Mujer y Poder
Natalia Vidales Rodríguez
SemMéxico, Hermosillo, Sonora, 27 de enero, 2021.- La cuarentena en sus habitaciones del Palacio Nacional en la que hoy mismo se encuentra el Presidente López Obrador por haberse contagiado de Covid-19 han tenido, al menos, dos efectos colaterales: uno, de menor importancia, su ausencia en las conferencias mañaneras ( salvo, claro, para aquellos adictos a las mismas y sin las cuales el día ya no es el mismo); pero otra de la mayor utilidad, en una especie de que, como dice el refrán “no hay mal que por bien no venga”, es el hecho de que se incrementó el número de personas que ya se toman en serio la Pandemia.
En efecto, rápidamente el porcentaje de quienes “ahora sí” están preocupados por enfermarse aumentó de un 40 a un 70 por ciento, aunque ciertamente ese incremento ( que lógicamente va acompañado de medidas preventivas para evitar infectarse) obedece al “pico” de los contagios que se está padeciendo y que afecta a más familias y conocidos; y, sobre todo, porque a partir de enero los fallecidos rebasan los mil diarios ( e incluso con más de 1, 500 en contraste con lo sucedido todavía el año pasado); el número de enfermos se ha exponenciado, y en consecuencia, la saturación hospitalaria, la falta de oxígeno para atenderse en casa, y demás. Pero, sin duda, que la afección del Presidente ha persuadido a más personas a cuidarse mejor (así como su mal ejemplo de no usar cubrebocas y de protegerse con amuletos, provocó el efecto contrario en tantos otros).
Respecto del primer punto, no está cayendo nada mal un descanso de la población a las mañaneras de AMLO, amén de que cada vez más eran menos (sic) quienes aprobaban la emisión: de un casi 80 por ciento de quienes estaban de acuerdo con ellas cuando se iniciaron hace dos años (pero que solo un 45 por ciento las sintonizaba siquiera unos minutos), hoy el porcentaje de aprobación es menor al 60 por ciento y quienes la sintonizan es apenas del 20 por ciento. Entre otras razones que se aducen en las encuestas correspondientes, obedece al aumento de la fake news en las mañaneras por parte del propio Presidente, lo prolongado de las mismas y lo pausado de su forma de hablar, tanto como la narrativa de propaganda política por sobre la información valiosa y los ataques sin pruebas a la oposición, mermándose el interés; así que tal vez sea hora de aprovechar la ocasión para cambiar el formato o, de plano, para modificar la estrategia de comunicación ( aunque conociendo a AMLO lo más probable es que vuelva a la carga con más de lo mismo).
La afección del Presidente, por otra parte, ha provocado la convicción de la irresponsabilidad de AMLO en la pésima atención de la Pandemia (al grado de infectarse él mismo) más allá de que, como en todo el mundo, era imposible evitar su llegada…pero sí su contención, en vez del desborde que se padece ahora y que ha cobrado las muertes y la mayor expansión.
Al respecto, la Dra. Laurie Ann Ximenez-Fivie, doctora en Ciencias Médicas por la Universidad de Harvard, investigadora en microbiología y jefa del Laboratorio de Genética Molecular de la UNAM, acaba de presentar el libro Un daño irreparable: la criminal gestión de la Pandemia en México, y que está causando una gran expectación e inquietud porque es un testimonio y un documento que comprueba científicamente lo que todos ya sabíamos, pero que, por no se especialistas, no lográbamos concretar: que, entre otros errores garrafales (como el mal ejemplo de AMLO de despreciar el uso del cubrebocas, la sana distancia y demás), su gobierno no contuvo la diseminación del Covid-19, lo cual fue posible desde un inicio como lo hicieron otros países; y, peor aún, que fue deliberado (de ahí el calificativo de criminal del título de su obra) habiéndose optado por otras medidas las cuales a lo largo de los meses probaron su ineficacia empírica sin haberlas corregido a tiempo pese a las nuevas evidencias, con el resultado de que el país está entre los tres primeros con mayor mortandad, con mayor proliferación del mal, y con el más alto porcentaje de letalidad de quienes caen enfermos.
La reconocida científica no busca culpables (no lo necesita, están a la vista), sino que se modifique la estrategia (apunta los cómos) para evitar un daño mayor. Pero ¿leerán y, sobre todo, analizarán este trabajo el doctor Hugo López Gatell y el propio AMLO empeñados en una política de salud al respecto infectada de intereses ajenos a la ciencia?