fuego en los Almacenes de San
José, en Habana Vieja, destruyó varios puntos de venta, incluido el suyo. Por
seis meses estuvo la feria cerrada y Aldama, ante la falta de venta, decidió
abrir otro punto en el Vedado.
Hoy día mantiene ambos espacios. Definitivamente, materializar la idea de crear
su propio negocio ha sido una aventura para ella, quien ha tenido que
reinventarse continuamente.
«Lo importante es tener una idea clara, porque obstáculos hay millones.
Hay que tener mucha paciencia y resistencia. Al principio solo tenía claro que
quería hacer jabones y el nombre, D´brujas. No sabía cómo iba a arrancar, pero
lo hice con tremendo impulso», recuerda.
Poder vivir de esta empresa, ella y otras personas, es de sus mayores
satisfacciones, al igual que haber creado un negocio singular.
«Poder sostenernos es muy importante. Es un trabaja atípico, un negocio
que no tiene fin: depende de la creatividad, que está en el amor que les pongas
a las cosas para que salgan lindas y el detalle se mantenga. Hemos crecido y ha
sido un proceso de aprendizaje para todas», resume.
SEM-SEMlac