Pueden las mujeres del campo transformar la desigualdad social

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  • Trinidad Bartolo López dice que la realidad “desoladora” cambia.
  • Ellas siembran, cosechan y venden, están al frente de la producción de alimentos.

Soledad Jarquín Edgar

SemMéxico, Oaxaca, 15 octubre 2019.-  Aunque el panorama no parece alentador para las mujeres del campo, Trinidad Bartolo López, ingeniera en Agronomía, sostiene que las mujeres tienen amplias posibilidades de transformar la desigualdad social.

Desde hace años en San Lucas Ojitlán y otras comunidades cercanas a ese municipio asentado en la región del Papaloapan, considerado años atrás como el “granero de Oaxaca”, Trinidad Bartolo López ha emprendido la titánica tarea de mostrar que la realidad “desoladora” puede cambiar.

Desde su perspectiva son las mujeres las que pueden hacer el cambio real, dice y explica que desde hace décadas los hombres de todas las edades salen de sus comunidades para emplearse como jornaleros en entidades del norte del país y cómo han sido las mujeres las que se han encargado de la producción de alimentos, sean o no dueñas de sus tierras, pues persiste la creencia de que ellas no serán las responsables de proveer a sus familias.

Pero la realidad es otra. Su estimación es que en la zona donde vive sólo el 20 por ciento de mujeres es propietaria de sus parcelas. Muchas veces, los maridos emigran, mandan dinero uno o dos años, después dejan de mandar dinero, porque posiblemente ya formaron una familia lejos, por eso la preocupación en las mujeres que se quedan al frente de sus hijos e hijas, por eso muchas de ellas han tomado la siembra en sus manos y el mejor ejemplo es la forma en que sus productos son muy demandados en Tuxtepec.

Por otro lado, ve con preocupación cómo a los jóvenes –mujeres y hombres- inmersos en el sistema capitalista consideran no redituable seguir produciendo alimentos, “quieren dinero sin tanto trabajo y prefieren trabajar en comercios, taquerías o migrar a otras ciudades”. Es preocupante porque quienes tienen hoy menos de 18 años no se ven en el futuro sembrando alimentos, dice la egresada como Ingeniera en Agronomía por la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco.

Al concluir sus estudios regresó hace años a su natal Arroyo Camarón en el municipio de San Lucas Ojitlán, donde desde enero pasado es Regidora de Desarrollo Rural y Agropecuario, pero hace poco más de 10 años a través de la asociación civil, Agencia de Desarrollo Local la Chinantla, ha sido una ferviente impulsora de la producción agropecuaria.

Dice que, desde la asociación civil, las mujeres siembran jitomate, cilantro, cebollín, hierbas para guisar, chiles y otros productos, lo han hecho consecutivamente por diez, ocho y seis años, la tierra no se agota.

En 2014, estudió el Diplomado Internacional de Estudios de las Mujeres Feminismos y Descolonización, lo que ayudó a perfeccionar su trabajo con las mujeres chinantecas.

Es por ello que las mujeres juegan un papel fundamental en la producción alimentaria, concebida no sólo como una forma de alimentar a sus familias, sino también como una manera de obtener ingresos propios.

Asegura que la producción de hortalizas y verduras que se venden en el municipio de Tuxtepec, por ejemplo, son producidas por mujeres de San Lucas Ojitlán. “Esas verduras son muy cotizadas porque se producen en pequeños huertos familiares y sin agroquímicos, sólo utilizan productos orgánicos”, es decir, dice más adelante, también contribuimos a conservar la tierra.

La tierra es vida

Trinidad Bartolo López pone el ejemplo, desde hace años produce sus propias verduras en un vivero que tiene en su casa, “cosecho, consumo y vendo”, así las mujeres hacen hoy lo que muchas otras personas jóvenes no ven, “el secreto es tener paciencia, hacerlo de forma escalonada para que cada año fluyan esos recursos naturales.

No necesitamos irnos de nuestra tierra, aquí tenemos nuestra propia riqueza, nuestros padres y madres así lo hicieron, aquí estuvieron. Sin embargo, sostiene también es necesario cambiar las políticas públicas que se hacen desde los escritorios, sin considerar las propiedades de cada zona o región del país. Y plantea que es urgente cambiar la visión de la educación que se brinda a las y los jóvenes, hoy desde una visión financiera. Lo que necesitamos es una visión social, sostenible y sustentable en la educación financiera.

De igual forma considera que en México hay muchas enfermedades resultado de lo que comemos, como los productos industrializados y además consumimos pastillas blancas que son resultado también de procesos químicos, cuando en la naturaleza y en el patio de nuestras casas podemos tener la mejor farmacia, pero no creemos en lo que podemos logar y ese sí es un problema generalizado, con altísimos costos para las personas, porque pensamos que lo que viene de fuera es mejor, eso es una mentira: nuestra tierra es vida.

“Que te hace falta ¿dinero? Siembra, cosecha, vende y tendrás dinero”, dice la hoy regidora de Desarrollo Rural y Agropecuario del San Lucas Ojitlán, quien insiste en que hay capacidad, hay tierra, hay aprendizajes heredados y lo más importante se rompe una de las pobrezas más terribles, la pobreza alimentaria.

Trabajo como regidora

Como regidora de Desarrollo Rural y Agropecuario del San Lucas Ojitlán, Bartolo López tiene la responsabilidad del vivero municipal que, aunque fue instalado hace 10 años tuvo que rehabilitar este mismo año y hoy cuenta con 40 mil platas de café robusta, 10 mil de limón, dos mil de caoba, 4 mil de cacao, además de tener enraizadas mil plantas de albahaca.

Además, brinda talleres a mujeres y jóvenes, es una invitación permanente a volver sus ojos a la tierra y a la producción de alimentos, porque asegura que “la única pobreza que tenemos es la que el gobierno nos ha sembrado en la cabeza de que somos pobres, pero no somos pobres. Tenemos agua, suelo, semillas, buen clima”.

En las escuelas también está implementando parcelas escolares, donde las estudiantes de las dos únicas instituciones públicas, siembran café, una alternativa futura para ellos y ellas. Sin embargo, sostiene que sería importante para transformar la sociedad no dejar la educación solo en manos del profesorado, las familias y la sociedad tenemos que hacerles ver que se pueden cambiar las cosas, “las mujeres de mi comunidad han demostrado que pueden hacerlo, nos falta mucho para concientizarnos desde una visión distinta”.

Sostiene que lo fundamental es promover que haya equidad en la distribución de los recursos públicos en materia agropecuaria, desde una visión focalizada de cada lugar, no mediante programas generalizados, así no han funcionado nunca, cada región tiene sus propias oportunidades y sus propias demandas.

En ello, dice, el actual gobierno tiene una enorme responsabilidad.

SEM/sj

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