María UIcab mujer indígena poderosa vive en dos colectivas en Quintana Roo

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  • Violencia simbólica no reconocer importancia de las mujeres en la historia: Georgina Rosado

Elda Montiel

SemMéxico, Cd. de México, 21 de junio 2021.- Las mujeres indígenas son discriminadas doblemente por ser mujeres y por ser indígenas, más si tienen un liderazgo como fue el caso de “María Uicab, reina y santa patrona de los mayas”. Es  la misoginia de algunos historiadores  a quienes les cuesta reconocerlas. Además propician  la violencia simbólica que minoriza a las mujeres en funciones sociales.

La maestra Georgina Rosado de la Universidad Autónoma de Yucatán, en una conferencia en el Museo de la Mujer, señaló  que la violencia simbólica transversaliza todos los grupos sociales y se da en la historia, son pocas las mujeres que nombran los libros de texto como Josefa Ortiz de Domínguez, o Sor Juana Inés de la Cruz.

La antropóloga, especialista en investigaciones sobre la mujer y las relaciones de género, pionera en la aplicación de la perspectiva de género en la docencia y la investigación en Yucatán, en su estudio sobre la poderosa sacerdotisa lo único que lamenta es no poder comprobar qué paso con ella, si la mataron o murió por edad, una de las versiones orales es que la enterraron en la iglesia, y tuvo una hija y descendencia, pero no se puede exhumar “porque sería traición”. 

Sin embargo, la encontró en dos colectivas que además de reivindicar su nombre buscan reivindicar a las mujeres en un lugar donde son víctimas de la violencia como Quintana Roo, estas colectivas son: “La Casa de la Mujer Indígena U Muukiil Ko’ob María Uicab” en Felipe Carrillo Puerto, y el “Colectivo “María Uicab 2021”.

María Uicab, explica la antropóloga, fue una reina sacerdotisa, oráculo de los mayas durante la mal llamada “Guerra de Castas”, y existen muchas investigaciones arqueológicas con perspectiva de género que han roto la concepción equivocada sobre la importancia de las mujeres que han permitido cambiar esta visión equivocada en particular en la zona maya que ocupa el territorio de Quintana Roo, lo que hoy es Cozumel, Islas Mujeres, Felipe Carrillo y Muyil.

Era una zona dedicada a la Diosa Ixchel y venían las peregrinaciones desde América del Sur, incluso de toda Mesoamérica, peregrinaciones vinculadas al comercio que se hacía directamente con Inglaterra. 

La Diosa Ixchel estaba vinculada a la lluvia, la medicina, la procreación, la pesca y las aguas marina y en sus santuarios las sacerdotisas a manera de oráculo interpretaban su mandato para informarle al pueblo maya.

Cuando llegan los españoles, al igual que en la Isla Mujeres, se van a encontrar muchas representaciones femeninas de la diosa Ixchel y también representaciones del dios maíz, que es una planta andrógina, cuya representación es una cruz con las manos alzadas hacia arriba y es madre y padre, y se imaginan a una cruz cristiana y van a intentar establecer una relación sincrética.

El sincretismo entre las dos religiones se llevará de forma muy diferente, los sacerdotes cumplían tanto funciones católicas como la religión antigua, y se mantiene hasta hoy en algunos centros ceremoniales. 

La presencia de mujeres con relevancia política fue un fenómeno común en varias regiones del mundo maya, pero en el resto de la península no está presente en la época de la Colonia y ponen la zona de Quintana Roo como zona baldía, porque no fue colonizada completamente, por lo que era lugar de refugio.

Desde la invasión en 1517 hubo constantes levantamientos en los grupos mayas de Yucatán como el de Jacinto Canek, en 1847, en Tepich en Quintana Roo hay un levantamiento indígena las causas se le conoce como “guerra de castas” pero esa visión es muy equivocada, tiene que ver más con el avance un naciente capitalismo con el crecimiento de las haciendas henequenes y azucareras en territorios colectivos de los mayas que les fueron arrebatados. 

Había una forma disfrazada de esclavitud; endeudarse en las haciendas, las mujeres eran sometidas a esclavitud sexual, “tengo mucha evidencia de descendientes que hablan tanto de golpeados físicamente y el derecho de pernada, no eran hechos aislados, era constante y permanente. Vendieron esclavos a Cuba, en una tramite tramposo de que iban a trabajar, pero en verdad eran vendidos”.

En esta etapa de la historia la misoginia parece ignorar la importancia de las mujeres mayas, acota la antropóloga, incluso la señalan que por ser feminista exagera en la importancia de las mujeres, expresa: “hoy sabemos que las mujeres eran parejas de los sacerdotes y tenían un papel protagónico, las llamaban reinas, interpretaban la voluntad de las cruces”.

“El sacerdote maya de Tulum don Moisés Chim heredo, junto con su cargo, un cuaderno donde se encuentran escritos los nombres de todos los jefes importantes militares y sacerdotes de la guerra. Estos son mencionados, uno por uno, durante la misa del 2 de noviembre. En esta lista figuran los nombres de 5 patronas.

La primera de ellas fue María Hilaria Nauat, la segunda Andrea Nauat, la tercera Agapita Contreras esposa de Pedro Pascual Vareda, María Petrona Uicab y la quinta y última Soledad, (De la entrevista  don Moisés Chim en junio del 2006).

Surgen los cruzo’ob que era una sociedad teocrática militar religiosa en torno a la cruz, la deidad era una cruz verde, -madre y padre- que era interpretada en Tulum por María Uicab que era llamada “Reina y Santa Patrona”.

En Muyil había un gobernador que era el padre de María Uicab  y la nombra como su heredera legítima, Uicab significa miel, está registrada en los cuadernos de rezos de los mandatarios  y se le menciona entre otras mujeres importantes. El segundo nombre de María es Petrona.

Como ejemplo de la misoginia de los historiadores, la maestra Rosado menciona como uno de ellos (Reed 1982, 220) redacta: “ya no era la santísima (Chan Santa Cruz) capital de los rebeldes el símbolo nacional sin disputa: En “Tulum había aparecido otra cruz. Fue la única controlada por una mujer, María Uicab, que se dice era llamada Reina y Santa Patrona, hacia hablar a la cruz y la interpretaba para su pueblo… “Las mujeres siempre habían tenido un papel secundario en la religión de los mayas, y estaban excluidas de todos los servicios de origen pagano; debe haberse tratado de una personalidad desusadamente fuerte que en tiempos agitados lograría quebrantar la religión”. (Reed 1982, 220.).

Lo que acota Georgina Rosado como una gran falsedad que la arqueología y la historia con perspectiva de género ha demostrado.   

María se casa tres veces, y existen documentos donde se le advierte al gobierno del poder de María Uicab a la que trataban como reina y que era una autoridad moral y religiosa.

El gobierno yucateco toda la vida quiso aplicar el concepto de “divide y vencerás”, y le ofrece a Dionisio Zapata que mate a los dignatarios en ese momento y este se proclama gobernador de los mayas.

Los dignatarios huyen con las cruces y piden refugio a donde gobernaba María que era viuda, manda mil hombres porque ella tenía armas, y pólvora, y matan a Dionisio Zapata. Por lo que se instala con su segundo marido don Juan Bautisa Pat en Tulum como los patronos de la Santísima. Esto permite que los cruzo’ob vivan en forma independiente por varias décadas.  Ella también nombra a los jefes de los ejércitos en Santa Cruz

En mayo de 1901 luego de repetidas campañas militares fracasadas el ejército mexicano ocupa Santa Cruz, actualmente Felipe Carrillo Puerto, y Tulum. Realiza una implacable persecución y exterminio de los grupos mayas que resistían aun en la selva.

La antropóloga señala que no existe un informe escrito sobre qué fue lo que paso con María Uicab, por tradición oral se sabe que falleció por edad y está enterrada en una iglesia como corresponde a alguien importante, pero no se puede exhumar. Sin embargo, hay testimonios de descendientes como José Iván Borges con el que se entrevistó.

De María Uicab existe un pequeño monumento en Felipe Carrillo, Quintana Roo.

Sobre María Uicab la antropóloga ha realizado una historia novelada “En busca de María Uicab” en colaboración con el cronista Carlos Chablé.  Se promociona, por las autoridades de turismo, como un libro que se prepara para romper el mito de la mujer como víctima pasiva en la historia, específicamente hablando de la llamada Guerra de la Castas, durante el levantamiento maya que dio inicio en 1847. La novela incluye diversos documentos anexos al final del tomo, destinados a generar un criterio entre los lectores a partir de los hechos históricos.

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