* Identifica problemáticas que repercuten negativamente en la vida
* Aún se invisibiliza la violencia a nivel social
Redacción
SemMéxico/SEMlac, La Habana, 22 julio 2019.- Pese a los logros alcanzados en materia de educación integral de la sexualidad (EIS) en Cuba, varias brechas obstaculizan el disfrute de la salud sexual y los derechos sexuales de todas las personas en las diferentes etapas de sus vidas.
De ahí que promover ese tipo de aprendizaje como un derecho humano y contribuir
a la comprensión social de que es una inversión para el desarrollo y bienestar
de la población, constituye una prioridad para el gubernamental Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).
Así enfatizó la directora de esta institución, la doctora Mariela Castro Espín, al inaugurar el pasado
17 de julio el programa de actividades de las Jornadas educativas
«Hablemos de Sexualidad: aprender para la vida», que se extenderán
hasta el 4 de septiembre, Día Mundial de la Salud Sexual.
El Programa Nacional de Educación y
Salud Sexual (PRONESS), en perfeccionamiento desde 1975, identifica algunas
problemáticas que repercuten negativamente en la salud y bienestar de niñas,
niños, púberes y adolescentes, expresó Castro Espín.
Entre otras mencionó las contradicciones en los procesos educativos
relacionados con la EIS entre las familias, la escuela, los medios de
comunicación y otros espacios formativos, así como debilidades en la
preparación de docentes y personal de salud para el trabajo sobre educación y salud
sexual con las familias y la atención diferenciada a los menores de edad en
situación de vulnerabilidad social y con necesidades educativas especiales.
También la temprana edad de inicio de las relaciones sexuales, alrededor de los
15 años según algunos estudios, la elevada tasa de fecundidad en
adolescentes,
con negativas repercusiones para su desarrollo; los altos índices de
interrupciones voluntarias de embarazos de muchachas entre los 12 y 20 años de
edad, el uso inadecuado de los métodos anticonceptivos en diferentes edades y
la limitada existencia de servicios
amigables de salud sexual especializados en adolescentes y jóvenes.
Por otra parte, señaló Castro Espín, aún se invisibiliza la violencia a nivel
social y son insuficientes los mecanismos para prevenirla y atender sus
diferentes expresiones y efectos.
A juicio de la experta, con una política de educación integral de la sexualidad
no solo se contribuye a la protección de la población de embarazos no
planificados, de infecciones de transmisión sexual, entre ellas el VIH-sida, de
adicciones, coerción, abuso y explotación sexual, de ser víctimas de la trata y
el tráfico de personas, sino que se potencia la capacidad de analizar, decidir
y actuar con el sentido responsable de ser libres.
Desde la EIS, consideró, también se deconstruye el modelo de dominación patriarcal, que simbólicamente adapta su lenguaje a los nuevos contextos socio-históricos, pero mantiene el mismo sentido de dominación que genera desigualdades y en el que son tan víctimas las mujeres como los hombres.
La especialista insistió en que «cuando la sociedad, los padres y las madres en particular, conocen y comprenden el sentido de la educación de la sexualidad, participan en ella, la promueven, se preparan y la exigen para sus hijos e hijas».
No obstante, comentó que en ocasiones se desconocen las necesidades básicas de las diferentes etapas del crecer, por lo cual no se identifican las cuestiones no saludables que giran alrededor de la educación de la sexualidad, como los tabúes y miedos que se perpetúan desde el consenso social.
Subrayó que «la igualdad y la no-discriminación son fundamento para la
protección y promoción de todos los derechos humanos, e incluyen la prohibición
de toda distinción, exclusión o restricción por motivos de raza, etnicidad,
color, sexo, idioma, religión, opinión política, origen nacional o social,
posición económica, nacimiento o cualquier otra condición; incluida la
discapacidad, edad, nacionalidad, estado civil y familiar, orientación sexual e
identidad de género, estado de salud, lugar de residencia, situación social y
económica, entre otras».
«Las complejas contradicciones y malestares relacionados con los sexos,
los géneros, las sexualidades, su educación y sus consecuentes repercusiones en
la salud no pueden ser atendidas de modo integral solo desde los esfuerzos
aislados de individuos, familias, comunidades, instituciones estatales y
organizaciones de la sociedad civil. Se requiere de una estrategia
intersectorial que se deriva de la política aprobada por el Estado»,
puntualizó la sexóloga.
Para la argentina Analia Lacquaniti, una gran dificultad para la mayoría de los
países de América Latina es que los
gobiernos modifican su intención política, según el gobernante de turno.
«La voluntad política es algo que Cuba tiene como garantía para no perder
todo lo trabajado en función de la EIS», dijo.
«Cuando se trata de defender derechos sexuales y aprobar leyes, un
argumento común es que las sociedades no están preparadas. ¿Preparadas para
quién, para aquellas personas que tienen sus derechos garantizados?»,
reflexionó.
«No podemos educar en sexualidad sin pensar en esas sociedades
neoliberales que permanentemente discriminan y quitan derechos», sostuvo
la activista.
SEM/SEMlac
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