Opinión| Discurso de aceptación del Premio María Moors Cabot

Fecha:

Compartir:

Laura Castellanos

SemMéxico, Nueva York, 12 de octubre del 2022.- En mi país, México, matar a periodistas es como matar a nadie. El 98 por ciento de los asesinatos y el 100 por ciento de las desapariciones de periodistas están en la impunidad. Desde el 2000, en México han asesinado a 156 periodistas y desaparecido a 29. Del total de víctimas, 26 son mujeres.

Estas cifras proceden de conteos realizados por organizaciones civiles. Reporteros Sin Fronteras considera a México como el país más peligroso del mundo para ejercer nuestro oficio.

La espiral ascendente de violencia contra nuestro gremio es una consecuencia de la estrategia de seguridad militarizada que inició hace 15 años el entonces presidente Felipe Calderón. Sus sucesores, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador, la han profundizado.

Me genera impotencia, rabia y dolor ver cómo aumenta la magnitud de la tragedia. En estos 15 años, en mi país han asesinado a más de 350,000 personas y desaparecido a más de 88,000.

Ante esta situación, en 2018 fundé la colectiva independiente Reporteras en Guardia. Somos hoy una red de más de cien mujeres periodistas, la mayoría freelance del interior de México. Juntas estamos construyendo el memorial digital Matar a Nadie. Escribimos las historias de las víctimas de nuestro gremio. Lo hacemos por mera voluntad de conjurar el olvido y la exigencia de justicia.

Al investigar estas historias, documentamos también las terribles condiciones en las que se ejerce el periodismo en México. Se trabaja generalmente de forma precaria, bajo riesgo, sin beneficios laborales, haciendo otros oficios.

Desde que era una estudiante universitaria me forjé bajo un principio: el periodismo debe ser una herramienta de transformación social.

Comencé mi carrera en el suplemento feminista del diario La Jornada, que dirigía la periodista Sara Lovera. En esos años, la tesis de Rosa Rojas, otra colega, me marcó: “El periodismo objetivo no existe, el subjetivo y ético sí”.

Y yo, subjetivamente, decidí recoger las voces invisibilizadas en los grandes medios. Desde entonces, me propuse hacer un periodismo que revela la violencia estructural por razones de género, clase y racismo.

Mi desafío ha sido registrar el desgarramiento social de mi país, bajo la estrategia de seguridad militarizada. Mi trabajo no hace eco de la narrativa oficial, que excluye la responsabilidad del Estado en la violencia y culpa solo a las mafias criminales.

Desafortunadamente, pienso que, en los años que vienen, el gremio mexicano contará más historias de violencia y dolor. El actual presidente, López Obrador, está profundizando la militarización del país. Ha convertido al Ejército en una potencia económica, sin candados de fiscalización. Les ha dado el control de la seguridad pública, la construcción de megaproyectos, y ha legalizado su presencia en las calles hasta 2028.

Todo esto es la crónica de una hecatombe anunciada

López Obrador confronta al periodismo crítico, a través de la descalificación y la estigmatización. Es omiso ante la impunidad de las desapariciones y asesinatos de colegas durante su mandato. Ha recortado los fondos para proteger a periodistas y activistas bajo amenaza.

En este contexto desalentador, apuesto por las nuevas generaciones y las mujeres periodistas. Por eso, el María Moors Cabot no se trata solo de mí. Las reporteras mexicanas han estado en la primera línea de cobertura y han revelado los casos más graves de violaciones a derechos humanos y corrupción durante la actual crisis humanitaria. Las reconozco y las abrazo.

A mis compañeras de Reporteras en Guardia, a mis entrañables colegas, amistades queridas y a mi familia, les agradezco su cariño cuando mi labor me ha puesto en situaciones de vulnerabilidad física y emocional.

Hace once años, el periodista Javier Valdez dijo aquí en Nueva York que un premio internacional como este es un faro al otro lado de la tormenta y una bahía segura más allá de la tempestad. Hoy, cinco años después de que Javier fue brutalmente asesinado en México, les digo: los abrazos colectivos y el reconocimiento a nuestro trabajo siguen siendo uno de los pocos alicientes para navegar en la tormenta.

Foto: De izquierda a derecha: Joe Bolinger decano de la Universidad de Columbia, Jelain Cabb decano de la facultad de periodismo de la Universidad de Columbia y Rosental Alves, presidente del jurado del premio María Moors Cabot

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí



Artículos relacionados

En una jornada democrática eligieron hoy estudiantes de la UNAM  a sus representantes al Consejo Universitario

Este jueves se llevó a cabo la jornada electoral en la que la comunidad estudiantil sufragará, por vía electrónica, para elegir a 47 fórmulas de quienes serán sus representantes ante el Consejo Universitario (CU), máximo órgano de gobierno de la UNAM.

Sale Brugada a acusar mordaza y a quejarse de la prensa

Dos días después del debate entre la candidata y los dos candidatos al gobierno de la Ciudad, Clara Brugada y la dirigencia de Morena salieron hoy en una posición defensiva, para acusar un intento de censura que les impediría hablar del cártel inmobiliario.

América, un peligro para activistas: Amnistía Internacional

América continuó siendo en 2023 una de las regiones de mayor riesgo para los activistas de derechos humanos, medioambientales y periodistas, y la amenaza es aún peor para personas en países convulsionados como Ecuador, El Salvador y Brasil, dijo un informe de Amnistía Internacional.

Entresemana| Del verbo xingar

Menudita, frente al micrófono frunció el ceño y rechazó tenerlo. “Nada”, respondió sin entretelas porque la pregunta fue antecedida por aquello de que su trabajo editorial “Xingona”, la biografía política de Xóchitl Gálvez Ruiz, le acarrearía amenazas.