¡Lo más imperdonable!

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Escaramuzas políticas

“No es causal que empiecen por la colonia Obrera, en una fábrica de trabajadoras que son desechables al sistema”

Gloria Analco

SemMéxico, 25 septiembre 2017.- Los rescatistas, al proceder a remover los escombros en algunos edificios apenas unos instantes después de haberse desplomado, no imaginaban muchos de ellos que librarían feroces batallas para poder salvar vidas humanas, pero no con los pesados escombros, sino con ¡la autoridad!

En las arduas tareas de búsqueda y rescate tuvieron, además, que vérselas con los elementos de Seguridad Pública y militares que habían llegado a las zonas siniestradas, ya avanzadas las maniobras de rescate iniciadas por los civiles de manera espontánea, para hacerse del control de manera déspota en la mayoría de los casos.

En las redes sociales se corrió la voz: “¡Están retirando violentamente a las brigadas que a brazo partido retiran escombros, y ya quieren meter maquinaria pesada!”.

Pululaban los mensajes: “¡No hay que dejarlos hasta que la última vida haya sido salvada!”. El internauta Carlos Montes de Oca, a manera de alertar al público, escribió: “En 1985 el último sobreviviente salió 16 días después del terremoto”.

El testimonio de un internauta, Guillermo Colín de Paz, daba cuenta de que ese dato no parecía importarles a las autoridades:

“Hola, estuve ayudando en Villa Coapa, en Rancho Vista Hermosa en donde se cayeron dos edificios. Cuando he llegado a las 18:00 hrs. después del sismo ya estaban maquinarias demoliendo los edificios y con sobrevivientes dentro. En lo que estuve, que fue de las 18:00 hrs. hasta las 09:00 hrs. del otro día se rescataron con vida a una niña, un bebé, una señora y una señorita, y a un señor sin vida. Ese procedimiento (de empezar a demoler con maquinaria pesada) estuvo mal y sobre eso nadie dice nada”.

Como en 1985, se repitió -ahora en 2017- el trágico caso de las costureras explotadas. Una internauta escribió: “Estoy en la fábrica de la colonia Obrera, y mi corazón no puede con tanto
dolor. Aquí trabajan en su mayoría mujeres… es muy triste, no había llegado suficiente ayuda para remoción de escombros y hoy muy temprano querían comenzar a meter maquinaria. No hay una lista de desaparecidos. Me llena de rabia saber las condiciones en las que trabajaban madres, hermanas e hijas, atrapadas sin que sepamos cuántas buscamos. No sabemos cuánto tiempo seguiremos aquí pero mi promesa es que no me voy hasta que la última piedra sea removida”.

La usuaria de Facebook, Sandra Escutia Díaz, quien había logrado establecer varios contactos mientras organizaba comedores improvisados para los damnificados, denunció el cerco militar en Chimalpopoca, donde los militares querían remover los escombros con maquinaria pesada.

“No es causal que empiecen por la colonia Obrera, en una fábrica de trabajadoras que son desechables al sistema. Su vida no importa. Complemento con lo que posteó Dannie Lombardo Hijar: ‘Llegaron muchísimos elementos de seguridad pública y militares armados a retirar violentamente a las brigadas de civiles que se encontraban en Chimalpopoca y Lucas Alamán. Se llevaron nuestro acopio y bicicletas y cosas personales. Algunas de la Brigada Feminista corrimos a un edificio de la calle Chimalpopoca”.

A causa del sismo, se derrumbó ese edificio en la esquina de la Calle Chimalpopoca y Bolivar, en la colonia Obrera, en el que trabajaban decenas de costureras, la mayoría migrantes centroamericanas y de origen asiático, quienes por su situación migratoria irregular eran explotadas y no había un listado de sus nombres.

Ahí, el día 21 de septiembre, fue detectada por los rescatistas civiles una persona con vida entre los escombros, pero igual los militares barrieron esos edificios con todo y los cuerpos usando las máquinas bulldozers.

Lo mismo ocurrió en los condominios Los Girasoles, situados frente a Galerías Coapa, que fueron demolidos el jueves por la noche y aún no eran localizadas 9 personas.

Los rescatistas ya habían sido despedidos y sólo quedaron en ese lugar federales y elementos del ejército, y para el viernes al amanecer ya estaba limpio el terreno.

Con la difusión de esa información en el Facebook, la cibernauta Blanca Römmhe escribió: “¿Ya se percataron de que el Gobierno Federal no nos va a salvar de absolutamente nada? ¿Ya se dieron cuenta que el Gobierno local es incapaz de organizar ni siquiera una brigada decente? ¿Ya se dieron cuenta de que no existe protección civil?”

La internauta Sandra Escutia Díaz, espetaba: “Este gobierno es tan inmisericorde que además de hacernos cargo de la emergencia y tener suspendida nuestra tristeza debemos desgastar nuestra energía en resistir y combatir su gandallismo”.

El cibernauta Andy Johnson subía más el tono del disgusto que ya se había generalizado: “Qué vergüenza de gobierno tenemos. Militares maltratan al pueblo y a las brigadas rescatistas nacionales e internacionales. Ya se fueron los argentinos y también los rescatistas japoneses. Hacemos responsables por genocidas a estas ‘autoridades’ que violentan el derecho internacional y el derecho a la vida. ¡Que el mundo se entere!”.

Nada pasaba desapercibido en el Facebook donde circuló el mensaje de un abogado para los brigadistas: “Amigo voluntario que viajas a solidarizarte con el pueblo afectado… no te dejes sorprender por nuestras autoridades. La Constitución te ampara y protege. Artículo 9. ‘No se podrá coartar el derecho de asociarse o reunirse pacíficamente con cualquier objetivo lícito’”.

No había forma de ocultar nada, pues esta vez, a diferencia de 1985, la ciudadanía fue a los lugares de desastre muy bien armada: estaba provista de dispositivos electrónicos que le permitía convertirse temporalmente en periodista y hacer llegar a un amplio público, conectado al Internet, asuntos que concernían a la lucha entre la vida y la muerte, el hambre o la ayuda, el
abrigo o el desamparo.

Facebook se mantiene como la red social predilecta de los mexicanos, con 95 por ciento de las preferencias, lo cual equivale a 66.5 millones de usuarios, según el Centro de Investigación e Innovación en Tecnologías de la Información y Comunicación (Infotec).

Por tanto, el impacto de lo que se difundía del terremoto en Facebook ha sido decisivo en los juicios que se ha formado la sociedad mexicana, que ha visto como lo más imperdonable la urgencia que ha mostrado el Gobierno Federal por hacer entrar en acción a las poderosas máquinas bulldozers en numerosas construcciones, las cuales han barrido los escombros con todo y los cuerpos, sin saberse cuántas personas permanecían aún con vida.

Tentativamente se ha dicho que colapsaron 47 edificios en la Ciudad de México, y circuló por las redes sociales que esa devastación obedeció a que las estructuras estaban mal hechas y que construcciones dañadas en 1985 no fueron posteriormente debidamente apuntaladas.

¿Corrupción institucional y empresarial? era la pregunta que se hacían los usuarios de las redes sociales y se recogían diversos testimonios, sobre todo del Colegio de Arquitectos que puso en evidencia que la corrupción institucional había facilitado que las empresas constructoras buscaran compensar los sobornos con deficientes materiales, estudios incompletos, errores de cálculo y usos distintos a los acordados para el inmueble, como parte de una larga lista de fallas probables.

El impacto de esto en la audiencia de Facebook, Twitter y YouTube, sobre todo, fue mayor todavía por las denuncias instantáneas del desorden, abuso o conflicto que generaban las autoridades en sus afanes por hacerse del control en las maniobras de rescate y de ayuda ciudadana, y no permitir que las y los ciudadanos actuaran por su cuenta, a cualquier precio.

En el muro de Santos Jorge Lazzeri podía leerse: “Creo que el gobierno, federal y local, tiene mucho miedo de que miles tomarán las calles organizados y no dependamos en nada del ejército ni policía. Que la gente de todo el país se una con un objetivo!!!! Que nos demos cuenta del verdadero poder de juntarnos!!! Por eso quieren acabar ya metiendo maquinaria, no rescatar ya a nadie y que ya no estemos en las calles!!!”

Incansables, numerosos cibernautas rastreaban esas evidencias y en cuanto las capturaban con sus dispositivos electrónicos eran transmitidas al instante a las redes sociales, donde las noticias sobre esos sucesos corrían a gran velocidad dentro de una efervescencia y deseos por compartirlos.

Llegaban a las redes por montones -de ciudadanas y ciudadanos- transmisiones directas desde los lugares en conflicto, videos con diferentes contenidos, mensajes de voz y carteles con mensajes de denuncia, alertando sobre la amenaza que estaban significando las autoridades y también los políticos para retrasar la solución a los problemas.

“Es una infamia que tras un terremoto los ciudadanos deban enfrentar a la autoridad que roba víveres y despoja a brigadistas de sus herramientas”, escribió el cibernauta Wilbert Torre, muy indignado, y no había forma de dudar sobre eso porque se informaba desde el propio lugar de los hechos, y muchas veces con fotografías, imágenes de video o incluso sólo sonido.

“¡¡¡Miren lo que están haciendo con las donaciones del pueblo!!! Compartan. Aclaración: la fotografía no es fotomontaje, en efecto los sujetos en cuadro se encontraban etiquetando la mercancía. La foto es del día de hoy jueves 21 de septiembre de 2017”, denunciaba otro internauta.

Se veía en la fotografía a hombres rellenando cajas de cartón y sacos con el logo del PRI de mercancía supuestamente donada por la gente en un gesto humanitario para la población afectada por el sismo.

El mensaje agregaba: “No es la primera vez que sucede, desde el sismo en Chiapas y Oaxaca (7 de septiembre último) se han estado reportando estos casos, se sugiere que investiguen…”

Entre tanto, circulaba también en las redes una carta que se haría llegar a los Poderes Ejecutivo y Legislativo, así como a la Secretaría de la Defensa Nacional para denunciar a las fuerzas armadas que “en este impasse crítico de México” están impidiendo las labores de rescate y en cambio quieran remover escombros con maquinaria pesada cuando se presume que todavía puede haber sobrevivientes.

“¡Pónganse a la altura de la emergencia o regresen a sus cuarteles! De lo contrario, harán más grande la tragedia que sufre el centro de México por el terremoto y pasarán a la historia como paradigma de la chapucería criminal”, concluía la carta.

Quedó constancia de que no había ningún incidente mínimo. Por el contrario, cada situación inflamaba el alma, conmovía a la audiencia hasta las entrañas y electrizaba al público internauta, al enterarse de cosas como el desvió de la ayuda humanitaria de la gente para que los gobernantes se lucieran con ella.

Fue un sonoro escándalo en las redes conocer que en Cuernavaca el gobierno de Graco Ramírez desviaba los tráilers, llegados con ayuda de todas partes del país, hacia DIF Morelos, donde se almacenaba la mercancía, y se había anunciado que no sería repartida de forma inmediata.

Al saberse esto, gracias a las redes, en tropel llegaron ciudadanas y ciudadanos de numerosas organizaciones sociales a rescatar de ese almacén los víveres y diversos productos de ayuda que se estaban requiriendo con urgencia.

Como en una película de “acción” empezaron a llegar al almacén del DIF, levantando polvo, camiones, coches y camionetas de los ciudadanos que subían a esos vehículos, a una velocidad inaudita, parte de las toneladas de productos que ya se habían concentrado en ese lugar. Las imágenes se veían en Facebook.

En medio de todo lo que estaba ocurriendo, no dejaba de circular el hashtag #RescatePrimero #NoMaquinariaPesada, que era lo que más preocupaba a la gran audiencia de cibernautas, y la frase “copia y pega” que acompañaba a los mensajes era la más socorrida para hacerlos circular profusamente.

Era usual ver mensajes como éste:

Maritere Espinosa
20 min 
PETICION EN ESTE MOMENTO: 12:40 AM, 24/sept.
En Av. Pacífico # 455, Coyoacán se necesitan 30 tablas de 3/4″ X 4″, de 8 pies. Los vecinos y rescatistas están apuntalando el edificio para ver si pueden recuperar su edificio. También necesitan comida caliente. Y ya más tarde, en otro momento, en algunos casos: “Por favor ya no manden más, estamos sobrados”, muestra de que, de alguna manera, había coordinación gracias a que casi todo el mundo estaba colgado del Internet, desde el celular, la Tablet o en la computadora de su casa retransmitiendo los mensajes o produciéndolos.

En cuanto empezó a hablarse de problemas que las autoridades federales les causaban a los rescatistas venidos de varias partes del mundo, al igual que había sucedido con los locales, hicieron su aparición los primeros mensajes de rechazo a esas actitudes gubernamentales o militares.

Usuarios de las redes, como Alberto Fuentes Alvear que escribió al respecto: “¡Hay que ver cómo el gobierno ya empieza a hacer de las suyas!”, desde los lugares en conflicto informaban sobre lo que realmente estaba sucediendo, sin filtros y sin censura.

El internauta Roberto Bardini citaba al periodista Miguel Castillo, colega suyo: “Sólo hay que salir a las calles de la Ciudad de México, Puebla o Morelos para darse cuenta que los mexicanos no son de este mundo, que están hechos con un material que vuelve gruesa su piel ante la tragedia mientras su corazón se expande a tamaños insospechados”.

El sentido de colaboración estaba muy generalizado: “Gracias JC Cházaro de América Sin Muros y Bernardo Mendez Lugo Guía para documentar afectaciones o posibles violaciones a DH por el sismo!, rezaba un mensaje.

Hacía una serie de recomendaciones, entre otras que se recogieran testimonios sobre atención y trato a víctimas y familias, ver si tenían información oportuna, si a quienes tenían familiares bajo los escombros les permitían estar cerca de la zona, si podían ver los restos y cómo los estaba tratando la autoridad.

El cibernauta Gustavo Ogarrio escribió sobre lo que vio cuando se iba el terremoto: – “¡Se está cayendo el techo!”: el grito es irreal en el espejo todavía más irreal de lo que empieza a ser el terremoto del 19 de septiembre de 2017.

Cientos de personas que bajan unas escaleras desde el cuarto piso, atropellándose, sobreviviéndose, tirando a una mujer con bastón, chupándose lo que por segundos-luz les parece que es el fin: cuánta nostalgia de vida hay en esta frase que parece venir de una realidad paralela…”

En el muro de Ethel Riquelme en Facebook alguien escribió: “Si no está en la tele no existe. Pero las redes sociales nos regresan a la realidad”. Y eso a propósito de Frida Sofía, personaje de ficción creado por Televisa y del que se hicieron eco los demás medios de comunicación sin saberlo.

Una enorme indignación se dejó caer en las redes sociales cuando se supo que ese personaje había sido inventado. Los internautas fueron implacables, burlones y pidieron castigo para los infractores por faltarle el respeto al público y anteponer la televisora su necesidad de audiencia, en momentos en que el país vivía una enorme tragedia.

Del muro de Sayuri Herrera podía leerse: “No es paranoia, mito o rumor, es memoria histórica. Nos gobierna la misma gente que hace 32 años dejó morir personas entre escombros y no agotó las posibilidades de búsqueda”.


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