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Arnoldo. Lo desvanece la ingratitud

Rogelio Hernández López

SemMéxico, 4 noviembre 2019.- En tres semanas se cumplirán 100 años de la fundación de su partido, el comunista mexicano, el que incluso disolvió en aras de la transición democrática, pero Arnoldo no será el eje de estas conmemoraciones. A seis años de su muerte, su nombre será inscrito en dos calles de Mocorito y en el muro del Congreso de Sinaloa. No más. Sigue desvaneciéndose su figura simbólica de la izquierda política que ayudó a construir cauces para la insurgencia popular pacífica.

Olvido. En Julio de 2018, al iniciar sus festejos por ganar democráticamente las elecciones Andrés Manuel López Obrador no recordó su nombre y lo refirió como Armando Martínez Verdugo. Después, ciudadanos de Guerrero entregaron un ruego a la Presidencia de la República para que sus restos se trasladen a la rotonda de personas ilustres, pero lo único oficial hasta el momento es que una imagen de Arnoldo podría ponerse en la sala de juntas del Palacio Nacional de nombre: Daniel Cabrera y Los Olvidados.

Cambió el rumbo del PCM

La historia de la izquierda política mexicana contemporánea cumple 60 años en este 2019. Y en la mayor parte estuvo en la medula de las decisiones una persona más que ninguna: Arnoldo Martínez Verdugo.

En 1959, un movimiento interno en el Partido Comunista Mexicano logró quitar de la dirección a Dionisio Encina y distanciarse de la ideología de la Revolución Mexicana con la propuesta de una nueva revolución, pero por la vía democrática.

Arnoldo Martínez Verdugo, dirigente histórico de la izquierda en México. Secretario general del Partido Comunista Mexicano. México, DF. 03/11/11 Foto: Marco Antonio Cruz

Esa fue el primer gran quiebre ideológico de la izquierda comunista mexicana, coinciden historiadores. Arnoldo promovió la realización del XIII Congreso. Fue electo Primer Secretario y propuso el cambio de rumbo. “Era necesario plantear para México una nueva revolución democrática y de liberación”.

Entendió la resistencia popular

La resistencia popular a los gobiernos del PRI fue creciendo y allí estuvieron comunistas y otras izquierdas. Las grandes movilizaciones de ferrocarrileros, maestros, médicos –hombres y mujeres-, de 1957 a 1966 involucraron a cientos y luego a miles de participantes.

Después las movilizaciones involucraron a cientos de miles de personas como el movimiento estudiantil del 68, el movimiento sindical de los 70´s, el movimiento de resistencia al fraude electoral del 1988. Desde año 2000 los movimientos sociales se empezaron a contar en millones de personas, aprecia una investigación de David Cilia. Su tesis se corroboró con la insurrección cívica de las elecciones de julio de 2018.

Sacrificio del PCM

La comprensión de ello fue motor de la estrategia del PCM presidido por Martínez Verdugo, quien tuvo relación con la mayoría de los dirigentes tanto de los agrupamientos sociales como de otros partidos durante tres décadas.

Arnoldo encabezó a quienes lograron la ruptura ideológica y el salto posterior de su partido y atrajeron a otras izquierdas políticas hacia la opción pacífica y electoral. Su partido encabezó la unidad de acción en 1986 y luego la fusión en 1981. El XX Congreso del PCM entregó su capital político y su registro al PSUM, luego PMS y PRD.

Sonriente

Para noviembre de 2003, cuando cumpliría 78 años, ya le habían retirado de puestos directivos del partido, hasta simbólicos. Él se refugió en el Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista (CEMOS). Entonces, aceptó una larga entrevista con este reportero que 21 años antes, en 1982, le acompañó de principio a fin en su campaña electoral a la presidencia en cobertura para Excélsior.

–¿Consideras injusto que te hayan quitado de los mandos del PRD?

 –Lo acepté porque fue otra ruptura de vida necesaria… Quedé libre de la responsabilidad de proponer grandes estrategias… sigo siendo comunista demócrata, aunque en retiro.

Evocó con memoria fotográfica, que toda su trayectoria había sido de incesantes ciclos de “revisiones, rupturas y saltos dialécticos”:

—Fue quiebre de vida haber abandonado mi pueblo, Pericos, municipio de Mocorito en Sinaloa…Nuestra casa tenía tejaván de palma. El pueblo se estancó mucho. Era muy pequeño. Mandaban dos familias los Peyró y los Retes. La base eran las mezcaleras para la desfibración del ixtle y la producción de mezcal, El Periqueño, que era bueno. Las haciendas fracasaron cuando llegaron las fibras sintéticas. Los sembradíos se pudrieron. Yo lo abandoné antes de eso. Primero salí a Culiacán a hacer la primaria. Luego regresé un tiempo, pero pronto fui a trabajar al sur de Sonora. Muy joven llegué al D. F. Quería pintar y ayudar a cambiar las cosas, pero más allá de los problemas locales. He regresado poco.

La otra ruptura fue con su vocación de artista plástico.

— Comencé a pintar desde Culiacán. Tuve esa inquietud. En México entré a la Esmeralda. Yo trabajaba entonces en la fábrica de Papel San Rafael. Empecé a tener trabajo político como sindicalista y entre al partido a los 21 (Juventud Comunista: JC) en 1946. Yo acumulaba las pinturas en mi casa, en mi pueblo. Un buen día las apilé, les eché mezcal y les prendí un cerillo. Tenía necesidad de dedicarme más a la actividad política. Y no quería tener tentaciones. La pintura debe ser un oficio, una actividad profesional concentrada. Como la política. Quemé las pinturas.

— ¿Extrañas la vida de partido?

Arnoldo escucha, enciende otro cigarro y sonríe: —- No. No extraño.

Lo hice por mucho tiempo. Tengo la idea que eso requiere concentración y dedicación. Entonces no se puede estar en dos o tres cosas. Hoy tengo dificultades para hacer lo que quiero hacer. Estoy tratando de escribir cosas de mi participación en política en otros años. A eso estoy dedicado….

— ¿Te jubiló oficialmente el PRD? ¿Te da un salario de pensión?

— Si. Una ayuda.

— ¿Es como la pensión de Miguel de la Madrid…?

— Ja, ja, ja. Nunca sería posible. Ni yo lo aceptaría.

— ¿Pero es una pensión equivalente a un salario de secretario del partido?

— No, no es. (risas) Me ayuda, pues… Me ayuda.

— ¿Qué opinión tienes de Andrés Manuel (López Obrador)? ¿Crees que lleve a la izquierda a la Presidencia de la República?

— (sin sonrisa) Me parece un político inteligente, capaz y honesto con experiencia de muchos años… Si se pueden esperar muchas cosas positivas de él…

— Te ves más relajado que nunca (risas). La última vez que platicamos mucho seguías tan circunspecto como siempre (más risas). Ahora eres otro… (Carcajadas).

— ¿Si?… Quien sabe mano. A lo mejor los años ya me están conduciendo a ver la vida de otro modo. Es que no tengo compromiso. Estoy libre. Eso me permite hacer otras cosas que yo quiero hacer, pero al mismo tiempo me aleja. Eso tiene su punto negro. (risas).

Esa tarde Arnoldo reía, como nunca.

Desmemoria de las izquierdas

Hasta diez años después, el 10 de enero de ese 2013, un colectivo de mujeres y hombres que militaron en el extinto Partido Comunista Mexicano, organizaron un homenaje modesto para quien fue su Secretario General.

Aparte de ellos, solo algunos lo recordaron públicamente y eso por su cumpleaños 88: José Woldenberg, en el diario Reforma, y tres más en el muro de Facebook Haciendo Memoria, Luciano López, Adolfo Sánchez Rebolledo y Roberto Zamarripa.

La izquierda se aleja de Arnoldo, escribió entonces este reportero en una columna:

“Tan pocos y tristes reconocimientos del 2013, mostraron la amnesia y bestial ingratitud de la mayoría de los políticos de todas las izquierdas de México (sindical, campesina, social y política) especialmente de la socialdemócrata; mucha miseria ética y moral de quienes hoy usufructúan las libertades (y presupuestos millonarios), que no todos contribuyeron a conquistar.

“Que poca… memoria y voluntad de reconocer para quien simbolizó aquel Zócalo Rojo, como momentum singular de la larga y accidentada transición democrática y reestimuló esa insurrección cívico-política que dio los cimientos al actual sistema electoral”.

Arnoldo falleció ese mismo año, el 24 de mayo de 2013. El historiador y sociólogo Roger Bartra, lo reivindicó en Letras Libres El 5 de julio:

“Visto en perspectiva podemos apreciar la excepcionalidad del proceso que provocó en la izquierda mexicana una mutación democrática. Estoy convencido de que la clave de esta transformación se encuentra en Arnoldo Martínez Verdugo”.

Arnoldo no alcanzó a testificar que su lucha por la democracia arribó a un buen puerto en 2018. Él murió cinco años antes y la gente de las izquierdas políticas con formación no parece encontrar atractores para un camino claro que contrarreste el caos organizativo y doctrinario.

Quien testifica la ingratitud y se duele por el desvanecimiento de Arnoldo es Martha Recasens, la mujer comunista que le acompaño en sus últimos años y que hace unos días escribió en un chat de ex militantes del PCM:

 “Lo que la 4 T le niega a Arnoldo y sus camaradas que son parte de ésta (es que) parecen haber olvidado lo que si reconocerán en su pueblo natal… Se trata de hacer un reconocimiento del papel que él jugó en la aportación del Partido Comunista Mexicano al logro de la libertad política de la que hoy gozamos y sin la cual (en mi humilde opinión) no hubiera habido el resultado del 1 de julio de 2018”.

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