* No sólo se violenta a mujeres que viven en zonas rurales
* A veces ocultan la verdad sobre sus lesiones
Lirians Gordillo Piña
SenMéxico/SEMlac, Santiago de Cuba, 16 diciembre 2019.- Las mujeres embarazadas no están exentas de las violencias de género. A pesar de los programas estatales y cuidados prenatales, especialistas y embarazadas en Cuba reconocen expresiones diversas de maltrato.
Un encuentro realizado con pacientes del Hogar Materno de la provincia Santiago
de Cuba, a 878 km de La Habana, propició el diálogo sobre la violencia de
género y sus manifestaciones. La iniciativa formó parte de la Jornada por la no
violencia que se celebró en esa provincia, del 8 al 10 de diciembre.
La jornada es organizada por el Centro Oscar Arnulfo Romero (OAR), con el apoyo
de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), el Centro Nacional de Educación
Sexual (Cenesex) y el Centro de Estudios de la Juventud. Talleres,
conferencias, ferias comunitarias y actividades culturales conformaron el
programa, que tuvo como tema principal el acoso machista.
«En el Hogar Materno Provincial recibimos pacientes de todos los
municipios, no solo de la cabecera. Existe un mito de que las mujeres
mayormente violentadas son las que viven en zonas rurales, pero no es tan así;
tenemos pacientes que viven en la urbe, con un nivel de escolaridad alto y son
víctimas de violencia», comenta la psicóloga Claudia Arocha Ferrales a
SEMlac.
Arocha Ferrales es especialista en el Hogar Materno Provincial y desde hace más
de un año trabaja la violencia de género y el acoso con pacientes adultas y
también embarazadas adolescentes.
Por su parte, la doctora Ana Guizandez reconoce que las distintas
manifestaciones de la violencia tienen repercusiones muy serias en el embarazo.
«El maltrato físico puede causar un parto prematuro y, por tanto,
incrementar el riesgo de mortalidad materna e infantil, pero incluso puede
producir muerte fetal», afirma la especialista del Programa Materno
Infantil en la provincia oriental.
En su opinión, el trabajo con el personal de salud vinculado directamente con
las gestantes es fundamental para prevenir e identificar la violencia machista.
«A veces pueden llegar mujeres gestantes con lesiones o incluso problemas
de salud mental y dar muchas justificaciones, ocultando la causa real que es el
maltrato. Pero si el personal médico no está preparado, no indaga. Sin contar
que también desde la atención de salud se puede generar maltrato», opina
Guizandez.
La especialista se refiere a la violencia obstétrica, otra forma de maltrato a
la que están expuestas las mujeres gestantes.
Claudia Arocha Ferrales trabaja esta problemática con profesionales del Hogar
Materno Provincial, una institución de salud que cuenta con seis salas, 143
camas y casi 300 trabajadores.
«Hemos podido trabajar con los profesionales sobre la violencia
obstétrica, para que se comprenda que la paciente tiene derecho a decidir si
quiere o no la presencia de estudiantes en la consulta, así como a que le
expliquen los procedimientos durante el examen físico, sobre todo cuando se
utiliza un espéculo en el examen ginecológico», explica a SEMlac la
psicóloga.
Violencias machistas detrás del embarazo
en la adolescencia
Hasta el municipio costero Guamá han llegado estudiantes y profesoras de la
Cátedra Género y Sociedad de la Universidad de Oriente. Realizar un diagnóstico
sobre al embarazo adolescente y proponer iniciativas de intervención al
gobierno local son los objetivos de esta acción que también ha revelado
violencias y maltratos vinculados.
Kirenia Chaveco Asin es especialista de la Cátedra y refiere que las
diferencias de edad entre mujeres y hombres constituyen en sí mismas «la
base para las violencias de género y que las mujeres sean vistas como una
propiedad para los hombres, que las pueden tomar o desechar».
«En la intervención comunitaria hemos podido constatar que muchas veces
los embarazos adolescentes ocurren dentro de relaciones de control y donde han
existido expresiones de acoso, e incluso pueden ser fruto de violaciones,
porque se trata de menores de edad», explica Chaveco Asin.
Las especialistas entrevistadas por SEMlac coinciden en que la diferencia de
edad entre las jóvenes y sus parejas supera muchas veces la década y, por
tanto, se establecen diferencias en los proyectos de vida y también en la
capacidad y recursos psicológicos, estableciéndose una desigualdad de poder.
«La dependencia económica es un factor que incide mucho en el embarazo
adolescente y también es un elemento que las hace más vulnerable. Por eso el
análisis tiene que ser mucho más profundo, pues el embarazo en la adolescencia
es un problema complejo que nos está demostrando que puede estar vinculado al
acoso sexual, la violencia y la violación, con complejos efectos», afirma
la académica.
SEM-SEMlac/lgp
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