Jóvenes emprendedoras cubanas rescatan el arte de tejer

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Una veintena de proyectos y emprendimientos dedicados al tejido participaron en el Encuentro Tejedoras habaneras, en Habana Espacios Creativos.

Redacción

SemMéxico/IPS, La Habana, Cuba 30 de octubre, 2022.-  A algunas, de niñas, las enseñaron a tejer sus abuelas, tías abuelas y madres; otras, lo aprendieron ya en la adolescencia y la juventud, en cursos diversos. Hoy esos conocimientos florecen en emprendimientos y proyectos que cambian la vida de no pocas personas, sobre todo, de mujeres jóvenes.

Yenifer Álvarez, creadora de Tejidos Leyda, de 27 años, aprendió lo básico de tejer en un curso en la Casa de Orientación a la Mujer y la Familia, en el Vedado. Luego, acudió a Youtube por más.

Abogada de profesión y hoy trabajadora independiente, desde hace tres años lidera Tejidos Leyda. “Mi filosofía de vida es: haz lo que te haga feliz, y el tejido y la marca me han traído muchas cosas buenas”, señala.

También apunta que crea sus diseños y trabaja principalmente para niños, madres y padres con niños. “Entre los productos principales, están los amigurumi –un acrónimo en japonés para los muñecos tejidos a crochet–, que nosotros denominamos bubus, con la jirafa, como el que nos identifica”, explica.

Álvarez pertenece al creciente número de jóvenes cubanas que emprenden mediante el tejido. Otras, no tan jóvenes, ven cómo mejorar su economía con este arte.

Diversidad

Yuniedy Fleites, de 38 años, profesora de computación, aprendió a tejer sola, mirando a la mamá de una amiga del aula. Esa semilla estuvo dormida hasta que la despertó durante la pandemia, cuando logró hacerse de una aguja y un carrete de hilo.

“Entré en un grupo de Whatsapp de tejido y empecé a perfeccionar y aprender lo que no sabía. Mis tejidos eran rectos: tapetes y cositas así. Entonces, descubrí el mundo de la ropa, comencé con vestidos de bebé y luego, piezas más grandes”, dice.

Fleites, quien tejió para emprendedores en Reino Unido y España, es hoy una de los tres integrantes del emprendimiento en ciernes Yfansi, que en griego significa crochet y que se inclina hacia los tejidos para hombres, “quienes se ven elegantes en esas piezas”, valora.

A diferencia del resto, María Carla Betancourt, de 33 años, teje ropas para mascotas. “Sé tejer desde los ocho años, y empecé porque me compré un chihuahua y le empecé a hacer ropitas. Las personas me paraban en la calle para preguntarme si lo hacía para los demás.

Ese interés por sus creaciones motivó a la emprendedora, hoy al frente de Maka. Mascotas Fashion.

Los tejidos de Solains Fernández, de B Positivo, sorprenden por su exquisitez. En la niñez, su abuela le enseñó lo elemental del tejido, luego aprendió diferentes técnicas. Hoy emplea sobre todo el encaje de bolillo, que llegó a Cuba mediante la emigración desde España, y también frivolité.

La participante en exposiciones colectivas y personales considera clave tres elementos: tiempo, paciencia y conocimientos, que comparte en los talleres que organiza.

Amigos a crochet surgió sin proponérselo su creadora, Yaimé Calderío, ingeniera industrial, de 39 años. “Estaba haciendo la maestría con asesoría del proyecto Cubaemprende. Siempre andaba con mis agujas y mi bola de hilo. En lo que esperaba al profesor, otro me vio y me invitó a participar en una feria de emprendimientos. Ahí comprendí que podía dedicarme a esto”, señala.

Pero no son solo muchachas y mujeres quienes se desempeñan en este arte, que requiere paciencia y, a la vez, proporciona paz y concentración.

Javier Alejandro Pelegrino, de 26 años y médico de profesión, aprendió a tejer en 2017, durante un intercambio estudiantil en Brasil. En Cuba, tejía bufandas y otras piezas para su mamá, hasta que logró otras de mayor complejidad y se unió a Yfansi.

En un inicio, por los estigmas sociales, prefería no hacerlo en público, “pero llegó un momento en que es tanto el trabajo que no importa donde estés, tú coges la aguja y el hilo y empiezas a tejer, igualito a como lo hacen las mujeres”, indica el joven.

El primer encuentro

Un grupo de 21 proyectos y emprendimientos dedicados al tejido participaron en el Encuentro Tejedoras habaneras, en Habana Espacios Creativos, de la Oficina del Historiador de la Ciudad.

Con presentaciones, talleres y expoferia, esta iniciativa de los proyectos Chulita Teje y Tejidos Leyda reunió a tejedoras y sus propuestas, y contribuyó al rescate de ese arte.

Karla Dedieu, integrante de Chulita Teje, uno de los tantos emprendimientos de muchachas surgidos en tiempos de pandemia, explicó que lo planificaron para el primero de octubre, Día de la Tercera edad, “como homenaje a las abuelas que nos enseñaron”, pero tuvieron que posponerlo por el huracán Ian.

Participaron marcas como Etéreo, Yfansi, Samaras, Dora, Dtalles, Armonía; Irina, manualidades textiles; B positivo, Maka y Amigos a crochet.

A las muestras de confecciones y juguetes tejidos a crochet se sumaron otros de cosmética natural, manualidades y bisutería, bajo la idea de sumar negocios femeninos.

“Nuestro fin es unir al gremio, rescatar el arte del tejido y formar parte de la red de desarrollo local”, dijo Álvarez. (2022)

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