El pico de la tormenta “perfecta”
*Natalia Vidales Rodríguez
SemMéxico. Sonora. 27 de marzo de 2020.- A la iniciar tormenta “perfecta” que conjuntó la crisis de salud del Coronavirus, la inseguridad pública y la violencia desatada en el país, con los problemas económicos que ya se advertían, se han venido sumando otros factores (negativos y circundantes) que agravan la ya de por sí mala situación; y todavía no se observa que se haya llegado al tope del asunto, después del cual empezarían a ceder cada uno de los componentes de la tormenta e ir mejorando el panorama general.
No nos vamos a sumar aquí a quienes tienen una visión apocalíptica del problema, pero tampoco a quienes piensan que “no pasa nada” ( como el Presidente López Obrador que pecó de optimista desde el principio de la crisis y lo cual terminó por complicarla, si recordamos el asunto de sus estampitas de escapulario y de continuar con los actos públicos de promoción personal: ¡por Dios Santo, ya es Presidente!, ¿qué más quiere?)
Sobran sentencias pesimistas, como esa de que nada puede estar tan mal que no pueda empeorar; o de que cuando las cosas están mejorando , debe estarse olvidando algo; o que tarde o temprano el peor conjunto posible de circunstancias tiene que ocurrir; y demás por el estilo. Pero aquí pensamos que haciendo las cosas bien, todo problema es superable y, algo más, que debemos construir diseños que soporten o aminoren el peor conjunto de esas circunstancias para cuando se presenten (y no suponer que se puede cambiar un balde viejo por uno nuevo sin comprobar que el nuevo contendrá el agua).
Al intelecto humano le falta mucho qué entender…pero la humanidad ha sabido ingeniárseles a través de la historia para superar toda clase de adversidades ( de la naturaleza o de sus propios errores). Este es un momento de esos.
Entre el cúmulo de problemas adicionales o como consecuencia del Coronavirus, como el tema económico y de inseguridad que conformó la tormenta, resaltan varios y muy delicados, algunos inescapables, pero otros motivados por errores del gobierno ( que algunos llaman ¨terquedades de viejito del Presidente¨): la caída de los precios del petróleo que disminuyó la mezcla mexicana de 51 dólares por barril a 15, en una ominosa inversión de los números; la baja de la calificación financiera tanto de Pemex como de los bonos del gobierno por la consultora Standar & Poors al grado de considerarse “inviable” invertir en México ( sin olvidar la desconfianza que generó la nueva cancelación de una obra, la de Constellation Branden Mexicali); la devaluación del peso frente al dólar ( superior al 30% en las últimas semanas); la fuga de capitales ( superior a los nueve mil millones de dólares en los últimos días); los nuevos brotes, ahora de sarampión ( debidos en buena parte a la cancelación del Seguro Popular que los mantenía a raya); los saqueos en tiendas (que ya empezaron); los toques de queda y la restricción del tránsito de personas en distintas localidades por grupos fuera de toda institucionalidad; etcétera, etcétera…¡etcétera!.
Pero hay un haz de luces al final del túnel: uno, que los científicos coinciden en que la llegada del calorcito primaveral y luego la del calorón del Verano “ahuyentará” al Covid-19, como sucede de manera natural con el resto de los ya conocidos Coronavirus de la gripe común, la influenza y demás afecciones respiratorias, dando un alivio mientras se descubren y distribuye la vacuna y el tratamiento efectivo en contra de la nueva pandemia. Y dos: la actitud de la gente que tomó sus propias previsiones aun antes de las declaratorias de emergencia que están dictando las autoridades, y que será oro molido para la próxima conformación de una mejor y superior ciudadanía, dejando de formar parte de ningún rebaño guiado por políticos, para asumir su propio destino, sin necesidad de ningún mesías que, por poquito, y nos lleva al precipicio ( dramatismos y teatralidades aparte).