Angélica de la Peña
SemMéxico, Ciudad de México, 22 de febrero del 2023.- La consigna que llama a la concentración hacia el Zócalo y otras ciudades el 26 de febrero tiene una trascendencia más allá de la protección del Instituto Nacional Electoral y que fue el motivo de la gran marcha ciudadana del 13 de noviembre.
Manifestarse el domingo 26 de febrero manda un mensaje a todos los poderes de la Unión, especialmente al legislativo dominado por Morena, de que el Plan B del Presidente es inconstitucional y se contrapone con todo lo que hemos logrado gradualmente en los últimos 40 años. Manda un mensaje a la cúspide del Poder Judicial, la Suprema Corte, para que proteja la Constitución como la niña de sus ojos. Le manda un mensaje al titular del Poder Ejecutivo que hoy vive en Palacio Nacional, de que hay mexicanos y mexicanas que no permitiremos se asiente un obradoriato.
También manda el mensaje de que las mujeres no permitiremos retrocesos a lo que hemos ganado desde 1953 cuando se nos otorga el derecho a votar y ser votadas.
Las reformas, por cierto, para fomentar el derecho al voto de las mujeres, la más importante fue la que estableció la transición de la cédula de votación, hacia la credencial con fotografía. El nuevo padrón electoral, con autoridades independientes del gobierno, nombradas por insaculación, garantizó que cada hombre o mujer, su foto de su credencial correspondiera a su físico, e igual fuese el mismo del padrón electoral. Nadie puede votar si no es en la casilla que le corresponde por su identidad.
Todavía recuerdo en la elección de 1979, siendo representante de casilla de un nuevo partido de oposición con registro condicionado a la votación que se obtuviera, fui encomendada a una zona que no era donde yo vivía. Una zona rural, casilla dominada por los caciques, los señores llegaban con las credenciales de “todas sus mujeres”, esposa, hijas, nueras, hermanas. Y los señores de la casilla, contaban esos votos como si nada y se inscribían al partido que el señor decidía.
Por eso es trascendental llegar al zócalo este 26 de febrero. Para tener presente que haber logrado elecciones libres, no ha sido fácil; literal se le arrancó al gobierno cada reforma estructural para tener lo que hoy conocemos como Instituto Nacional Electoral, y lograr que todas las personas voten, también que las mujeres votemos con libertad.
La concentración en el zócalo sin duda, le dirá claramente a los partidos políticos, especialmente a los de oposición, que abrirse a la ciudadanía hoy es una decisión histórica que no pueden dejar de adoptar. La crítica material a las partidocracias es el alto abstencionismo el día de la votación. Y hoy necesitamos que esa inconformidad y desdén detrás del desánimo hacia las elecciones, se movilice para detener al populismo autocrático encarnado por López Obrador y su real movimiento: los “servidores de la nación” quienes movilizan al padrón de los programas sociales que ha constituido este gobierno para instaurar un régimen autocrático y hegemónico.
Veámoslo desde un enfoque dialéctico: para ganarle al lopezobradorismo, la oposición debe ir unida con candidaturas que reflejen que la ciudadanía es tomada en cuenta y está representada en cualquiera de las siglas de los partidos, unida toda la oposición, tiene como cometido rescatar al País para que se continúe el proceso de transición democrática que se ha interrumpido abruptamente por este gobierno. Mi voto no se toca.
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