La imagen oculta (para quien no la quiere ver) de María Galindo

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Es importante saber la expectativa que genera esta feminista boliviana en el exterior.

La feminista boliviana genera gran expectativa en España por su aporte intelectual

Drina Ergueta

SemMéxico. Barcelona-España. 10 de julio de 2018.- Si preguntáramos ¿quién es hoy el referente feminista boliviano? Seguramente surgirían unos cuantos nombres; sin embargo, apuesto por el de María Galindo como el de mayor peso, tanto en espacios expertos como en la calle misma, con gente de a pie, donde encontraríamos razones negativas y positivas respecto a ella; y tanto en Bolivia como en el exterior. 

Galindo llama la atención en donde está, aunque no por las mismas razones. En Bolivia es muy conocida, aunque tiene gente que la rechaza y -siendo gráfica- ocultan a sus hijos e hijas de su presencia, como si de un monstruo se tratara, por su lesbianismo, por su aspecto transgresor, porque irradia una especie de agresividad, por su feminismo tan “poco recomendable” y por todo eso junto, que tanto miedo a alguna gente da. 

Sin embargo, también hay quienes le siguen por sus planteamientos dichos y escritos, por sus acciones reivindicativas y por los resultados de esas acciones, entre otros motivos. También están quienes le aplauden sólo cuando suele ser muy crítica con Evo Morales y su gobierno.

Es importante saber la expectativa que genera esta feminista boliviana en el exterior. En Barcelona, capital catalana -desde donde puedo testificar, aunque sé que ocurre lo mismo en otros puntos del Estado Español-, Galindo logra convocar a un numeroso público para una charla o una conferencia. Son llenos totales, gente española y latinoamericana que se apiña en la puerta de los lugares destinados al acto.

Sólo vi algo similar con el vicepresidente boliviano Álvaro García Linera y no con algún artista o gente del espectáculo boliviano. Que lo intelectual, desde el feminismo o desde la política, sea de exportación, es importante que se sepa.

Se puede decir que tanto Galindo, como García Linera, es un personaje con un público fiel, público con una concepción del mundo específica y que suele tener un nivel académico superior a la media; sin embargo, pocas personas, especialmente latinoamericanas, logran ese efecto. 

Galindo en una calle de Barcelona es una más, su imagen -que tiene un contenido político- no llama la atención especialmente. Ella tampoco genera tanta sorpresa por la performance que pueda hacer, aunque sea vista con atención y sea muy bien valorada. Lo relevante es el silencio que se produce cuando comienza a hablar porque a ella se le quiere escuchar y es habitual ver a muchas de las personas asistentes tomar nota ávidamente. Es el discurso, su postura teórica y muy crítica inclusive con posiciones feministas, lo que interesa. 

Galindo no reproduce el discurso tradicional del feminismo estándar, ella lo rechaza, como rechaza al feminismo blanco, “oenegero” y castrante de la diversidad de saberes e identidades. Una de las charlas que dio fue organizada por la Red de Migración Género y Desarrollo para amadrinar una Escuela Feminista Decolonial, allí Galindo les dijo que rechazaba lo “decolonial”, así como los conceptos de “género” y “desarrollo”, y, así y todo, su argumento fue aplaudido porque genera reflexión y análisis.

El interés que provocó llegó a los medios españoles y varios le realizaron entrevistas largas e interesantes, resaltando su historia y pensamiento.

Mi interés es poner en valor su trabajo intelectual y hacerlo desde fuera del país, desde el exterior donde se le valora, creo, de una manera más “justa”, donde el hecho de su lesbianismo, su imagen y su aparente y a veces evidente agresividad no importan.

En 2015, Galindo fue invitada como oradora a la Bienal de Arte de Venecia, un espacio cultural tan importante a nivel mundial y como la invisibilización que obtuvo en los medios bolivianos. 

La imagen de María Galindo agarrándose a golpes con la policía es, seguramente, lo que está en el imaginario general de la población boliviana y es lo único que publican los medios. Al margen de estar o no de acuerdo con ella, se la debe poner en valor por su discurso y pensamiento potente, por su aporte intelectual. Leerla, que tiene varios libros, y escucharla. 

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