De velos e invisibilidad de las mujeres; «un velo no puede representar la dignidad de una mujer»

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  • El velo visibiliza la invisibilidad de las mujeres y su uso lastima a unas más que a otras

*Norma G. Escamilla Barrientos

SemMéxico/La Costilla Rota, Ciudad de México, 26 de octubre del 2022.- Los velos han tenido diferentes significados según la época, el momento y la historia que nos toca vivir. Éstos pueden ser de diversos colores, tamaños, y texturas según la ocasión y la cultura, lo importante aquí es comenzar a ver todo aquello que puede estar detrás de un velo de manera intangible, simbólica o física. Algunos significados tienen que ver con el ocultamiento, con códigos de vestimenta, superstición, pureza virginal y subordinación, entre otras.

Así tenemos, que detrás del uso de los velos puede estar la muestra de la modestia de las mujeres según la religiosidad musulmana, en otros casos forman parte de una identidad de comunidades y congregaciones, así también es considerado un símbolo de sumisión de las mujeres desde la perspectiva occidental, o bien, desde la cultura árabe es un expresión de rebeldía ante occidente o los países que rechazan el islam, en el catolicismo se utilizaba para poder entrar a las iglesias, en Roma actualmente forma parte del código de vestimenta para visitar al papa, las monjas lo utilizan como parte de su atuendo, en el caso de las parejas puede ser un objeto para el juego seductor, incluso en pasarelas y en algunas generaciones se ha convertido en un accesorio de moda.

Los diferentes tipos de velos que usan las mujeres

La forma de llevar puestos los velos nos pueden llevar a diversas historias, por ejemplo, el velo blanco que usa la novia, desde el amor romántico y religioso “garantiza” su pureza virginal, la cual es “entregada” por el padre al novio frente al altar, donde éste al levantarlo y descubrirle el rostro la acepta. Así también, están los velos negros utilizados cada vez menos en sepelios cubriendo el rostro triste de la mujer que acaba de tener la pérdida de un ser querido, como si la expresión de nuestras emociones tuviese que ocultarse. Así tenemos, el velo de Lady Di que más allá del color ocultaba su tristeza y humillación al ser “utilizada” por una monarquía para que un hombre “un príncipe” pudiera cumplir con el requisito de tener una esposa para acceder al reino en un futuro. Por otro lado, las jornaleras que usan el paliacate debajo de la cachucha o sombrero, les ayuda tanto para mitigar el calor sofocante, debido al trabajo que realizan en pleno sol, como para secarse el sudor y también para protegerse de los olores tan fuertes de los fertilizantes utilizados que regularmente les provocan irritaciones o cáncer de piel.

Dicho esto, hemos explorado de manera muy breve que en diferentes épocas y contextos sociales existe una tendencia a invisibilizar a las mujeres en la historia, en su actuar, en su participación, en la forma en que se le asigna un lugar en el ámbito social y familiar. Si bien en algunas culturas los hombres también utilizan los velos, en su mayoría son las mujeres, bajo diferentes argumentos religiosos, políticos y patriarcales. En tal sentido, el velo visibiliza la invisibilidad de las mujeres y su uso lastima a unas más que a otras, como los que utilizan las mujeres musulmanas los cuales van desde aquellos que cubren todo su cuerpo y solo tienen una rejilla para que se asomen sus ojos, hasta aquellos que cubren solo la cabeza y el cuello. 

Al respecto, la escritora Tamara Tenenbaum, nacida y criada en una comunidad judía ortodoxa describe en su libro El fin del amor, amar y coger el siglo XXI, como el judaísmo ortodoxo exige una vestimenta con un largo correcto, con medias, modelos de polleras específicas, pelucas, incluso priorizan en algunas comunidades el uso del color negro y tonos oscuros. Lo cual tiene un impacto en sus cuerpos, en su falta de privacidad y en su toma de decisiones, ocasionando en muchos casos una despersonalización.

Por otro lado, la escritora, socióloga y psicóloga Iraníe Parinoush Saniee mencionó recientemente para Efeminista y diversos medios de comunicación que el uso del hiyab “es una imposición a la mujer, un símbolo de la represión que sufren las mujeres y un motivo de lucha por alcanzar más derechos en Irán”.

Menciona entre muchas cosas, la forma en que aun cuando sale fuera de su país por trabajo, le invade una sensación persecutoria cuando sale a la calle, temiendo ser sancionada como en su país por la policía de la moral, la cual las vigila y sanciona para que cumplan con el código de vestimenta islámico.

Pues bien, es muy complejo cuestionar a lo lejos creencias, culturas, posiciones políticas y religiones sin caer en discriminación, exclusión, extremismos, y fanatismo, ya que todas tendrían que tener cabida desde la inclusión, los derechos humanos y la libertad de credos. Sin embargo, en México cuando hablamos de usos y costumbres justo hemos coincidido en la importancia de validar las voces de las mujeres indígenas cuando expresan “hay usos y costumbres muy bonitas que nos hacen felices, pero otras nos lastiman como mujeres, esas no las queremos”. Es decir, son contextos y culturas diferentes, sin embargo, en ambos casos o en cualquiera, donde haya vejación de los derechos humanos y de la dignidad de las mujeres, no puede justificarse de ninguna forma, la violencia patriarcal, el maltrato, la humillación, la afiliación y mucho menos cuando eso implica quitarle la vida a una mujer.

«Un velo no puede representar la dignidad de una mujer»

Un velo y su simbolismo no puede estar sobre la vida y dignidad de ninguna mujer, de ningún ser humano, son las mujeres, quienes tienen el derecho a decidir sobre su cuerpo. El cuerpo y sus pulsiones no pueden se impuros en tanto que no se lastiman, una melena descubierta no puede ser considerada un peligro, no es posible que hombres y mujeres “no pueden estar juntos” por ser considerados “fuego y algodón” seria parte de un pensamiento hostil, castrante y autoritario que minimiza y desresponsabiliza a los sujetos al dictar que solo son emoción “animal” y no seres sociales pensantes con necesidades y responsabilidades, que pueden interactuar desde un marco de derechos humanos.

Finalmente, la muerte de Masha Amini de 22 años vino a evidenciar la realidad de las mujeres iraníes que viven desde hace muchos años, así como su valentía al manifestarse abiertamente, exigiendo justicia para Masha y para todas aquellas mujeres que se encuentran en la misma situación de vejación de sus derechos humanos.

*Norma G. Escamilla Barrientos es licenciada en pedagogía por la Facultad de Filosofía y Letras en la UNAM y tiene maestría en psicoterapia psicoanalítica por el Centro Eleia, A.C.

Publicado originalmente en La Cadera de Eva

SEM/MG

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