Murió una mujer poeta y amiga: Dolores Castro Varela

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  • De ella, sus andanzas, sus homenajes y la geografía fue nuestra maestra
  • A los 98 años, murió antes de ir a dar una charla al CCH Naucalpan

Libertad López

SemMéxico, Cd. de México, 30 de marzo, 2022.- Poeta, ensayista, crítica literaria, periodista, guionista, la maestra Dolores Castro Varela murió este 30 de marzo a la edad de 98 años. Esta mañana debió acudir al CCH Naucalpan para dirigir unas palabras a las y los estudiantes
Dueña de sus palabras, amiga, compañera, se mantenía activa y diligente, como siempre, seguía impartiendo sus talleres de poesía en la Escuela Carlos Septién y en su casa. La última obra publicada fue hace 7 años.


En nuestro aliento, memoria y corazón ella permanece entre nosotras, cercana a quienes hacemos periodismo feminista, maestra de algunas de nosotras en la escuela de periodismo Carlos Septién García. Fundadora de la única radio femenina en 1952.
Cercana, tuvimos ocasión de narrar nuestros encuentros y sus homenajes desde hace más de dos décadas.


Tenía una clara convicción del papel de la mujer en la literatura, identificó cómo se las arrinconó, no vieron a las poetas y siempre reconoció que las mujeres, en el mundo de las letras tuvieron que luchar por ocupar un lugar y, a veces, aceptar los reconocimientos, tras décadas de trabajo. Sin sus aportes, no se entendería a las letras mexicanas.

Largo Camino

En una entrevista, con Candelaria Rodríguez Sosa, columnista de SemMéxico, habló de las mujeres, de su desigualdad… “el problema, es la sociedad en que vivimos”, hay que reconsiderar algunas cosas que se creía que eran fatales para las mujeres” Increíble que ahora la mujer tenga “que seguir defendiéndose porque no es cierto que estemos en unas condiciones óptimas”.


Siempre, explicó hubo lucha “desde Sor Juana Inés de la Cruz…porque la mujer estudiara. “Hace años. los filósofos sabían que una mujer puede…No se trata, de un “club de Tobi”, donde no se admitan mujeres… se trata de una forma de ser mujer, que sirva para la vida de todos, para su propia vida y para la vida de hombres y mujeres.


La primera vez –que se habló- de la liberación de las mujeres cuando fueron a estudiar para maestras.” …. salían de sus casas veían otra cosa, luego contribuyeron en mucho para la Revolución. Y después vino un cambio muy importante, mucha gente se fue para Estados Unidos, otra para la capital y vieron cosas nuevas.


“Todavía cuando yo estudié Leyes decían: hay dos clases de mujeres, las bonitas y las que estudian Leyes. El entrar una a las escuelas era un aullar de todos los muchachos, para que una se asustara y no volviera. Pero si volvía, ya la respetaban a una, ya no aullaban. Y luego, en esa época, las pocas que regresaban, yo no, pero sí muchas, se metían al baño porque les tenían miedo a los muchachos, que a cada rato mandan a las mujeres a la cocina. Fue una época difícil.


A Miriam Ruíz Mendoza, socia de Semlac, en 2003 le dijo en Bellas Artes: “La única propaganda válida tiene que ser carne de su carne.”


Es mismo año que recibió un homenaje en Tehuantepec, la jefa de redacción de SemMéxico, Soledad Jarquín Edgar la describió: “Se trata de una mujer de espíritu libre, con alegría de vivir y comprometida con las nuevas generaciones, capaz de construir un nuevo acervo, mujer ejemplo y dueña de sus palabras que comparte con el mundo”.


Y dijo de su escritura: “Dolores Castro Varela habló a través de sus poemas de su hermana, de la casa que la vio nacer y crecer en los primeros años en Zacatecas y del viejo Huisache, un árbol que entiende cuándo vivir y cuándo morir de sed en el desierto”.

Una pincelada de su vida

Integrante de lo que se definió como la nutrida Generación del 50, tuvo una gran amistad con la escritora Rosario Castellanos. Fue durante décadas maestra de muchas generaciones de periodistas y poetas; formó parte del grupo Ocho Poetas Mexicanos. Participó en la fundación de Radio Femenina (1953) impulsada por Radio Mil.


Su primer libro El corazón transfigurado (1949) y entre su obra más reciente destaca El corazón y los confines (2003) Acompañó a Rosario Castellanos en mil avatares. Nos acompañó o la acompañamos por la geografía mexicana, llena de reconocimientos.


De ella escribimos y dijimos. Nos llenamos de su generosidad y su visión sobre las y los humanos; su particular forma de escribir poesía; de enseñar y de conversar.


Dolores Castro Varela nació en la ciudad de Aguascalientes el 12 de abril de 1923. Cofundadora de Radio UNAM; colaboró en la dirección de Difusión Cultural de la Universidad y fue jefa de redacción en la revista Poesía de América. También condujo el programa Poetas de México en el Canal 11.


Entre todas sus muestras de reconocimiento y cariño por sus contribuciones a la vida cultural del país, apenas en abril de 2021, recibió un homenaje virtual en el que agradeció el festejo y el “interés profundo” de su auditorio, por el que se sintió “muy acompañada”.


Fue Premio Nacional de Ciencias y Artes en el campo de Lingüística y Literatura, cuando lo recibió leyó entonces su poema No sé por qué le asusta el movimiento con los versos: «Por temor de morir se finge muerta/ o dormida. // Y no sé si al calor de tanta muerte/ fingida, / algún día resista/ muy quieta, muy despierta, muy viva”. Fue una de las voces líricas más entrañables de México.


La recordamos sencilla, pero “enemiga de las concesiones”. Siempre buscó con su poética decir “algo que valga la pena y de la forma más clara, evitando el rebuscamiento y las palabras de adorno”.


Entre 2003 y 2009, del equipo de SemMéxico Miriam Ruíz Mendoza, Soledad Jarquín Edgar y Candelaria Rodríguez Sosa, contaron estos encuentros con quien le enseñó literatura a Sara Lovera.


Recibe el Palacio de Bellas Artes a Dolores Castro Varela
Miriam Ruiz 10 abril, 2003
El gremio literario de México rindió un homenaje a la octogenaria escritora Dolores Castro Varela en el Palacio de Bellas Artes, máxima casa de las artes en el país.


Cabeza blanca, cuerpo recio y atenta mirada, caracterizan a la homenajeada que cumple 80 años el próximo sábado 12 de abril. “El homenaje no es para mí”, dijo “sino para una mujer que escribió poesía. Si además recibo la amistad de tanta gente…” hizo una pausa “…solamente porque no soy viejita llorona, no lloro.”


Con esas palabras culminó la tarde del jueves el homenaje que le rindieron escritoras y escritores del Instituto Nacional de Bellas Artes y la Sociedad General de Escritores de México (Sogem) a la mujer nacida en Aguascalientes que escribió El Corazón Transfigurado en Busca de la Unidad Perfecta.


Su escritura, aseguró en la mesa redonda su alumna, la poeta Coral Bracho, siempre está tamizada por la ternura, así hable de la infancia, de la muerte o el dolor. Con ternura se acerca a todo.


En tanto que otra de sus alumnas, invitada a la mesa, Marianne Tousaint “la más indisciplinada de todas”, recordó que su mentora no cayó en el grito ni en la propaganda falsificada.


CARNE DE SU CARNE

“La única propaganda válida—parafraseó a su maestra- tiene que ser carne de su carne.”
Dolores Castro Varela, periodista en los cincuenta en Radio Femenina bajo el ala de Margarita Michelena y conductora de un programa de poesía con Alejandro Avilés en Canal Once, también colaboró en El Televidente, de Canal 13. Estos últimos le permitieron sacar adelante a sus siete hijos cuando enviudó, refiere en el libro Mujeres Mexicanas del siglo XX.


“Siempre tuve una inclinación especial por la poesía”, indica en la obra. “No me atrevía a escribir en serio por el temor a que mi papá se burlara de mis trabajos. Fue hasta que cumplí 15 años cuando me armé de valor y trabajé sobre temas desconocidos a mi edad, como la muerte y la vejez, que consideraba más profundos”, dijo.


Así surgieron con el tiempo libros de poesía como El Corazón Transfigurado (1949), Dos Nocturnos (1950), La Tierra Está Sonando (1959), Cantares de Vela (1960), Soles (1977). Y también Evocación y Poesía; Rosario Castellanos, El Verso, la Palabra y el Recuerdo. las novelas como La Ciudad y el Viento.


Con un emotivo homenaje en Tehuantepec, Oaxaca, iniciaron el pasado 16 de marzo los reconocimientos para la maestra Dolores Castro, que seguirán por Aguascalientes, Oaxaca y la ciudad de México, con escala obligada en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, el 30 de abril.

Inician en Oaxaca homenajes a Dolores Castro Varela
Soledad Jarquín Edgar 17 marzo, 2003
Con un emotivo homenaje iniciaron esta semana en esta comunidad istmeña una serie de reconocimientos para la maestra Castro Varela, al celebrarse este año el 80 aniversario de su natalicio, en el marco de la Semana Cultural “Por las Mujeres…”


Muy lejos de la tierra que la vio nacer, la maestra de muy diversas generaciones de poetas y periodistas, recibió este fin de semana un reconocimiento en el municipio de Tehuantepec, por su trabajo literario y su contribución a las letras mexicanas en las que siempre ha reflejado problemáticas humanas y los acontecimientos del corazón y la razón.


Con su voz clara y fortaleza física, Dolores Castro Varela caminó por las calles de esta ciudad de casas blancas y tejas rojas, que contrastan con la alegría de los huipiles multicolores de las mujeres, hasta llegar al DIF Tehuantepec, que la esperaba adornado con papel picado y el correr de la gente para ultimar los detalles.


La presidenta del DIF Tehuantepec, Georgina Meneses García, se refirió al trabajo realizado por la poeta nacida en Aguascalientes en 1923, y quien como pocas mujeres de su tiempo estudió la licenciatura en Derecho y la maestría en Letras en la Universidad Nacional.


Además, Dolores Castro Varela realizó estudios de Estilística e Historia del Arte en la Universidad de Madrid; de Lingüística y Literatura en la Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Enseñanza Superior, y de Radio en el Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa.


Meneses García, quien junto con el alcalde tehuantepecano Martín Vásquez Villalobos, entregó reconocimientos a otras mujeres de la región, afirmó que la maestra Dolores Castro Varela es ejemplo para las mujeres del mundo.


Mujer ejemplo dueña de sus palabras

Se trata de una mujer de espíritu libre, con alegría de vivir y comprometida con las nuevas generaciones, capaz de construir un nuevo acervo, mujer ejemplo y dueña de sus palabras que comparte con el mundo.


La presidenta del DIF resaltó la fortaleza de Dolores Castro Varela, quien a sus 80 años puede hacer un largo recuento de su vida, de los obstáculos vencidos, para acuñar profundidad y sabiduría a cada uno de sus escritos.


En el patio de la vieja casona, ahora restaurada, Dolores Castro Varela habló a través de sus poemas de su hermana, de la casa que la vio nacer y crecer en los primeros años en Zacatecas y del viejo Huisache, un árbol que entiende cuándo vivir y cuándo morir de sed en el desierto.


Dolores Castro Varela es autora de diversas publicaciones como Evocación y Poesía; Rosario Castellanos, El Verso, la Palabra y el Recuerdo.


También ha escrito Novelas como La Ciudad y el Viento; y libros de poesía como El Corazón Transfigurado, Dos Nocturnos, La Tierra Está Sonando, Cantares de Vela, Soles, Sonar en el Silencio y algunas obras de teatro en colaboración con Efrén Hernández, Rosario Castellanos y Marco Antonio Millán: Dichas y Desdichas de Nicolás Méndez.


En su libro No es el Amor el Vuelo, una antología poética, se dice que la maestra Castro Varela pertenece a una de las más nutridas generaciones de escritores que haya tenido México durante el siglo XX, los cuales se empezaron a escribir en los 50 pero que nacieron en la década de los años 20.


A esta novelista y poeta mexicana se le ha caracterizado como una “devota de la sencillez, pero enemiga de las concesiones”, Su poesía es difícil en tanto que no desea perdurar en la memoria, mediante el efecto de sonoridad sino por la creación de una imagen…


El reto primero fue certificar, a través del verso, la intensidad de aquellos momentos en que el contacto con cosas mínimas despierta el asombro y dar fe de ello, pero con la conciencia plena de que tales emociones no se transmiten a través del lenguaje sino a pesar de él.


Después emocionada, escuchó a la juchiteca Marina Meneses la traducción al zapoteco de uno de sus poemas, caminó en el mercado para comprar su huipil y su “rabona” de color naranja y observó en el mar “las maravillosas cosas que nos da la vida”.


Reconocimiento a Mujeres En este homenaje se entregaron reconocimientos a la pintora oaxaqueña Justina Fuentes, a la enfermera militar Fernanda Sánchez Márquez y la periodista Sara Lovera. En el mismo acto fue reconocidas Fernanda Sánchez Márquez, enfermera militar y conocida en Tehuantepec como “la Coronela”, por romper con la costumbre de hacer lo mismo de siempre.

Dolores Castro Varela, un recuerdo para su amiga Rosario Castellanos
Candelaria Rodríguez/Corresponsal, 25 marzo, 2009

Dolores Castro Varela, escritora y compañera de estudios universitarios de Rosario Castellanos, es considerada como una de las autoras más reconocidas de la literatura mexicana.


Recientemente presentó la antología poética, “Mujer Siempre y hasta el fin” de Rosario Castellanos, en el auditorio del Centro Cultural “Jaime Sabines”, motivo por el cual se realizó una cena, en la que platicamos con ella, en exclusiva para y nos deleitó en su maravillosa lucidez, a sus 85 años.


Nos dijo Dolores Castro Varela que es muy importante celebrar cada año, durante marzo, a las mujeres, particularmente en el Día Internacional de la Mujer, porque “realmente las virtudes de la mujer se encontraban muy escondidas, hasta ahora que se están viendo las virtudes de una madre que acompañe, que eduque, saben muy bien lo que una mujer vale”.


No quiere decir, dice la escritora, que todas las mujeres se dediquen a ser madres, pero sí quiere decir que ese periodo, que es breve, tiene que cumplirlo con la ayuda de todos, porque ahora ella es parte importante de la economía de la casa y no porque quiera, sino porque así tiene que ser.


No es la mujer, afirma, la que ha puesto ese problema, es la sociedad en que vivimos. Creo, dice, que hay que reconsiderar algunas cosas que se creía que eran fatales para las mujeres, y entre ellas la ayuda mutua. “Es horrible que se pierda de vista la solidaridad de las mujeres para con las mujeres, con las y los niños y los hombres mismos”.


Ahora la mujer tiene que seguir defendiéndose porque no es cierto que estemos en unas condiciones óptimas, considera la escritora. Todavía hay muchas golpeadas, muchas mujeres que no pueden estudiar. Y todavía, a pesar de todos los años transcurridos, si en una familia hay un hombre y tres mujeres, es al hombre a quien se le facilita a que salga adelante. No ha quedado atrás la idea de que el hombre es el proveedor, pero tampoco se destaca que son muchas las mujeres que son las únicas proveedoras de la casa.

Una lucha desde Sor Juana

Se ha luchado mucho, recuerda Dolores, desde Sor Juana Inés de la Cruz, por ejemplo. Se luchó porque la mujer estudiara. Yo creo que, como lo afirman las Naciones Unidas, que educar a una mujer es educar a todo un grupo. Por eso la labor de Rosario Castellanos fue importantísima.


Dolores Castro Varela nació en Aguascalientes en 1923, estudió la licenciatura en Derecho y la maestría en Literatura Española en la Universidad Nacional Autónoma de México, así como Estilística e Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid. Visitó Chiapas, en el marco de los eventos que se realizan para conmemorar el X aniversario del fallecimiento del poeta Jaime Sabines y a 83 años del nacimiento.


Hace años, dice la escritora, los filósofos sabían que una mujer puede. Si bien es cierto que tenía que cumplir con lo que se ha comprometido, con la maternidad, pero cuánto dura la maternidad, dura poco y por otra parte una mujer o un hombre jamás se puede perdonar de no haber seguido creciendo, de haber seguido capacitándose, pensando, tratando de resolver a la vez su vida, y también bastante la vida de quienes lo rodea.


No se trata, dice la escritora, de un “club de Tobi”, de que no se admitan mujeres o de que no se admitan hombres, se trata de una forma de ser mujer, que sirva para la vida de todos, para su propia vida y para la vida de hombres y mujeres.


— ¿Cómo fue su vida en la lucha por ser mujer, para que se respetarán sus derechos y cómo los ve ahora?
— Me tocó ver de cerca, en Zacatecas, cómo vivían esas pobres mujeres arrimadas, a la hermana o a la familia del cuñado, había una de ellas que decía: ‘mira, ven a ver cómo tengo mi roperito, un roperito chiquitito, por fortuna los días de mi Santo me da mi sobrino Pedro dinero con el que compro mis jabones’. Es una miseria tan grande, porque además eran mujeres con un sentido de dignidad muy estricto, y no eran familias tan pobres, eran clase media, pero las arrimadas ¡ay!, cómo sufrían.


“Por otra parte, si no se casaba una muchacha después de los 25 años, era quedada, no tenía ninguna relación de socialización, porque en los bailes no la sacaban a bailar, porque las parejas que reunían la excluían y no podía hacer nada, ni estudiar ni trabajar, era horrible.


“Mi abuelita sabía leer bien, pero no sabía escribir bien. Decía ‘hay hija si a mí no me daban permiso de aprender a leer y escribir, porque era para cartearme con el novio’. Y por eso, ella no aprendió bien a escribir.


“Mi mamá, al ver eso, tomo una carrera comercial, empezó a trabajar cuando alguna mujer trabajaba y a nosotras nos decía ‘ustedes tienen que estudiar porque hay la llamada libertad que está pintada y bonita, para hacer libre se necesita estudiar y trabajar’. Entonces veíamos que se ponía a planchar la ropa, a hacer la comida, a ver cómo ajustaba el gasto, realmente para ella no fue una vida muy justa, porque tenía capacidad para más.


“Entonces, en el curso de mi vida he visto…, bueno me tocó ya después la Revolución, la Guerra Cristera, pero todavía oíamos mucho hablar de la Revolución y parece que la primera vez de la liberación de las mujeres que fueron a estudiar para maestras. Estudiaron para maestras, salían de sus casas veían otra cosa, luego contribuyeron en mucho para la Revolución. Y después vino un cambio muy importante, mucha gente se fue para Estados Unidos, otra para la capital y vieron cosas nuevas.


“Hay una novela de Agustín Yánez, que se llama “Al filo del Agua” donde se ve eso, poquito antes de la Revolución, y como había una muchacha que había ido a Estados Unidos y venía en una situación totalmente distinta y ella se sentía libre y las muchachas del pueblo apenas podían apreciar que había habido una orquesta una noche, y decían, qué bonito anoche, porque era lo único que sucedía que no fuera cotidiano. Entonces después de la Revolución cambió mucho.


“Todavía cuando yo estudié Leyes decían: hay dos clases de mujeres, las bonitas y las que estudian Leyes. El entrar una a las escuelas era un aullar de todos los muchachos, para que una se asustara y no volviera. Pero si volvía, ya la respetaban a una, ya no aullaban. Y luego, en esa época, las pocas que regresaban, yo no, pero sí muchas, se metían al baño porque les tenían miedo a los muchachos, que a cada rato mandan a las mujeres a la cocina. Fue una época difícil.

La revista América y las escritoras

“Que esperanzas, dice, que una mujer entrara a una revista literaria, fue hasta después que se fundó la revista América de la Secretaria de Educación Pública, donde debieron dar apertura a cualquier texto y ahí comenzamos a escribir Rosario, muchísimas mujeres, y yo. Bueno no tanto, porque en aquella época no había tantas que escribiéramos: estaban Concha Urquiza, Emma Godoy, Margarita Michelena.


“Y luego nosotras que tomábamos una vocación en serio, como Concha Urquiza, Rosario Castellanos, Enriqueta Ochoa y yo. Por ejemplo, Margarita Michelena, era periodista, y poeta, y ella tenía muchas necesidades de socialización, era buena, se llevaba muy bien con los profesores, entonces tomaba en serio su vocación.


“Quien toma más en serio su vocación era Rosario Castellanos, al grado de decir, ‘Yo no me caso o yo me voy de monja’. No la quisieron en el convento, porque eran las del Opus. Por fortuna, Rosario los odiaba. Y tomaba muy, muy en serio, me decía ’hay que ser como Gabriela Mistral, que nunca se casó, que nunca tuvo un hijo’. Ahora se sabe que sí tuvo un hijo, ahora ya de muerta.


“Yo le decía ‘no, Rosario, a mí me gusta mucho, así que, si quieres seguir tu vocación, pero no a costa de todos, pues no’. Y finalmente Rosario dijo, en una carta, que ya había probado todo, pero lo que no soportaba ya, era la soledad…”.


Rosario Castellanos recibió el Premio Chiapas en 1958 y fue la primera mujer que obtuvo este reconocimiento; incursionó con éxito en la poesía, en el cuento, en la novela, en el teatro y en el ensayo, y supo traducir en algunas de sus obras ambientes culturales de la provincia chiapaneca, a la que amó profundamente, asumiendo siempre un firme compromiso social a favor de los pueblos indios, a quienes sirvió en los años en que colaboró en el Instituto Nacional Indigenista en Chiapas.


La Colección Premio Chiapas es una colección de libros dedicado a los galardonados con el Premio Chiapas, máxima distinción que se otorga en el estado a los ciudadanos que, con su trabajo artístico, científico y cultural, enaltecen los valores de esta tierra.

La Poeta Dolores Castro Varela fue homenajeada en la Universidad de Colima
Fragmento de una nota informativa/Semlac
Estudiantes de quinto semestre de la licenciatura en letras hispanoamericanas de la Facultad de Letras y Comunicación de la Universidad de Colima, realizaron un homenaje a la novelista y poeta mexicana Dolores Castro Varela, originaria de Aguascalientes, en su visita Colima en 2005.


Reunidos en el auditorio del plantel, estudiantes que se inclinan por la literatura acompañaron a la poeta durante su paso por Colima, en un recorrido que realiza gracias al apoyo de la U de C y el gobierno del estado, a través de la Secretaría de Cultura.


Dolores Castro Varela, con 82 años de edad nunca negados por ella, habló de la intención de los que escriben y los que hacen poesía: “nos dedicamos a develar esto que es la vida, en la teoría literaria nos dicen que la literatura es ficción, que lo contrario de ficción no es verdad sino la realidad-informe, que es la que los poetas tratamos de ordenar, de conformar, de entender”.


Con un mensaje breve sobre la vida, su vida, el amor y su misión, la creadora o dijo que la poesía sólo le ha dado satisfacciones, como la satisfacción de ver la realidad con unos ojos, “y uno debe ser valiente para contemplarla”.
Isaura Escobar y Cristóbal Barreto transformaron su lectura de la obra de la poeta en una interpretación personal.

La joven, que al igual que su compañero son estudiantes de letras hispanoamericanas, retomó con sus palabras el poema Qué es lo vivido (1980), y con pausas entre los fragmentos para hacer ella su aportación lírica a sus sensaciones al leer los textos de Dolores. Por su parte, Cristóbal Barreto dedicó el formato electromagnético para hacer un video experimental de su interpretación del poema La tierra está sonando (1959), con tomas monocromáticas y efectos audiovisuales.


Dolores Castro Varela dio lectura al poema que dedicó a su esposo cuando murió, Elegía.


Su vida curricular

Dolores Castro Varela fue compañera del poeta y escritor Javier Peñaloza. Esta mañana Patria Peñaloza, su hija, dijo estar segura que se fue plena y con una vida feliz rodeada de sus hijos, nietos y bisnietos. Sus restos serán velados en la funeraria Gayosso.


Dolores Castro Varela estudió Derecho y la Maestría en Letras Modernas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Estilística e Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid, Lingüística y Literatura en la ANUIES y Radio en el Instituto Latinoamericano de Comunicación.


Fue una profesora de las escuelas de Bellas Artes de Veracruz, Cuernavaca, Estado de México y la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, además de ser fundadora de Radio UNAM.


La acreditaron con el Premio Nacional de Poesía de Mazatlán en 1980, Premio Nacional de Ciencias y Artes en Literatura y Lingüística en 2014, además de recibir la Medalla José Emilio Pacheco en 2016 por su trayectoria, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura le rindió homenaje en 2008 por sus 85 años de vida.


En 2019, la poeta Dolores Castro Varela aguascalentense, fue homenajeada en el Palacio de Bellas Artes en el marco del programa «Cinco Semanas de Poesía».


Perteneció al grupo conocido como de los ocho, junto con Rosario Castellanos, Efrén Hernández, Javier Peñalosa, Octavio Novaro, Roberto Cabral, Honorato Ignacio Magaloni y Alejandro Avilés, Dolores Castro Varela realizó estudios de Estilística e Historia del Arte en la Universidad de Madrid; de Lingüística y Literatura en la Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Enseñanza Superior, y de Radio en el Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa.


Dolores Castro Varela es autora de diversas publicaciones como Evocación y Poesía; Rosario Castellanos, El Verso, La Palabra y El Recuerdo.


También escribió escrito novelas como La Ciudad y el Viento; libros de poesía como El Corazón Transfigurado, Dos Nocturnos, La Tierra Está Sonando, Cantares de Vela, Soles, Sonar en el Silencio y algunas obras de teatro en colaboración con Efrén Hernández, Rosario Castellanos y Marco Antonio Millán.


Dolores Castro Varela se inició como correctora de estilo, fue escritora, productora de programas de radio y conductora de un programa de poesía con Alejandro Avilés en Canal Once, también colaboró en El Televidente, de Canal 13. Escribió para la revista América, fue jefa de redacción de las revistas Barco de Papel y Poesía de América.


La Obra
Poesía: El corazón transfigurado, 1949; Dos nocturnos, 1952; Siete poemas, 1952; La tierra está sonando, 1959; Cantares de vela, 1960; Soles, 1977; Qué es lo vivido, 1980; Las palabras, 1990; Poemas inéditos, 1990; No es el amor el vuelo, 1992; Tornasol, 1997; Sonar en el silencio, 2000; Oleajes, 2003; Íntimos huéspedes, 2004; Algo le duele al aire, 2011; Viento quebrado, poesía reunida, 2011; El corazón transfigurado; Sombra domesticada, 2013; Pozo de Luz, 2013; Algo le duele al aire, 2015.


Novela: La ciudad y el viento, 1962.


Ensayo: Dimensión de la lengua en su función creativa, emotiva y esencial, 1989.


Antologías: Obras completas, 1991; Antología poética en francés, 2003; A mitad de un suspiro, 2008; La vida perdurable, antología poética 2009.

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