Siete respuestas para preguntas necias sobre la maternidad

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  • Elizabeth Badinter demostró que no existe el instinto maternal
  • Ser mamá no es la única función por la cual venimos a este mundo

Sylvia Ruth Torres

SemMéxico/SEMlac, Managua, Nicaragua, 25 de mayo, 2021.- Llega el 30 de Mayo, Día de las Madres, y la presión social para que nos ajustemos a la ilusión de la familia heteropatriarcal y la maternidad compulsiva se nos acumula, entre otras cosas, por el bombardeo radial con aquella horrible canción que divide a las mujeres entre madres y caprichosas zorras e idealiza el abandono paterno. Me imagino que ya les suena: Lo tuyo es capricho, pura vanidad, lo de ella es cariño, cariño verdad o Madrecita del alma querida y hasta Leona de tiempo completo, que es linda, pero sexista, porque así han sido obligadas a ser la mayoría de las mujeres que ejercen la maternidad y a muchas nos representa a nuestras mamás.

Se supone que las niñas ya nacen con instinto o impulso irracional de ser madres, el instinto maternal que ya en 1980 la autora Elizabeth Badinter, demostró que no existe. La idea de amor maternal es cultural y fue creada en el siglo XVIII para evitar la muerte de niñas y niños necesarios como fuerza de trabajo. O sea, leamos a la Badinter y otras autoras que han abordado estos temas.

Ser mamá no es la única función por la cual venimos a este mundo. La maternidad es un derecho y como tal tiene obligaciones, siendo la principal que sea deseada.  El tema es sencillo, pero hay que leer e informarse, porque el feminismo, lo ha enfatizado Marcela Lagarde “se estudia, repito, se estudia”.

Así que aquí le entramos a esas preguntas que tengamos descendencia o no, nos hacen, casi siempre personas bien intencionadas pero incómodas y metiches. Según un rápido y malcriado sondeo algunas de estas serían:

1 ¡Milagros te embarazaste!, si las mujeres como vos son antiniños

Mala onda, a lo mejor, primero pensaste que la maternidad es una responsabilidad y que es mentira que donde come y duerme uno, comen y duermen tres. Esperar hasta que te sentís con capacidad para responder por la vida de una persona no significa que odies a las niñas o niños; se trata de ser responsable.

2 ¿No te da miedo embarazarte tan vieja?

La enorme cantidad de embarazos adolescentes hace aparecer como natural que las jóvenes se embaracen antes de los 20 años. Desde una perspectiva biológica la mejor edad seria a los 30 años, desde una perspectiva social un poquito después. Además, si querés ser madre, ya pasaste los 35, y tenés dinero, allí está la ciencia para garantizar una maternidad segura. Pero, además, desde otra perspectiva demográfica y económica, la mejor edad, es cuando estás lista. De todas maneras, es tu decisión, ¿qué les importa?

3. ¡Por fin saliste panzona!, ¡ahora si sos una mujer de verdad!

Pues este comentario tiene hasta todo un libro para responderle, pero un argumento certero nos lo ofrece la autora Norma Ferro quien en 1991 aclara que la maternidad es una función. Y aunque tengás los órganos para procrear no tenés que hacerlo, y tampoco pensar que la maternidad es lo que te define como mujer.  La diosa feminista Gloria Steinem ilustra lapidariamente el argumento, “no toda la que tenga un útero debe tener un hijo, así como no todo el que tenga cuerdas vocales tiene que ser cantante de ópera”.

4. ¿Por qué no querés hijos? ¿Es que no te gustan los hombres?

Aquí se enredan mangos y cocos. Y esto ocurre porque en nuestra cultura pocas personas imaginan que la relación entre dos personas no tiene que ver necesariamente con la reproducción de la especie humana. Se cree que solo hay familia cuando hay hijas e hijos, o que la descendencia amarra las relaciones. Nos buscamos parejas del mismo o de distinto sexo porque nos atraemos erótica y afectivamente y nos identificamos con la manera de ver el mundo de esa otra persona. Vivir en pareja y procrear y criar. Son procesos diferentes.

5 ¡Te vas a quedar vieja y sola!

Asegurarse compañía en la vejez es una razón egoísta para ser mamá. Además, aunque tengás muchas hijas e hijos eso no asegura nada. Y estar solas, no es necesariamente malo. Marcela Lagarde, hace una diferencia entre desolación y soledad. Ella describe la primera como el sentimiento de “pérdida irreparable… y la esperanza de encontrar alguien que nos quite nos quite el sentimiento de desolación”.

La soledad en cambio, dice Lagarde, es un espacio para ejercer autonomía en donde “no hay otros que actúan como intermediarios con nosotras mismas”.  Aceptar la soledad es rechazar la fusión con otros, sean estos otros, pareja, partido, grupo iglesia, es ser individuas. Es difícil desmontar el miedo a la soledad, pero bien se le puede cantar un bolero de la Sonora Matancera popular en la prehistoria: Hola Soledad.

6 Si ya trabajás y sos independiente, lo único que te falta es un hijo para estar completa

La construcción cultural patriarcal nos borra a las mujeres la calidad de personas para asignarnos el de ser un medio para la reproducción de la especie humana. Para darle cuerpo a esa idea errónea se promueve la idea de que solo pariendo podemos ser felices y completas. Fuera de ese papel reproductor, en general, la sociedad no le ve sentido a que existamos. Jennifer Anniston quien ha sido acusada de ser egoísta por negarse a tener hijos dice al respecto;

 “Existe una presión sobre las mujeres para que sean madres, y si no lo son, entonces se consideran bienes dañados. Tal vez mi propósito en este planeta es no procrear. ¿Tal vez tengo otras cosas que se supone que debo hacer?”.

7. No quiere ser mamá porque seguro es lesbiana y odia a los hombres

Las preguntas y comentarios aquí discutidos, muchas veces están dirigidas contra las feministas y lesbianas y o las feministas lesbianas, debido a la falta de información sobre la historia del movimiento feminista y de cómo trabaja la cultura y la educación para construir lo que se supone es correcto. Entre los principios del feminismo no está contemplado el odio hacia los hombres, muchas somos heterosexuales, bisexuales o poliamorosas.

Nos oponemos a la cultura patriarcal o machista que, a través de normas culturales implementadas por el Estado, las iglesias, la educación y las tradiciones, entre otros factores, y no a los hombres. Unas somos madres y otras no. Las que lo somos nos esforzamos porque nuestros hijos sean hombres con masculinades positivas y las hijas sean individuas autónomas que ejerzan sus derechos.

Fuente documental: artículo Instinto maternal, ¿existe?, María de los Ángeles Herrera Romero.

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