Esa no soy yo: de selfies y filtros a dismorfia corporal

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  • «Son tres personas diferentes, porque soy yo que me veo así en el espejo, es la persona que se ve como en mi feed de Instagram, que ya tiene más blush y es la persona que se veía con los filtros de Snapchat, que no mam*s ¿quién es? Yo no la reconozco”, se ríe Osiris mientras nos observamos a través de otra pantalla.

Mariana Herrera López

SemMéxico/Testigo Púrpura, Veracruz, Ver, 5 de abril, 2021.-Con el pasar de los años y entre más nos adentramos en la vida digital, se ha vuelto parte de nuestra rutina compartir nuestra persona en redes sociales; desde el desayuno diario hasta una fotografía nuestra en cualquier momento. Hemos aprendido a forjar nuestra identidad alrededor de estos círculos y a adoptar un “yo digital”; y esta actividad tiene una relación directa con la manera en la que nos percibimos a nosotros y nuestro lugar en el mundo.

Una práctica tan usual, e incluso automática como la de autorretratarse o tomarse una selfie, podría resultar insignificante hasta el punto de ser considerado un hábito, pero un estudio realizado en 2015 por investigadoras estadounidenses arrojó que existe relación entre las selfies editadas y cargadas de filtros con el descontento con el propio cuerpo.

De acuerdo con la psicóloga Amanda Perkins, este exceso de filtros en las fotografías que nos realizamos a nosotros mismos distorsionan la percepción que tenemos sobre la belleza y en algunos casos podría provocar Trastorno Dismórfico Corporal, pues no solo estamos comparando nuestra imagen con la de otras personas, como artistas o influencers, sino que nos comparamos con una versión “mejorada” de nosotros mismos.

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A veces, cuando Osiris se veía al espejo aún reconocía a aquella adolescente que sentía una total repulsión por su cuerpo; la imagen ante ella se veía con una claridad dolorosa y ese dolor la había llevado a desear con todas sus fuerzas el cambiar lo que creía ver.

Durante muchos años Osiris cargó con la idea de que aquello que consumía en sus redes, aquellas mujeres extremadamente delgadas como muñecas, con piel suave y cabello sedoso eran lo que debería aspirar a ser.

Todo comenzó con Tumblr, aquella red social que cumplía las funciones de un blog, donde Osiris veía el reflejo del premio dorado que aspiraba a ser, y sólo así, sólo si estaba más delgada, si tenía mejor piel, cabello y ojos, sólo así podría ser digna de alcanzar la felicidad.

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El Trastorno Dismórfico Corporal es un trastorno de salud mental en donde la persona se encuentra siempre preocupada por los defectos físicos que percibe en su persona; y centra gran parte de su tiempo en su apariencia física y en aquello que les gustaría cambiar de la misma.

El estudio realizado por las doctoras. McLean, Paxton, Werthmein y Masters en 2015 nombró a este tipo de dismorfia relacionada con las redes sociales y las herramientas empleadas para transformar la imagen corporal como Dismorfia Snapchat; donde los resultados demostraron que las jóvenes que manipulaban sus fotografías para subirlas a redes sociales tenían un nivel de preocupación mayor por sus cuerpos, así como el uso de las mismas para validar su atractivo social.

El estudio también señalaba que existía una relación entre el uso de estas herramientas y las cirugías plásticas, donde los doctores reciben solicitudes de las pacientes para que su rostro se asemejara al de sus fotografías con filtros.

En el caso particular de México que cuenta con un total de 78.80 millones de usuarios y usuarios en Facebook y 24 millones en Instagram, no es de extrañarse que durante el 2018 ocupara el tercer lugar en procedimientos cosméticos, adelantado únicamente por Brasil y Estados Unidos, siendo las mujeres el 87.4 por ciento de la clientela, de acuerdo con datos de La Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética.

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“Tú me vas a ver de cierta manera, no sé, con cachetitos, mis clavículas, el pelo despeinado, pero yo me voy a ver como lo peor del mundo, no voy ni siquiera a querer ver mi imagen, me va a dar asco, me va a dar repulsión, porque yo estoy asimilando otro cuerpo, otra piel…”  así es como Osiris recuerda que su psicóloga le explicó que era lo que ella observaba en el espejo.

A partir de aquellas sesiones, Osiris pudo comenzar a dar sentido a lo que había vivido desde aquel primer contacto con la imagen de otras mujeres en sus redes o incluso de sus propias amigas, aquella ansiedad que la había llevado a generar bulimina nerviosa durante casi una década con algunas secuelas hoy en día y que a veces la perseguía cuando se observaba en una fotografía. 

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La dismorfia corporal se caracteriza por comportamientos como: la creencia de que otros te perciben de manera negativa o deforme, buscar la perfección en la apariencia, compararse con otros, anhelar una intervención estética de manera quirúrgica, exceso de cuidado físico que se puede traducir en un exceso de ejercicio y una obsesión constante con mínimos defectos en la piel o el cuerpo.

En su tesis Real Me vs. Social Me (Mi yo real contra mi yo digital) Janella Eshiet expone que el autoestima de una persona puede estar ligada a el número de likes o me gusta que recibe en una fotografía, pues estos son vistos como un reflejo de la opinión colectiva que las y los demás tienen sobre la persona de la imagen, así como el reconocimiento o no de su atractivo físico.

En un sondeo realizado por Testigo Púrpura a 50 mujeres, el 74 por ciento de ellas manifestó el uso de filtros a sus selfies para subirlas a sus redes sociales, entre las razones más comunes para esta actividad se encuentran el deseo de verse mejor y de borrar o de disimular las imperfecciones en la piel. El 70 por ciento de las encuestadas ha considerado realizarse una intervención estética.

De acuerdo con Perkins, el Trastorno Dismórfico Corporal puede tardar 10 años en diagnosticarse porque usualmente los pacientes se sienten avergonzados o prefieren no discutir las imperfecciones que perciben en sus cuerpos, pero es sumamente importante comenzar con el tratamiento una vez que se identifica; donde el paciente tiene que aprender a reemplazar los pensamientos negativos que tiene sobre su imagen por pensamientos positivos, como una manera de repensarse.

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“Todavía estoy entendiendo lo que hay detrás del espejo y lo que no” dice Osiris a media sonrisa; hoy en día Osiris trata de ya no estar pendiente de otros cuerpos excepto el suyo, y mostrarse amor a través de su cuidado.

Algunos días son más difíciles que otros, pero la fortaleza de su propia persona la ha sacado adelante, poco a poco, un día a la vez.

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