Rememorar a María Alicia Martínez Medrano, creadora del Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena 

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Trabajó hasta los 81 años en el desarrollo del teatro en comunidades indígenas y rescató lenguas originarias  

La enseñanza teatral en las escuelas rurales, en la selva, entre comunidades ahora perdido

Sara Lovera

SemMéxico, Ciudad de México, 4 de febrero, 2023.- En un espacio escénico enclavado en la selva de Xocén, un grupo de dramaturgos y actores indígenas representan en lengua maya obras de William Shakespeare, Federico García Lorca, Emilio Carballido, Elena Poniatowska…Forman parte del Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena (LTCI) creado por María Alicia Martínez Medrano, (1983) promotora de un vasto movimiento cultural en territorio maya.

Concebido como un teatro por y para el pueblo, Martínez Medrano –fallecida en 2018 a los 81 años– fundó, junto con Cristina Payán, el LTCI en 1983 en Oxolotán, Tabasco, y con el apoyo de la escritora Julieta Campos, encargada del DIF cuando fue esposa del gobernador de ese estado, Enrique González Pedrero.

Por este medio lograron escenificar, por primera vez en la selva, Bodas de sangre, de García Lorca, escribió el 22 de octubre pasado la periodista Laura Poy Solano. Sin embargo, hace 12 años esta zaga cultural, despareció cuando Andrés Granier Melo, que gobernó el estado entre 2007 y 2012, quien fue condenado por el desvió diez millones de dólares del Seguro Popular.

Hoy, a 5 años de la muerte de María Alicia Martínez Medrano las autoridades de cultura oficial quisieron rememorarla, enviando a los medios una ficha de su enorme labor como impulsora del Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena LTCI, además de ser docente y escritora, premiada en 1964 con el Premio Nacional de Teatro.

El Teatro campesino se llamó al modelo teatral como al grupo de teatro callejero que, nació o en 1965 como guerrilla pacífica durante la huelga de agricultores mexicanos en California. A partir de 1970 ya hacia planteamientos profesionales y contenidos religiosos, nacionalistas y político-humanitarios. Se trata de un estilo de teatro que funde claves populares de la tradición cultural mexicana con elementos de la Comedia dell’Arte, renovados con técnicas de la dramaturgia del siglo XX como las piezas didácticas de Brecht y los planteamientos y experiencias del agit-pop de Erwin Piscator y de grupos como la San Francisco Mime Grupo. Se incluye dentro del llamado teatro chicano.

Hoy más de 5 décadas desde la zaga en Tabasco, sus pobladores recuerdan que el teatro campesino “en nuestra comunidad” fue un orgullo. A mí me gustaba venir a ver actuar a mis amigos, vecinos y compañeros de clase, puedes reír, llorar o enojarte, además de que se habla en mi lengua y eso nos ayuda a conservarla, dice un actor, Lorenzo, vecino de la comunidad, de Valladolid, Yucatán, quien ha participado en el montaje de algunas escenografías.

Desde la selva de Xocén, describe la periodista:  En un claro de la selva, al aire libre, aprovechan la luz natural y los sonidos de las aves y animales del monte para la producción. Sus butacas son piedras blancas propias del terreno, y se resguardan del calor bajo las copas de árboles. Una vez traducidas al maya por dramaturgos de la comunidad –sin importar a qué se dediquen–, en cartelera anuncian obras como “¿Quién anda ahí? (¿Máax yan te’elo?)”, una comedia de enredos de Emilio Carballido, que arranca sonoras carcajadas a los espectadores.

Cinco décadas después, para esa comunidad el teatro campesino es su principal orgullo. Sus habitantes cuentan que en el lugar donde se estableció el proyecto cultural se encontró una piedra única, que antiguos pobladores denominaron campana tunich por el sonido que reproduce al golpearla, que significa fiesta, alegría y diversión.

En ese lugar se aplicó el sistema de enseñanza teatral creado por su fundadora, que permitió y alentó la actuación de agricultores e indígenas mayas de Xocén y de poblaciones aledañas.

Por todas estas razones la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) rememoran hoy   la vida y la obra de María Alicia Martínez Medrano por ser reconocida por su labor artística en las comunidades indígenas del país, quien murió en Mérida Yucatán, el 2 de febrero de 2018.

La promotora cultural promovió el LTCI, proyecto que buscaba el desarrollo del teatro en comunidades indígenas, aunque haya sido eliminado del presupuesto; este teatro presentado en lenguas, como chontal, zoque, maya y náhuatl, lo hizo siempre en colaboración y contacto con las tradiciones artísticas de las propias comunidades.  

Quién fue María Alicia Martínez Medrano

Originaria de Ciudad Obregón, Sonora, estudió la carrera de Psicología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y teatro con Virgilio Mariel y Seki Sano, con quienes participó en teatro comunitario. con quienes participó en teatro comunitario. Trabajó con el doctor Mario Salazar Mallén (1956-1964) 

Estudió en el Colegio Francés de Mayorazgo en la Ciudad de México; el bachillerato en la Ursuline Academy de Nueva Orléans.

Tuvo una larga trayectoria como funcionaria pública fundó y dirigió las Guarderías Infantiles del Instituto de Servicios y Seguridad Social para los Trabajadores del Estado (issste).

También asesoró las del Instituto Nacional de Protección a la Infancia (inpi) y coordinó el área de Difusión Teatral de la Unidad Artística del Bosque (1967-1972).

De 1965 a 1967 fue coordinadora del programa de Teatro del Instituto Nacional Indigenista en Puebla, Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Chiapas y Yucatán. Fundó el Teatro Espacio del Sureste-Virgilio Mariel, donde articuló un programa para la formación de maestros y practicantes de distintas disciplinas teatrales que constituyó la base del LTCI.  

En 1968 ganó el Premio Nacional de Teatro con la obra Los alaridos, asimismo, se hizo cargo del Comité de Teatro del movimiento estudiantil de 1968.  

Fue en 1970 cuando creó un Taller de Teatro en Haymitún, Yucatán; fundó los Centros Culturales de «Cordemex», en Mérida, Yucatán (1971-1980), el de «Capacuaro», en Michoacán (1982) y el Taller de Teatro Virgilio Mariel, en Mérida (1974-1980).

Con el LTCI trabajó en diversas comunidades en Tabasco: Tucta, Redención del Campesino, Oxolotán, Los Pájaros, Simón Sarlat, Villa Quetzalcóatl y Mazateupa, además de otras poblaciones en nuestro país. 

La enseñanza perdida

Según el texto Breve Historia del Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena de Tabasco, 1983-2010 de Luis Albeto Hernández, 
ihttps://revistas.ujat.mx › article › download,
 su desaparición del estado se dio en el año 2010, cuando los recursos bajados para las obras y los actores se vieron envueltos en una serie de desviaciones por parte del Instituto Estatal de Cultura.  En cuanto a los actores, ellos intentaron diversas formas de quedarse con objetos y prendas utilizadas en las obras y festivales, pero no pudieron hacer nada ya que los lazos con diversos conocidos de otros estados y de instituciones que antes les apoyaban se perdieron abruptamente.

Esta fue la historia de un sistema de enseñanza teatral, creado por Martínez Medrano que se aplica en los Laboratorios de Teatro Campesino e Indígena; fundó los grupos teatrales de Oxolotán, Tabasco (1983); de X’ocen, Yucatán (1989); de Yoreme, Sinaloa (1989) y de México (1990) y los laboratorios, que también funcionaban como escuelas de teatro en las que participan comunidades indígenas y campesinas, donde han surgido ya dos generaciones de trabajadores de teatro (1983-1988 y 1989-1994).

En 1995 fundó el Laboratorio de Teatro Santo Domingo, en la Delegación Coyoacán de la Ciudad de México, con jóvenes de esa comunidad. Los distintos Laboratorios de Teatro han sido invitados para presentar sus trabajos en México y el extranjero, como en el Festival Latino de Nueva York (1985), el Festival Iberoamericano de Teatro, en Cádiz y en Madrid, España (1987); el Festival Internacional Cervantino, en México, y el Festival Shakespeare de Nueva York (1990).

Alicia Martínez Medrano obtuvo el reconocimiento de las comunidades que albergan a los Laboratorios y premios de diferentes asociaciones de críticos de teatro.

María Alicia Martínez Medrano escribió y adaptó diversas obras, que se han realizado en los Laboratorios de Teatro Campesino e Indígena, en español y en lenguas originarias.

Llevó a escena leyendas como La tragedia del jaguar basada en una historia chontal y escrita en colaboración con miembros de la comunidad. Se ha preocupado por incluir en su repertorio obras clásicas como Romeo y Julieta, de William Shakespeare y Bodas de sangre, de Federico García Lorca y obras de autores mexicanos como Emilio Carballido (Conmemorantes), Sabina Berman (Arux) y Elena Garro (El árbol).

Escribió obras inspiradas en la literatura de autores como Elena Poniatowska: Una edad feliz basada en Lilus Kikus, en la que da testimonio de su interés por el mundo infantil frente al universo de los adultos. Escuchar a Mozart, monólogo basado en un cuento de Mario Benedetti, aborda la compleja personalidad de un torturador. La novia eterna Tistar Simoes son monólogos que se ocupan del sufrimiento de la mujer que enloquece a raíz de un desengaño amoroso y el drama de una actriz. La Güera en serio es la representación de la «Güera» Rodríguez, comprometida por la causa del México Independiente en la que vuelca su vida y sus pasiones. Jacinto Canek, recrea el relato homónimo de Ermilo Abreu Gómez, basado en los testimonios históricos de una sublevación indígena en el siglo xviii en México. 

El alarido tiene como hilo conductor la historia de un joven cantante que acaba con su vida para abordar asuntos relacionados con el movimiento estudiantil mexicano de 1968. ¿Quién soy…? y Tan cerca del amor y del teatro fueron escritas a partir de textos de adolescentes; en ellas se abordan la problemática de los jóvenes confrontada con el mundo de los adultos. Isidro Caballo trata de la muerte de un niño pastor con alma de Pegaso; el espíritu de Isidro, cuya muerte fue injusta, perseguirá a su viejo tío hasta su último día.

En Y los niños se fueron a Marte contiene un mensaje ecológico. X’Ocen (Tómame en cuenta, no me olvides) habla de la muerte de los viejos y de la pérdida de las tradiciones; las leyendas y mitos mayas se entremezclan en la trama. De mayos y venados representa el conflicto del pueblo mayo con el ejército porfirista que ultraja la dignidad de la comunidad en 1908; no obstante, el espíritu mayo sobrevive al encarnar en un venado.

En 1984 presentó Bodas de sangre, en la versión de Teatro Campesino, en Xilotepec, Veracruz, y estrenó El evangelio según San Mateo. Su obra De los niños del campo a los niños de la ciudad se presentó en la plaza de toros de Villahermosa con la participación de 380 actores, un elefante, tortugas, cocodrilos, gallinas y guajolotes, con una producción del gobierno estatal.   

La fama y reconocimiento llevaron al LTCI a realizar presentaciones en el Festival Internacional Cervantino, en Guanajuato; en Estados Unidos, Francia, Japón y España. En 1990 presentó una versión indígena de Romeo y Julieta en Central Park, en Nueva York. Otras sedes del taller se fundaron en X’ocen, Yucatán (1989); Yoreme, Sinaloa (1989), y Ciudad de México (1990). María Alicia Martínez Medrano falleció el 2 de febrero de 2018 en Mérida, Yucatán.  

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