Sara Más
SemMéxico/SEMlac, La Habana, Cuba, 11 de julio del 2022. – Siete cubanas de diversas expresiones religiosas acceden a sentarse frente a cámara, cuentan algunos de sus deseos, hablan de sus sentimientos como mujeres de fe, dejan breve constancia de lo que quieren para ellas y su país.
Son las protagonistas de Mujeres de fe, señales de lealtad, una serie de cortos audiovisuales realizados por el Proyecto Palomas, Casa Productora de Audiovisuales para el Activismo Social, que estrenó el pasado 10 de julio la televisión cubana y seguirá transmitiendo cada domingo, hasta el 21 de agosto.
Para Lizette Vila, líder del proyecto Palomas, se trata de un acercamiento a «esos grupos humanos de mujeres religiosas que están en consonancia con la realidad cubana y no siempre vemos».
En momentos en que tanto se evoca y necesita la unidad, esta tiene que ser concreta, agregó Vila. «No puede hablarse de unidad si todavía hay grupos humanos, y específicamente grupos de mujeres, que están en los márgenes», sostiene.
Esta es la segunda producción audiovisual que Palomas realiza como aporte al Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres, que Vila considera clave en el escenario cubano, a favor de la justicia de género. «Ese programa que tenemos es un regalo, pero tiene que vibrar todavía», acota.
Con una duración de apenas dos minutos, los cortos muestran los rostros, ideas y sentimientos de Susana Santana Said, judía y socióloga de 24 años; Dalia Alfonso Sandoval, jubilada de 76 años y espiritista; Yarelis Rico Hernández, católica y periodista de 51 años; la musulmana Azalia Castro Palomino Sosa, médica veterinaria de 52 años; la profesora universitaria y santera Lázara Menéndez Vázquez, de 75 años, la cristiana Dámaris González Naranjo, de 42 años y ministra laica; y la representante de la comunidad Bahá’í, Danieska Megret Ramírez, de 46 años.
Aunque reconoce que quedan otras mujeres de fe por entrevistar y visibilizar, Vila precisa que cada una de estas expresan qué quieren y ofrendan para Cuba.
«En la mayoría de sus espacios de fe, muy calados por los hombres y el patriarcado, no son ellas las protagonistas, ni son sus voces las que se escuchan; sin embargo, basta ir a iglesias, templos y reuniones para encontrar muchas mujeres valiosas, con sentido cívico, que hacen y piden no solo para sus familias y comunidades, sino también para sus religiones», reflexiona Vila.
En uno de los cortos, la judía Susana Santana Said desea una Cuba que acepte y respete lo diferente. «Es importante entender que tenemos espacio para todos, que todos somos distintos y eso es lo más bonito que tenemos», dice.
Para Danieska Megret Ramírez, de la comunidad Bahá’í, «el bienestar individual depende del bienestar de la sociedad», mientras la espiritista Dalia Alfonso invoca un país donde «no haya discriminación, ni de raza, ni de género, ni de religión».
Descubrir a estas mujeres y mostrar sus voces es también un modo de saldar deudas pendientes con ellas y sus espacios de fe, sostiene Lizette Vila.
«Yo quiero una iglesia inclusiva donde no falte la mujer, el negro, el niño, el joven. Donde no falte incluso el que piense diferente a mí», asegura Yarelis Rico Hernández, católica. «Pienso en una Cuba inclusiva, donde todos y todas seamos tenidos en cuenta, que nuestra opiniones cuenten, nuestras posiciones cuenten, nuestras visiones cuenten, nuestros amores cuenten», reitera.
Los cortos, que se exhiben cada domingo en el programa de cine «Arte 7», con alcance nacional, se realizaron con la colaboración de la Embajada del Reino de los Países Bajos, el Centro Félix Varela, la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación y el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, precisó Sergio Cabrera, coordinador general de Palomas.
Para esta serie, agregó, el equipo de Palomas contó también con la colaboración de la Comunidad de Sant’ Egidio, un movimiento internacional de laicos que se basa en la oración, los pobres y la paz, con 30 años de presencia en Cuba.
SEM/MG
