El impacto de la guerra en la vida de las mujeres: Ucrania

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  • Una mirada desde los feminismos y la perspectiva crítica de género.

Selene Romero Gutiérrez*

SemMéxico, Ciudad de México, 24 de abril del 2023.- La denominada metáfora de las gafas violetas (que nos remite al análisis de la realidad desde los aportes feministas y la perspectiva crítica de género) nos permiten ver-entender y aprender temas, que pueden ser tan tradicionales y hegemónicos en la dinámica y en los procesos globales, como la guerra, desde miradas críticas.

La guerra no tiene rostro de mujer. Foto: Blackbeard

Muestra de ello, es que también nos permiten escuchar e incorporar las múltiples voces involucradas en el conflicto y en la guerra, a partir del resonar y centralismo de las narrativas íntimas, personales de las y los involucrados en ésta, el trabajo extraordinario y brillante de Svetlana Alexiévich, La guerra no tiene rostro de mujer (2015), es cuenta de ello.

Por ejemplo y a propósito de la actual intervención de Rusia en territorio ucraniano, porque lo que abunda en el mundo periodístico es la visión androcéntrica en la notas, tenemos a una joven mujer ucraniana, en plena edad reproductiva, entre bombardeos, recorriendo las calles en busca de farmacias donde pueda tener acceso a anticonceptivos de emergencia (como prevención frente a los inminentes asaltos sexuales que puedan sufrir ella y otras mujeres cercanas). Y de lado tenemos también los testimonios de mujeres que se suman a la defensa armada que, sin experiencia, están aprendiendo a manejar armas para luchar y las que, con mayor preparación ofrecen sus conocimientos y hasta sus casas como sede de facto de la Guardia de Mujeres en Ucrania.

Una mujer sostiene y besa a un niño junto a soldados rusos en una calle de Mariupol. Foto: AFP

Otro punto importante por considerar desde los feminismos es que las mujeres dejen de seguir siendo consideradas exclusivamente como víctimas o que tienen que ser salvadas, porque si bien, han sido históricamente el blanco de los ataques en conflictos armados, también, y de manera concreta en el caso de Ucrania, las mujeres tienen capacidad de agencia y, por tanto, capacidad organizativa. Así lo muestran Organizaciones como La Strada Ucrania y la Red Nacional Taller Feminista (Organización No Gubernamental, donde su misión es la creación de un espacio de desarrollo de la comunidad feminista en Leópolis y Ucrania).

Viendo acciones degradantes cometidas por el ejército ruso, podemos traer al análisis la pedagogía de la crueldad, gran concepto puesto en el debate académico por Rita Segato (2014), entendida como la construcción psico-social-cultural que lleva a los hombres a realizar actos atroces considerados inhumanos. En esta línea, es inevitable situar la imagen de Vladimir Putín y de Volodímir Zelenski, como una muestra más de enfrentamiento de masculinidades hegemónicas, tanto en la presencia, discurso (nacionalista, fascista, homofóbico, xenofóbico, imperial), declaraciones y acciones concretas, reforzándose con ello, la necesidad de las perspectivas feministas en la perspectiva internacional, al expresar de manera clara y contundente un conjunto de ideas tejidas en torno a la crítica de los valores y de las dinámicas patriarcales sobre las cuales se estructuraron estados, sociedades mundiales y políticas exteriores.

Militares en Ucrania. Foto: AFP

La perspectiva crítica de género también nos conmina a dejar de abordar la guerra desde miramientos amarillistas, que más que sensibilizar a la población, lo que provocan muchas veces es la normalización de la violencia. Esto es así porque, entre la cuenta de los días y las imágenes de bombardeos y cuerpos destrozados, tal parecería que ya está inserto en el devenir cotidiano y, por tanto, normalizado el conflicto armado.

De esta manera, tenemos como línea reflexiva y como quehacer académico-intelectual, el ampliar la presencia y protagonismo de las mujeres no solo en conflictos bélicos coyunturales, sino en el devenir de lo cotidiano, no solo como hechos aislados sino como parte de una interrelación necesaria con otras formas de dominación que atentan contra su vida. Por ende, entran en escena las mujeres precarizadas, las expulsadas y despojadas de sus territorios, las perseguidas (como las mujeres migrantes y todo lo que viven desde la salida de su país de origen, en el país o países en tránsito y en el de destino), las pertenecientes a pueblos originarios y las racializadas, toda vez que, como dice Silvia Federici: “La continua expulsión de los campesinos de la tierra, la guerra y el saqueo a escala global y la degradación de las mujeres son condiciones necesarias para la existencia del capitalismo en cualquier época” (2010:24).

También hay que mencionar a la corporeidad, ya que al corporeizar la guerra, desde los feminismos, cumplimos con el objetivo de entender que las relaciones de poder, la economía global y los conflictos se inscriben en los cuerpos, condicionando incluso físicamente las vidas y prácticas de las personas, toda vez que, a decir de Michael Foucault: “el cuerpo está también directamente inmerso en un campo político; las relaciones de poder operan sobre él una presa inmediata, lo cercan, lo marcan, lo doman, lo someten a suplicio, lo fuerzan a unos trabajos, lo obligan a una ceremonias, exigen de él unos signos. El cuerpo, en una buena parte, está imbuido de relaciones de poder y de dominación” (1999:32-33).

Consecuencias de la conflagración. Foto: The New York Times

Siguiendo esa línea, las gafas violetas nos permiten seguir también profundizando en la utilización de los cuerpos feminizados en la guerra, en las conquistas imperiales y en la explotación laboral, donde no solo se ven subordinados los de las mujeres, sino también los cuerpos presas de la lógica dominante heterosexista, es decir, los cuerpos de las infancias, los cuerpos de varones homosexuales, los cuerpos trans, los cuerpos con discapacidad, los cuerpos de personas pertenecientes a pueblos originarios, los cuerpos de personas refugiadas, migrantes y expulsadas. Con este análisis trasladamos al campo de la dinámica local-global la premisa enunciada desde el feminismo radical, en voz de Kate Millet, “lo personal es político”, por el de Cynthia Enloe, cuando afirma que “lo personal es internacional”.

La perspectiva crítica de género y los feminismos, en los conflictos armados y en la guerra, nos posibilitan la concepción de otra cooperación internacional, romper con la dominante, recurrente para mecanismos belicistas, intervencionistas, de defensa y/o de ataque), sino donde se priorice la preservación de la vida, donde se respeten las identidades y necesidades locales, los derechos humanos fundamentales y el entorno físico y medio ambiental, desde una internacionalización del propio feminismo y de la lucha de las mujeres en apoyo de otras mujeres que viven en carne propia los efectos múltiples del sistema de dominación heteropatriarcal, capitalista, moderno-colonial, belicista.

Si bien la resolución 1325 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ya lo planteaba desde el año 2000, con la incorporación de mujeres en las misiones de paz, en la reintegración, en el reasentamiento, en la reintegración y en la reconstrucción posterior a los conflictos, al estar ésta supeditada a la voluntad política de los Estados, la paz y seguridad de las mujeres y de la sociedad en su conjunto, es difícil de alcanzar.

En suma, lo que podemos aprender  desde los feminismos y desde las mujeres que luchan a lo largo y ancho de esta planeta Tierra, es que los conflictos armados son procesos de destrucción y de generación de víctimas; pero, en todo este escenario catastrófico y de muerte, se pueden dar, paradójicamente, alicientes para la movilización colectiva contra la violencia y conllevar, por tanto, procesos de empoderamiento, de toma de conciencia y de transformación, incluso aportes ricos al pensamiento social: ahí están las compañeras kurdas, con sus aportes como la Jineology y su resistencia armada, o las mujeres zapatistas y su devenir cotidiano en los MAREZ, en los altos de Chiapas. Por lo tanto, que las mujeres envueltas en la conflictividad y el riesgo permanente también encuentren ese empoderamiento y contribuyan a la transformación de sus realidades.

Bibliografía

Alexiévich, Svetlana. (2015). La guerra no tiene rostro de mujer. Barcelona: De Bolsillo.

Federici, S. (2010). Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acuulación originaria. Madrid: Traficantes de sueños.

Foucault, Michael. (1999). Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. México: Siglo XXI.

Segato, L. R. (2014). Las nuevas formas de la guerra y el cuerpo de las mujeres. Puebla: Pez en el árbol.

*Texto publicado por la Gaceta de la UNAM, SELENE ROMERO GUTIÉRREZ es licenciada en  Relaciones Internacionales, Facultad de  Ciencias Políticas y Sociales, UNAM. Maestra en Relaciones Internacionales. Trabaja en el Centro de Relaciones Internacionales de la UNAM.

SEM/MG

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