Botella al Mar
Martha Canseco González
SemMéxico, Pachuca, Hidalgo, 25 de enero, 2021.- Muy interesante me resultó leer la entrevista que Bernardo Llorente le hizo al sociólogo portugués Boaventura de Souza Santos para el diario argentino Página 21. Habla ahí de tres posibles desenlaces ante la pandemia que estamos viviendo.
Una es, esa a la que han llamado la “nueva” normalidad, una normalidad, que dice, es el infierno para gran parte de la población mundial, normalidad de hambre, de pobreza, de otras pandemias, de barriadas y de trabajadores en la calle, esa “normalidad” que significa regresar a situaciones que la gente ya no soporta, esa a la que le apostaron Trump y Bolsonaro entre otros, cuando se negaron a reconocer la gravedad de la situación y hablaron de una gripita que se podía enfrentar sin cubrebocas.
Otra, el gatopardismo que describió Nicolo Lampedusa en su novela en 1958, es decir que todo cambie para que nada cambie y siga todo exactamente como está. De Souza habla incluso de las élites ahora muy preocupadas del ecosistema y el veganismo, pero siempre y cuando sólo sea para ellas y ellos no para las y los demás. Imagínense propiedades gigantescas totalmente ecológicas, autosustentables con unos habitantes veganos y budistas, pero encerrados en su fortaleza y rodeados de un mundo que se cae a pedazos.
Y una tercera opción que plantea Boaventura de Souza, que es con la que me quedo como buena acuariana, la posibilidad de pensar de otra manera, es decir de impulsar otro modelo civilizatorio. No puedo pensar en un nuevo modelo civilizatorio que no esté basado en el feminismo.
El feminismo hace visible lo invisible y pone en el centro del interés general, los derechos humanos. Cuando así se hace, se deja a un lado la miopía que impone el sistema patriarcal que sólo ver por los intereses de unos cuantos para abrir el panorama y contemplar las necesidades e intereses de la mayoría.
Y es urgente impulsarlo, en la misma entrevista el científico portugués señala además que el capitalismo no funciona sin el racismo y sin el sexismo, se está refiriendo a la tendencia tan actual ahora de desconocer, repeler lo que es ajeno, lo que no es igual, lo que es diferente y por otro lado la guerra abierta contra las mujeres, ahí está la base de su sustento.
Y no soy yo la única con la certeza de que el feminismo es la respuesta, también la escritora y crítica cinematográfica Pilar Aguilar Carrasco. Recién salió a la luz el segundo tomo de su libro “Feminismo o barbarie” donde el periodista Lluís Rabell, en el prólogo, hace señalamientos muy certeros ante la auténtica encrucijada que le espera a la humanidad.
Tomo algunos párrafos: “La cuestión tiene mayor profundidad que el reparto de las tareas domésticas o los cuidados, con todo el peso que ello supone en la vida cotidiana de las mujeres. En las sociedades occidentales, aunque sea a regañadientes y arrastrando los pies, cada vez más hombres se avienen a asumir una parte de sus responsabilidades. Lo cual es una conquista del feminismo, tanto en términos de batalla cultural como por cuanto se refiere a los avances legislativos obtenidos. Pero, ¡es que el feminismo viene a cuestionar la propia identidad masculina! Y lo hace poniendo ante los hombres un espejo de Venus que les devuelve una imagen poco halagadora de sí mismos. Lo cual provoca desazón y zozobra. O irritación: siempre habrá quien prefiera propinar una patada al espejo”. “Por todo ello, el feminismo de los hombres, no puede ser sino un feminismo de la responsabilidad”.
Lo cierto es que muy pronto tendremos que tomar decisiones al respecto. Los estragos de la pandemia todavía no terminan de presentarse en su totalidad, no sabemos que nos dejará, habremos de estar preparadas y listas, porque como bien advierte De Souza, la intensificación del modelo neoliberal agrava la vida de la gente. La resistencia al mismo no está articulada, más bien está fragmentada, mientras que la dominación está muy bien estructurada.
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