Feminismo ecuménico

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Olimpia Flores Ortiz

I

SemMéxico, 31 de agosto, 2020.- Lo ya sabido, es un conocimiento fragmentado y acotado. Y es sobre esta base, que tomamos, por tanto, decisiones acotadas y fragmentadas. Toda estrategia fallida.

Como nunca la especie humana ha cobrado conciencia de la planetarización de sus problemas. La pandemia de la Covid 19, nos puso de cara frente a ello, a pesar de que venimos erosionando planetariamente el hábitat hace un rato. ¿Habremos tocado fondo con este enfrentamiento brutal con nuestros límites e incapacidades?

El síntoma más importante de estos problemas planetarizados, es el de su interconexión con diversas dimensiones de lo que se considera como lo real, lo contextual, las circunstancias. Cada fenómeno obedece a la emergencia y confluencia de procesos que son multidimensionales e interactivos, en los que incide lo aleatorio y azaroso, lo indeterminado y el estado permanente de incertidumbre. ¿Alguien sabe dónde queda la certeza?

Pero no suele ser esta complejidad la que acompaña al análisis y a la toma de decisiones de lo público. No terminamos de asumir lo que significa esta planetarización respecto de cómo entendemos los acontecimientos y los fenómenos.  En la esfera terráquea cuenta todo, nada hay fuera y nada hay dentro, todo es constitutivo.

II

A querer o no, todas las divergencias que se expresan, por ese mero hecho, también son. Ahora a mi feminismo lo quiero calificar de ecuménico. Antes ya le dije abierto y rizomático y lo he declarado liberal.

“Por movimiento ecuménico se entiende el conjunto de actividades y de empresas que conforme a las distintas necesidades de la Iglesia y a las circunstancias de los tiempos, se suscitan y se ordenan a favorecer la unidad de los cristianos.” Decreto de los documentos del Concilio Vaticano II sobre el Ecumenismo.

Más o menos así. Todos los feminismos que se expresan son el feminismo, por antagónicos que nos parezcan. Porque inciden. Aunque, la unidad del feminismo es imposible primero porque no tiene cuerpo, si lo tuviera le estorbaría. El feminismo es pensamiento, es la pregunta total, es la disolución del orden aprendido.

Pero en su acepción tangible, es un qué hacer atravesado por las mismas debilidades humanas, la misma vanidad, la misma mezquindad, la misma avaricia, la misma deslealtad, la misma irresponsabilidad. Todavía hay una brecha entre el discurso y la ética. Ningún proceso es impoluto, todos son humanos.  

La democracia, por otro lado, es justamente la confluencia de lo abierto y lo diverso. El discurso del feminismo no puede esencialmente ser cerrado, en tanto búsqueda y en tanto plural. Siga cada cual, pues su trayecto y confluyamos en alguna esquina acudiendo al llamado, que, así como pinta será embozadas y en escaramuza.

III

Desde la perspectiva de la propia postura política, lo ganable, en cualquier caso, quedará del lado de la mayor complejidad que nos permitamos en la visión. Hay que encontrar los intersticios del mundo ahí, donde se dan los cruces del rizoma de todo lo que es. Nada camina por su exclusivo carril. El todo que tiene que ver con las partes y al revés. El mundo es el mundo desde que se “inventó América”, como diría O ‘Gorman.

Que la estrategia de estrategias sea entonces la complejidad. Problematizar y poner en jaque todo concepto y toda estrategia.

 “Comprender la interrelación entre la pobreza, la educación y el empleo; las violencias contra las mujeres y su autonomía política; las desigualdades sociales, culturales y económicas, y la salud sexual y reproductiva (embarazos no deseados, la mortalidad materna y el embarazo en la adolescencia), como factores transversales que tienen implicaciones en el logro de la plena ciudadanía de las mujeres, es uno de los principales aspectos que hace vigente y relevante este esfuerzo de análisis. Tratar de manera desintegrada cada uno de estos aspectos reproduce las desigualdades sociales, incrementa las vulnerabilidades y reduce el potencial de las mujeres para realizar sus derechos y vivir con dignidad e igualdad con los hombres.” Documento de ONUMujeres

https://www.minjusticia.gov.co/Portals/0/Tejiendo_Justicia/Publicaciones/PDF%20WEB%20BRECHAS%20DE%20GENERO%20Y%20DESIGUALDAD_final.pdf

 Dos son los obstáculos para esta visión multidimensional:

  1. Venimos de la tradición de la política pública sectorial que además de fragmentada, es un coto de poder que está siempre en disputa.
  •  La estrategia de la política pública orientada a resultados que la condensa con la administración de riesgos económicos y financieros, con criterios gerenciales de competitividad, que sustituyen a la posible densidad con la viabilidad de valores contables.   

La necesidad de la transversalización de la política pública para la perspectiva de género trae a presencia a la complejidad, como mecanismo idóneo de articulación con la estructura de gobierno. La agenda de género es de interés estructural. Pero el aterrizaje topa con la atroz simplificación de la visión condescendiente de Estado que es sectorizada y sus vicios funcionales. Además del arraigado prejuicio en la conciencia colectiva.

IV

Técnicamente, una Brecha de Género según la Cepal, se ve de dos maneras:

Como una medida que muestra la distancia entre mujeres y hombres respecto a un mismo indicador.

Y como la brecha existente entre los sexos respecto a las oportunidades de acceso y control de recursos económicos, sociales, culturales y políticos, entre otros.

Para mayor claridad, organiza a las brechas en cuanto a la autonomía física (la que tiene que ver con la violencia y el castigo al cuerpo de las mujeres y con el derecho a la decisión propia; la económica que corresponde a la inserción en la esfera productiva, el derecho a generar el propio ingreso; y la política como el derecho a la ciudadanía y a participar de las decisiones que atañen a la poli.

Estas brechas pragmáticamente definidas, configuran los escenarios del desenvolvimiento vital de los sujetos, en donde la subjetividad y la violencia se encuentran. La subjetividad es de lo político en tanto la política ya no puede desconocerla, porque desemboca en todo de lo que la política se ocupa.

El Sujeto, sujeta o sujete, no puede disociar su biografía del contexto con el que interactúa a partir de eso enigmático e inmanejable, pero constitutivo de sí que es su subjetividad.  Y no digo desde la lógica psiquiátrica, sino de las condiciones para la buena vida, que una sociedad organizada se propicia.

 En este tiempo, la racionalidad ha quedado expuesta como una reducción insuficiente para afrontar las sorpresas que nos depara la vida. No hay respuestas.   

V

Las brechas de género orbitan alrededor de las políticas de supervivencia que pretenden erradicar la violencia contra las mujeres en el sistema patriarcal; las políticas de redistribución de la riqueza, vinculadas a la distribución del tiempo, del trabajo, y de los cuidados que requieren una transformación radical de la organización social pública y privada, que ya no descanse en las mujeres; y las políticas de reconocimiento de la diversidad que involucran a los factores del origen racial y étnico, la estratificación social y sus consecuencias, la segmentación etaria, las así llamadas capacidades y discapacidades y por supuesto, la adscripción a la comunidad LGTIB+ presa de discriminación y fobias.

¿Cuál es el hilo vinculante entre estos tres ejes de la violencia estructural que genera a los hechos tangibles de la violencia que nutren a la estadística? La violencia simbólica, el orden que inoculan las creencias que pautan a lo normal, a lo decente, a lo legítimo al amparo de los modelos del deber ser masculino y femenino. Entre ello la relación con el propio cuerpo, vehículo de la transgresión.

¿Cuándo accederemos a una noción y una ley subjetiva laica y liberadora que no nos encarcele en el cuerpo? Es tan sutil, que creemos que la dignidad radica en el uso que le damos, en los placeres a los que lo orientamos; lejos aún una concepción sobre el propio cuerpo que no nos sobredetermine, sino al revés, hacemos política con él como rehén. No nos divorciamos del paradigma simbólico.  

¿Cuáles serían los horizontes del feminismo abierto y rizomático? Los que propicien la rebelión contra los dictados al cuerpo. La radicalidad del feminismo no se localiza en la insistencia de aquel eje cartesiano del sistema sexo-biología/género-construcción social que en la segunda mitad del siglo XX hizo posible la visibilidad de las asimetrías entre mujeres y hombres y llamó al Estado a una responsabilidad específica y dirigida hacia la compensación para la igualdad.

El feminismo nutricio de los derechos humanos, hoy se inscribe en movimientos amplios que reclaman su propio derecho a ser. Y en donde efectivamente la subjetividad concursa como un factor considerable que no se debe desdeñar. No vale que por feminismo radical se entienda la persistencia en el binomio sexo/género que se resiste al devenir de los tiempos que son gracias a la politización a sus instancias, de aquello que es lo personal.

Desde Aristóteles, lo corporeidad es el campo en el que gravitan lo histórico y lo simbólico, susceptibles de interpretación y modificación. ¿Por qué no ser entonces realmente radicales y renunciamos a esa sobredeterminación de lo corpóreo?  Los tiempos advendrán a pesar de esa radical resistencia a lo indeterminado y de las estériles confrontaciones sectarias.

A propósito de la complejidad, dice este papelito de la Cátedra Itinerante UNESCO Edgar Morin https://www.ciuem.info/inicio/qu%C3%A9-es-pensamiento-complejo-y-complejidad/ un fenómeno complejo exige de parte del sujeto una estrategia de pensamiento, a la vez reflexiva, no reductiva, polifónica y no totalitaria/totalizante. Un contexto inédito y enorme requiere un pensamiento creativo, radical y polifónico. Un pensamiento exorbitante (capaz de pensar fuera de la órbita de los lugares comunes).

Todo está por decirse.

Oaxaca, al final de agosto, con la casa que arde y las llamas alcanzan al Estado de Derecho https://www.eluniversal.com.mx/opinion/sergio-garcia-ramirez/arde-la-casa

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