Martha Canseco González.
SemMéxico, 31 de agosto, 2020.- Betty Dodson, es antes que nada una educadora sexual, también es artista, pero sin lugar a dudas es más conocida por ser la masturbadora profesional de Estados Unidos.
Nació en Wichita, Kansas el 24 de agosto de 1929, recién cumplió 91 años y hace casi 50 que se dedica a enseñar a las mujeres cómo masturbarse o como se dice ahora auto erotizarse. Miles de ellas han pasado por la sala de su casa en Nueva York.
En los años sesenta después de la aparición de la obra de Betty Friedan, “La Mística de la Feminidad”, Dodson se interesó por el feminismo, pero pronto se dio cuenta de que la libertad sexual de las mujeres era fundamental. Ella empezó organizando “fiestas sexuales”, ahí se dio cuenta que muchas mujeres fingían el orgasmo, así que se puso como tarea ayudarlas a disfrutar de verdad.
Coincido con Dodson es fundamental apropiarse del cuerpo, el deseo, el placer y el orgasmo para reafirmar nuestro yo y nuestra presencia en el mundo, tiene que ver sobre todo con una cuestión de derechos humanos.
Precisamente por eso es que me decidí hace años a dar talleres de auto erotismo a las mujeres de Hidalgo, muchas de ellas me platicaron su vida sexual, vidas realmente miserables.
Seguí estudiando y bueno, hace dos meses me animé a dar talleres de reflexología sexual. Ha sido una experiencia realmente muy enriquecedora, no solo para mí, también para las mujeres que han participado.
Ellas me enseñan y me nutren de muchas maneras, yo hago lo que puedo, siempre pido a las Diosas que me permitan llevarlas a buen puerto.
Mi terapeuta Magalli Piña, me pidió que reflexionara lo que personalmente significa para mí esta experiencia. No tuve que pensarlo mucho, las respuestas me fueron llegando a lo largo de la semana.
Tiene que ver sobre todo con la relación que tengo con mi propio cuerpo, que es como el cuerpo de cualquier otra mujer, pero que lo he llevado a límites sensatos, es decir sin exponerlo a mal, pero empujándolo a que me dé más.
Cuando haces ejercicio intenso, yo creo que, en el caso específico de las mujeres, esa práctica nos lleva a apropiarnos del cuerpo y sobre todo a conocerlo perfectamente bien, que no es menor cosa en este mundo patriarcal que exige entregarlo a las y los demás. Dice Marcela Lagarde, que mientras más estamos para los demás, menos estamos para nosotras mismas.
El cuerpo es lo que nos aterriza al planeta, es el vehículo que nos permite transitar por esta vida, más bien somos energía basal. Siguiendo con la analogía del vehículo, es como si te compraras el mejor automóvil y no te tomas el tiempo de conocerlo para sacarle el mejor provecho.
En mi juventud en una sola jornada recorría más de cien kilómetros en bicicleta y nadaba otros 5. Sigo haciendo mucho ejercicio. Sí no te apropias de tu cuerpo, difícilmente te apropiaras de tú sexualidad, sí no conoces tú cuerpo, no conocerás tu sexualidad. ¡Pero nunca es tarde!
En este taller de reflexología sexual, sobre todo estoy enseñando a las mujeres a apropiarse de su cuerpo y de su sexualidad, una de ellas me decía después de leer sobre Betty Dodson que yo bien podría ser la Betty Dodson de Hidalgo. Le he dicho, ¡muchas gracias, pero me falta mucho!, eso sí me estoy empeñando y me fascina lo que he logrado.
Una de ellas escribió algo realmente hermoso luego de hacer uno de los ejercicios que les propongo, con la autorización de ella, lo reproduzco. Esto es lo que expresó Lux.
“Somos cómplices, nos descubrimos, acaricio mi monte de Venus y recorro cada parte, cada textura; cierro los ojos e imagino un mundo en mí. Caprichosa se mueve, está seca, la humedad ha huido, sigo tocando, sigo sintiendo las texturas, siento calor, recorro cada grieta, cada hueco. Nos inflamamos y te abres a mí, entro en mí y siento el calor que la envuelve. Giro dentro y llego al lugar correcto, me quedo un momento, las sensaciones placenteras invaden mi cuerpo, un alud que explota me sacude, me abrazo y me quedo tranquila. La paz me invade, agradezco a mi cuerpo esta explosión de sensaciones que quiero repetir una y otra vez”
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