Censura y autocensura a la expresión política

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Textura violeta

Se calcula que cada tres días muere una mujer a manos de su pareja en Bolivia

Drina Ergueta

SemMéxico, Bolivia, 23 agosto 2017.- La recomendación que se suele dar en ciertos círculos o en ciertos tipos de relación donde no se deben generar fricciones, es no hablar de política, de religión ni de fútbol; sin embargo, en Bolivia solemos pasar por alto el consejo y procedemos entrar de lleno en estos asuntos de manera a veces vehemente. Quizás por eso, ahora voy a hablar de política.

Hace pocas semanas, tras escuchar detenidamente el discurso que el presidente de gobierno Evo Morales dio durante el acto de la fecha patria, 6 de agosto, hubo el comentario: “Evo no habló de género (o sea violencia contra las mujeres, derechos o igualdad, entre otros)”, la respuesta inmediata de alguien que se supone con sensibilidad social fue: “Por favor, eso ahora no corresponde”. A eso siguió una discusión inevitable.

En su discurso, Morales recordó los avances para el país logrados en su gestión: el crecimiento económico, el mayor y más constante entre los países de Latinoamérica; la reducción de la extrema pobreza y el crecimiento de la clase media; la reducción de las hectáreas de plantaciones de hoja de coca; la construcción de carreteras, entre otros. 

Justamente la construcción de carreteras, que uso como ejemplo, es algo notorio para quien vive fuera de Bolivia y año con año llega de visita, aunque debería serlo especialmente para quien vive en Bolivia y las transita. Carreteras, algo que no se hizo en gestiones anteriores y que cuando se hacían los pocos kilómetros construidos eran motivo de constante sobreprecio como es el caso de Cotapata-Santa Bárbara. Hoy está la doble vía La Paz-Oruro y hacia Cochabamba, también la que va hacia el lago Tititcaca, los tramos pavimentados en muchas rutas de este extenso país, como entre Yucumo y Rurrenebaque, entre otros. Hay inversión en infraestructura camionera como nunca antes.

El crecimiento económico y la reducción de la pobreza es algo reconocido por organismos internacionales, bajo sus parámetros (que se pueden cuestionar) y no son tan zonzos como para hacerse engañar… A estas alturas pasará con alguien que lea, como pasa cuando la relación es personal y en conversación, que surgen cuestionamientos, críticas y a ratos tensión porque para algunas personas todo lo que ha hecho este gobierno está mal. Entonces se cambia de tema, se vuelve a la recomendación mentada, aunque es probable que ya no haya la cita para esa sopita de maní que se había planificado con entusiasmo anteriormente. 

Pero también hay asuntos que criticar: la corrupción, hasta hoy el fracaso en resolver la podredumbre en la justicia o el no garantizar una atención en salud adecuada a la población, como algunos temas relevantes. Comentar esto vale perder amigos en el “feisbuc” que son afines al gobierno. Una buena ciudadanía debe ser crítica y no dogmática a favor o en contra.

A esta demanda de autocensura para conservar relaciones en buenos términos se suma, por lo visto, que es mejor no hablar de los derechos de las mujeres. Punto que Morales no tocó en su discurso, aspecto que, es probable que, para sus seguidores y detractores, no sea necesario mencionar en un discurso de evaluación de gestión durante la fecha patria. 

¿Por qué el crecimiento económico, la reducción de la pobreza, la construcción de carreteras, la corrupción, la salud o la justicia son asuntos relevantes y la violencia contra las mujeres no? Se calcula que cada tres días muere una mujer a manos de su pareja en Bolivia, en 11 años de gobierno son alrededor de 1.300 mujeres asesinadas de diversas formas crueles. Ese índice social es uno de los más altos en el planeta.

Pero no sólo es la violencia y su resultado en feminicidios, es toda una estructura que posterga a las mujeres en su desarrollo profesional y personal, que le pone trabas a tener espacios de poder públicos. 

Poner fin a la violencia y garantizar la igualdad de condiciones entre géneros, tanto en derechos como en responsabilidades y obligaciones, requiere de políticas de estado que deberían estar mencionadas en cualquier discurso como el dado por Morales el pasado 6 de agosto. Hablar de mujeres en ese sentido, de género, es un asunto político y en eso este gobierno (y la oposición) siguen siendo como mínimo miopes.

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