El método teatral de la autora es, por una parte, periodístico, por otra documental, podría pensarse incluso en teatro sociológico.

Fecha:

Compartir:

Redacción

Adriana Bianco

SemMéxico/Periodistas en Español. España. 19 de febrero de 2019.- Lucía Miranda nació en Valladolid, España, en 1982, y es peregrina del mundo Ignacio Moralejo y Lucía Miranda.

Tiene ya una extensa producción teatral: ¿Qué hacemos con la abuela? (2012), La zarzuela es joven y Cantando sin ton ni son (2014), Las chicas no fuman igual y Nora,1959 de 2015; Fiesta, Fiesta, Fiesta (2016) estrenada en el Teatro Español de Madrid, con éxito de taquilla. Igualmente, Las Alicias buscan maravillas realizada en el Laboratorio de Escritura teatral de la SGAE.

Su carrera sigue en ascenso con puestas no convencionales y con su método de teatro documental – verbatim, ahora con el estreno de I am Miami, en el Micro Teatro del Centro Cultural Español.

Todo tiene una historia, este teatro experimental, transformador social, se origina hace años a partir de la Teología de la Liberación, movimiento que tuvo mucha importancia en América Latina, con la opción preferencial por los pobres y que dará origen a varias vertientes de acción, entre ellas, la educación teatral.

En Brasil, los ensayos de Paulo Freire (1921-1997) sobre Pedagogía del Oprimido, y la educación para el cambio influyen en tendencias educativas y luego en el teatro aplicado.

Augusto Boal (1931-2009) crea una tendencia teatral llamada Teatro del oprimido, que continua su hijo Julián, teatro para desarrollar conciencia; esta tendencia también recibe inspiración a partir de los trabajos realizados por el gran dramaturgo alemán Bertolt Brecht.

Estas técnicas teatrales incorporan dinámicas de análisis de situaciones y relaciones de poder. Desde esta perspectiva de teatro educativo, surgen otras manifestaciones: Teatro Imagen, Teatro Invisible, Teatro Periodístico, Teatro Foro, y Teatro Documental.

En el siglo XXI, este movimiento teatral educativo continúa con nuevas ideas y adaptaciones. Entre ellas, la propuesta de Lucía Miranda, licenciada en Humanidades, dramaturga, directora de teatro y creadora de The Cross Border Project.

Nos conocemos en el Centro Cultural Español de Miami donde, conversando, me confirma lo importante que fue para ella leer a Paulo Freire, entre otras experiencias.

Sus trabajos en el exterior son considerables, en Ecuador montó El hijo de la novia, en el teatro Sánchez Aguilar de Guayaquil. En Argentina, trabajó con cuatro dramaturgos en País Clandestino, estrenada en la nación austral. Luego, la obra itineró por Chile y Brasil.

Lucía ha venido a Miami invitada por el Centro Cultural Español. El director del CCE, Ignacio Moralejo me comenta: “Estoy muy ilusionado con el proyecto I am Miami, que nace de los relatos personales de la gente de Miami, son historias increíbles. El proyecto es arriesgado, pero valía la pena hacerlo.”

Se llama I am Miami, porque son las historias de su gente y cuenta con el apoyo de Knight Foundation para el programa Macro Directors for Micro Theater Miami.                            El

Micro Teatro es una empresa teatral que ha tenido mucha acogida en Miami por su innovadora concepción, escribí un artículo sobre el Micro. En un patio con vegetación tropical, pequeños puestos de comida gourmet, se encuentran siete contenedores que albergan solo de diez a doce personas, que ven obras breves de diez minuntos. Una nueva forma de vivir el teatro gracias a la creatividad del Centro Cultural Español, faro cultural del sur de la Florida.

Lucía Miranda me cuenta:

“Vine a trabajar a Miami y, durante 15 días, estuve haciendo entrevistas a grupos de casi sesenta personas, desde niños de ocho años a señoras de ochenta años; he recogido testimonios muy interesantes y muy diversos. Me sorprendió ver que la gente de distintos lugares y con historias diferentes, todas aman Miami y sienten a Miami como su casa. Con todo este material, construyo las obras. Parto de la realidad, de lo que dicen las personas y cómo lo dicen, porque el habla es importante, es identidad y le pido a los actores que escuchen las grabaciones, lo que esas personas dicen y lo interpreten.”

El método teatral de la autora es, por una parte, periodístico, por otra documental, podría pensarse incluso en teatro sociológico. Luego, con el material grabado crea las situaciones y el montaje. Lucía no inventa situaciones o personajes, no hace ficción, toma la vivencia directa de las personas, con su propia habla y a partir de su relato, crea la circunstancia dramática. No hay ficción, hay testimonios directos, de allí lo documental o testimonial.

Lucia especifica: “Llevo al teatro los conflictos que preocupan a la gente, a la comunidad, a los jóvenes”.

Entre estos conflictos se encuentran las relaciones familiares, la violencia doméstica, el acoso a las mujeres, a los jóvenes, la inmigración en cuanto a la adaptación a una nueva sociedad.

“Ya España no es blanca, –me dice– ni todos los abuelos son de Zamora, como son los míos, ha cambiado mucho España en estos últimos años, por eso hay que trabajar en ese tema. Fiesta, Fiesta, Fiesta, habla de la identidad de las personas, pero también de nuestra identidad como país.”

Como su dramaturgia no es tradicional, le pregunto, entonces, cómo monta sus obras.

“Yo soy dramaturga, trabajo el material de las grabaciones. Saco las historias con mi grabadora, lo que me cuentan las gitanas, los jóvenes, los profesores y alumnos, la gente en la calle, creo que es algo que no hacen muchos autores. Y a partir de eso, monto el espectáculo.”

Me habla de su experiencia en la Universidad de Nueva York donde estudió, y que fue muy enriquecedora. En NY hizo “De Fuente Ovejuna a Ciudad Juárez” y obtuvo el Premio ACE.

Cabe destacar que Lucía tiene varios premios por su propuesta experimental, entre ellos:  Premio ONU Women de América Latina contra la violencia de género, por Las burladas por Don Juan. Como directora ha obtenido el Premio “José Luis Alonso” y ha coordinado, como artista-educadora, proyectos y facilitado formaciones de Teatro Aplicado a la educación y a la transformación social en centros de España, Senegal, Francia, Bulgaria, Noruega, Bolivia, Argentina, Uruguay y Estados Unidos.

En Nueva York aprendió sobre el teatro documental y verbatim (técnica teatral que interpreta palabra por palabra), y profesionalizó sus conceptos. Estudió con Anne Deavere Smith, afroamericana creadora de esta metodología ya reconocida.

Ahora, en Miami, presenta I am Miami en el Micro Teatro del Centro Cultural Español, con breves obras, con actores de todas partes del mundo y en un marco tropical que invita a gozar esta nueva concepción teatral.

I am Miami, es un proyecto que refleja el multicolor de esta ciudad y la fuerza de esta comunidad soñadora y vibrante. Gracias, Centro Cultural Español por traernos novedades, inquietudes y reflexiones. ¡Cultura para todas las personas!

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí



Artículos relacionados

En una jornada democrática eligieron hoy estudiantes de la UNAM  a sus representantes al Consejo Universitario

Este jueves se llevó a cabo la jornada electoral en la que la comunidad estudiantil sufragará, por vía electrónica, para elegir a 47 fórmulas de quienes serán sus representantes ante el Consejo Universitario (CU), máximo órgano de gobierno de la UNAM.

Sale Brugada a acusar mordaza y a quejarse de la prensa

Dos días después del debate entre la candidata y los dos candidatos al gobierno de la Ciudad, Clara Brugada y la dirigencia de Morena salieron hoy en una posición defensiva, para acusar un intento de censura que les impediría hablar del cártel inmobiliario.

América, un peligro para activistas: Amnistía Internacional

América continuó siendo en 2023 una de las regiones de mayor riesgo para los activistas de derechos humanos, medioambientales y periodistas, y la amenaza es aún peor para personas en países convulsionados como Ecuador, El Salvador y Brasil, dijo un informe de Amnistía Internacional.

Entresemana| Del verbo xingar

Menudita, frente al micrófono frunció el ceño y rechazó tenerlo. “Nada”, respondió sin entretelas porque la pregunta fue antecedida por aquello de que su trabajo editorial “Xingona”, la biografía política de Xóchitl Gálvez Ruiz, le acarrearía amenazas.