Un château y una entrevista: El feminismo como forma de autoconocimiento

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Afortunadamente, mi solicitud fue aprobada, por lo que, a fines de agosto, Luna y yo, nos fuimos rumbo a Francia a buscar el Château Lafoutte, que funciona como centro cultural en algún lugar entre Londres, París y Bruselas, abierta para las mujeres profesionales del sector cultural provenientes de cualquier parte del mundo

 Olga Kovtun

SemMéxico/La Costilla Rota, Francia, 6 de noviembre, 2022.- En la primavera del ‘22 vi un anuncio que me pareció más que interesante: la oportunidad de visitar el laboratorio neofeminista que se llama Centro Pompadour. Una residencia creativa situada en el Norte de Francia y fundada por la artista austriaca Michaela Spiegel. Es abierta para las mujeres profesionales del sector cultural provenientes de cualquier parte del mundo – artistas, escritoras, periodistas, fotógrafas, músicas… Se decía, que es la única en Europa con tal perfil y la verdad que así es.

El emergency call fue para las mujeres ucranianas que residen en Ucrania en tiempo de guerra o refugiadas en el exterior, lo cual es mi caso. Además, era posible venir a la residencia con hijos. Pensé que, obviamente, teniendo la oportunidad, iría con Luna, mi hija de 4 años. Intuía, que, para ella, igual que para mí, este viaje sería una gran fuente de inspiración y desarrollo personal.

Afortunadamente, mi solicitud fue aprobada. Y a fines de agosto Luna y yo nos fuimos rumbo a Francia a buscar el Château Lafoutte, que funciona como centro cultural en algún lugar entre Londres, París y Bruselas. Fue construido en 1849 por el arquitecto Héctor-Martin Lefuel y se encuentra en Ercourt, un pueblo pequeño con menos de 200 habitantes. Ahí no hay ni tiendas, ni farmacias – tan solo una casa, una iglesia con el cementerio antiguo y campos infinitos.

Centro Pompadour. Château Lafoutte. Fotografía por Olga Kovtun
Centro Pompadour. Château Lafoutte. Fotografía por Olga Kovtun

Durante las próximas dos semanas nos sumergimos en un entorno mágico lleno de arte y cultura, símbolos, conversaciones largas e inteligencia pura. El aura especial que se crea cuando personas de ideas y valores afines se encuentran en el mismo lugar. Tuve la oportunidad de conocer a otras mujeres maravillosas, que compartían conmigo la estancia en el Centro Pompadour en Septiembre.  Entre ellas – pintoras, artistas conceptuales, escritoras y activistas de los Estados Unidos, Suiza y Dinamarca.

Pompadour. Château Lafoutte. Fotografía por Olga Kovtun

Trabajando cada una en su propio proyecto, compartiendo el espacio juntas, poco a poco nos íbamos conociendo – charlando mientras cocinábamos o intercambiando pensamientos durante nuestras reuniones. Cada mujer que conocí en la residencia tiene su propio carácter, su visión de arte individual, y para mí fue extremadamente interesante conocer sus ángulos de vista, sus opiniones políticas y, por supuesto, hablar del feminismo. El tema principal que está presente en los proyectos de cada una de nosotras.

Me preguntaban mucho sobre la situación actual en mi país, y estaba abierta a compartir con todas mis experiencias personales, cómo ha cambiado la vida de millones de ucranianos después de la agresión de Rusia en Ucrania. Los constantes bombardeos de las ciudades por todo el país, los crímenes de guerra cometidos por el ejército ruso, las violaciones y asesinatos de miles de civiles, niños que han sido forzosamente deportados al territorio ruso. Desafortunadamente, la lista de estas atrocidades es infinita… Para mi es cierta forma de terapia, cuando no, lo guardo todo ensimismada sino tengo la oportunidad de compartir mis sentimientos y hablar más de este tema tan importante con la gente de otros países – en un entorno absolutamente libre, seguro y lleno de respeto mutuo.

Centro Pompadour. Château Lafoutte. Fotografía por Olga Kovtun
Centro Pompadour. Château Lafoutte. Fotografía por Olga Kovtun

En el Centro Pompadour, su creadora Michaela Spiegel, ha logrado construir un espacio único. Desde la entrada principal hasta cualquier rincón más lejano del château, reina el gusto exquisito de una persona que no solo hace arte con sus manos, sino que lo siente profundamente y sabe incorporar astutamente en el diseño interior. Con elementos de erotismo fino, cada habitación tiene su aspecto particular que se manifiesta en la selección de esculturas, fotografías, por ejemplo, fotogramas de películas en blanco y negro, cuadros, como la pintura de Simone De Beauvoir en el salón principal, y objetos tanto modernos como vintage.

Centro Pompadour. Château Lafoutte. Fotografía por Olga Kovtun
Centro Pompadour. Château Lafoutte. Fotografía por Olga Kovtun

Pero lo que más me fascinó fue la biblioteca del lugar. Una gran selección de libros de varios géneros – historia, biografía, arte, cultura, sexo, feminismo, política… Durante varios días me sumergí en la biografía de Tamara Lempicka, la artista polaca con un estilo tan inherente, que es imposible confundirla con alguien más. La reina del Art Deco que, tras vivir en París y Hollywood, encontró su fin en Cuernavaca, México. Su destino fue tan turbulento, como toda la historia del siglo XX.

Centro Pompadour. Château Lafoutte. Fotografía por Olga Kovtun
Centro Pompadour. Château Lafoutte. Fotografía por Olga Kovtun

Como parte de la estancia, Michaela hace una video-entrevista profesional con cada una de las mujeres creativas en la residencia. De cierto modo, es una buena especie de autorreflexión, cuando tienes que volver a tu pasado, explorar tus ideas y valores, examinar la trayectoria personal y pensar dónde te ha llevado el destino en este momento de tu vida. Con Michaela, tuvimos una charla abierta y profunda.

La pregunta que me hizo pensar fue – ¿Cómo he llegado a ser feminista? ¿Cuándo fue la primera vez que empecé a identificarme como tal? En mis pensamientos tuve que volver a la adolescencia.

Reflexionando sobre mi camino al feminismo, llegué a la siguiente conclusión. Las mujeres que mayor impacto tuvieron en este aspecto de mi formación, fueron ambas provenientes del mundo de la literatura. Ellas son Victoria Ocampo, escritora, editora e intelectual de Buenos Aires, fundadora de la mítica revista literaria Sur, y una feminista luchadora, autora del destacado ensayo La mujer y su expresión. Y Solomiya Pavlychko, crítica literaria, traductora y una de las académicas pioneras en introducir los estudios de género y el análisis feminista en Ucrania. Las dos mujeres han dejado una gran huella en sus países de origen.

Tanto Victoria, como Solomiya, me fascinaron con su estilo de escritura, sus ideas extravagantes, visiones particulares sobre asuntos que por muchos años han sido atrapados en el mundo patriarcal. Mientras ellas, con tanta elegancia y sabiduría, iban contra la corriente. Hacían lo que querían y tenían fe en lo que hacían.

Descubrí a Victoria Ocampo, en la adolescencia, cuando vivía en Buenos Aires y todavía iba al colegio. Tras visitar la Villa Ocampo, la casa de Victoria en San Isidro, que después de su muerte ha sido transformada en un museo y centro cultural, me enamoré de su estilo de vida. Comencé a leer todo lo que podía encontrar sobre esta argentina extraordinaria y su obra. Hasta hoy, Villa Ocampo sigue siendo uno de mis museos favoritos en el mundo.

Cuando regresé a Ucrania, ya tenía 19 años y me convertí en estudiante de la universidad. Después de casi 5 años de vida en el exterior, sentí una gran necesidad de explorar más el trasfondo cultural de mi país. Así descubrí a Solomiya Pavlychko y su libro sobre el feminismo, publicado en el 2002. En la sociedad post-soviética, sus trabajos han sido como un soplo de aire fresco en la moderna escena cultural del país. Igual de fuerte fue su crítica literaria ‘Discurso del modernismo en la literatura ucraniana ‘, una obra bastante revolucionaria para el mundo académico ucraniano en aquel período. En este libro, Solomiya exploraba la vida tanto profesional, como privada de muchos escritores y escritoras celebres de Ucrania, demostrando que es crucial hablar de ambos aspectos, cuando críticamente exploramos su obra literaria.

Las personalidades fuertes de Victoria Ocampo y Solomia Pavlychko, la argentina y la ucraniana, tuvieron una influencia grande en mi modo de ser y me introdujeron al mundo del feminismo. Hoy, ser feminista sigue siendo una gran faceta de mi vida. Siento mucho orgullo por todas las mujeres del mundo que siguen luchando por lo que creen – más que todo, por sus derechos. Como las mujeres valientes de Irán, que hacen frente al régimen totalitario de su país con tanto coraje y decisión.

Los días en Francia pasaron rápido, y he vuelto a mi casa – o, mejor dicho, al lugar temporario en un país extranjero que ahora se ha convertido en mi casa del exilio. Volví de la residencia con un sentimiento de enorme gratitud – al lugar y la naturaleza a su alrededor, a Michaela y a las personas, que fui afortunada de conocer. También a la pregunta en la entrevista que me hizo pensar en algo existencial: ¿cómo se han encontrado en la vida, el feminismo y yo? Pues, aquí estoy.

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