La trascendencia del 25N
Yaneth Angelica Tamayo
SemMéxico. Cd. de México. 27 de noviembre de 2019.- Diversos comentarios positivos y negativos se escuchan y se leen respecto del 25 de noviembre, día establecido internacionalmente para despertar la conciencia de las personas sobre la violencia que se ejerce en contra de las mujeres.
Y por supuesto, conmemorar la forma vil en la que fueron ultimadas las mariposas Mirabal, quizás algunos se pregunten quienes son ellas, así que de manera breve referiré su historia.
Las hermanas Mirabal, mejor conocidas como las mariposas fueron tres activistas feministas que se opusieron a la dictadura de Rafael Trujillo en República Dominicana, ellas fueron sometidas por el Estado a tratos crueles e inhumanos -encarceladas, violadas y torturadas- por su constante lucha en el movimiento de resistencia política más importante contra dicha dictadura.
Hasta que, el 25 de noviembre de 1960, víctimas del odio del presidente Trujillo, fueron secuestradas por el Estado y sus cuerpos aparecieron destrozados en el fondo de un barranco; fueron ahorcadas y golpeadas hasta morir para simular un accidente automovilístico.
Este crimen de carácter político visibilizó la violencia de género y el abuso de poder que imperaba en República Dominica; la muerte de las hermanas provocó que la ciudadanía se mostrara más empática con sus ideales de justicia social, lo cual culminó con el despertar de conciencia del pueblo y el fin de la dictadura.
Ahora bien, cuáles son los efectos de conmemorar el 25 de noviembre como el “Día Internacional de la Eliminación de Violencia Contra la Mujer”.
En un primer contexto, se trata de visibilizar todas las modalidades y formas de violencia que se ejerce en contra de las mujeres.
En segundo, se busca revelar los grados de impunidad que invisibilizan, minimizan y culpabilizan a las mujeres y niñas víctimas de violencia; lo cual ocasiona que se genere la repetición de actos.
Y en un tercer contexto, se pretende que a partir del conocimiento de datos e información real se formeconciencia en todas las personas que conforman la sociedad, de tal manera que estas empaticen con la situación de violencia que las mujeres tienen que enfrentar.
Estos efectos, propician vías de acción que contribuyen aponer fin a la discriminación y los estereotipos que producen la violencia; además de generar estrategias que permitan un cambio social real.
Ahora bien, que se puede hacer desde el ámbito personal para contribuir con la visibilización y eliminación de la violencia contra las mujeres; una acción importante y a través de la cual se puede dar el cambio es, dejar de ignorar lo que está ocurriendo con ellas, es absurdo que, a pesar de que a diario se menciona que al día mueren 9 mujeres por simple hecho de ser mujeres, la ciudadanía siga indolente.
Se requiere, escuchar a las víctimas y sobrevivientes de violencia; y, por supuesto a las familias que resisten el feminicidio de sus hijas, hermanas, madres y demás mujeres que integran su clan. Pero sobre todo se debe empatizar con la situación de corrupción e impunidad por la que tienen que a travesar para conseguir justicia y no ser parte de las cifras.
Exigir la eliminación de la violencia en contra de las mujeres, requiere de medidas “suficientes” y urgentes, así como de compromisos políticos y sociales reales. De nada sirve, exigir modales si el Estado es el responsable de las pésimas acciones y de las múltiples omisiones.
Renegar, culpabilizar, responsabilizar y juzgar a las mujeres que se manifiestan exigiendo justicia; sea cual sea el daño que se crea resentido, no exime a la ciudadanía y al Estado de la responsabilidad que se tiene de respetarlas y garantizarles una vida libre de violencia a las mujeres, pues antes bien, lo único que se genera es más violencia.
Se requiere reconocer que la ciudadanía que hoy se encuentra enfadada por los monumentos grafitados, es la responsable de haber colocado a esas mujeres en la situación de violencia que reprochan. Antes de linchar a esas mujeres y desacreditar el movimiento feminista, debemos reconocer la contribución que hicimos para tener un México violento.
