No a la maternidad subrogada, se pronuncian feministas y organizaciones de derechos humanos ante la SCJN

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  • Una industria que ya opera en México con ganancias hasta de 6 mil millones de dólares anuales
  • ¡¡¡Cartel: no somos mercancía!!!

Elda Montiel

SemMéxico, Cd. de México, 7 de junio 2021.-  Mujeres feministas y organizaciones de la sociedad civil se concentraron esta mañana frente al edificio de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para entregar una carta firmada por más de  mil quinientas organizaciones feministas y de derechos humanos en la que piden a las y los magistrados rectificar el camino y no avalar los vientres de alquiler porque estarían institucionalizando la exploración de los cuerpos de las mujeres y la mercantilización de las niñas y niños, con lo que se convertirían en  cómplices de trata. 

Exigen a la Suprema Corte de Justicia votar en contra de la legalización de los vientres de alquiler porque viola sus derechos sexuales y reproductivos, cosifica su cuerpo y las obliga a renunciar a su derecho a la maternidad. 

Patricia Olamendi, abogada y presidenta de “Nosotras tenemos otros datos” leyó la carta en la que exigen “respeto a la dignidad humana de las mujeres, nada más ni nada menos”. “Los bebés no se compran. No aceptamos ser objeto de transacciones monetarias”.  

Les hacen saber su indignación y asombro por los acuerdos y resolutivos tomados por la Corte a propósito de la llamada “gestación por sustitución”, porque están avalando que las mujeres y los niños y las niñas se consideren como mercancía, ya que se pueden rentar o comprar.

Califican dicha resolución como clasista, ya que las más afectadas van a ser las mexicanas más pobres, y las convierten en objetos legales de consumo para nacionales y extranjeros. También cuestiona el argumento de que apela el derecho de la mujer a ejercer su capacidad de manera reproductiva de manera autónoma, lo cual es una distorsión.

Precisan que la maternidad subrogada constituye una violación a los derechos humanos de las mujeres, puesto que se basa en la ausencia de un consentimiento informado.

En la imposición del control de los cuerpos de las mujeres gestantes con tratamientos hormonales invasivos que representan severos riesgos para su salud y la de los niños y niñas nacidas por esta via, así como la imposición o limitación de la interrupción del embarazo y abandonos después del proceso cuando las y los niños nacidos por esta vía no son lo esperado por los contratantes.

El desarrollo de las tecnologías de reproducción no responde a una necesidad de las mujeres, sino al hecho de que el capital y la ciencia necesitan a las mujeres para seguir manteniendo su modelo de crecimiento y progreso.

El 1 de junio del 2021, el Tribunal Pleno de la SCJN planteó la posibilidad de regular la maternidad subrogada en todas las entidades. Hasta ahora, esta práctica se permite en Tabasco desde 1997 y en 2016 se reformó la ley para que se permitiera sólo en su modalidad no remunerada, para parejas mexicanas con imposibilidad médica de tener hijas e hijos.

Advierten que esto abriría la puerta a la legalización de una industria que de suyo ya opera en México y que reporta ganancias multimillonarias, alineandose con ello a la demanda del mercado. Tan solo en 2018 la facturación de esta industria fue de 6 mil millones de dólares según el USD (Surrogacy Market Share Report).

El movimiento feminista llama a la SCJN a rectificar el camino, ya que el pasado viernes la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) resolvió a favor de la maternidad subrogada, que las mujeres podrán decidir libremente si lo hacen por altruismo o por contrato y que no estarán sujetas a sus parejas, porque ello las limitaría en su libertad.

Acordó igual que las y los estados tienen facultades para decidir y regular subrogación, como sucede, hace algunos lustros en Tabasco.

Las manifestantes con capas guindas y cofias blancas en clara alusión a la serie “El cuento de la criada”, novela homónima de Margaret Atwood donde la mujer se ha convertido en esclava sexual de un estado que aniquila su voluntad como personas y las trata como objetos. Lo único que importa es su útero y su capacidad para procrear.

Las feministas en forma pacífica sólo coreaban “Somos personas no cosas”, “No a los vientres de alquiler” y pancartas con el letrero “Las mujeres no somos mercancía” mientras se hacía la entrega de la Carta en la Oficialía de Partes. Estaban presentes Yndira Sandoval Sánchez, Teresa Ulloa, la doctora Aimé Vega Montiel, entre otras activistas.

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