Para sobrevivir, Ucrania tiene que ganar la guerra con Rusia

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  • Testimonio de vida, experiencia de una situación devastadora
  • Todo cambió para todas y todos el 24 de febrero del 2022

Olga Kovtun

SemMéxico/LaCostillaRota, Ciudad de México, 04 de julio del 2022.- El 24 de febrero, Rusia lanzó una invasión a gran escala de Ucrania, y las vidas de todas y todos los ucranianos se dividieron en un “antes de la guerra” y el “ahora”, sabiendo que jamás podríamos volver a nuestras vidas como han sido antes de la invasión.

 Yo me fui de Ucrania con mi familia al exterior pocas semanas antes de la guerra, anticipando que las hostilidades en Kyiv, la capital de Ucrania, eran inevitables.

Lamentablemente, así fue. En marzo las tropas rusas avanzaron hasta la capital, ocupando las áreas suburbanas Irpin y Bucha, que se encuentran a unos pocos kilómetros de la capital. Después de ser liberadas por las Fuerzas Armadas de Ucrania, se han convertido en un memorial de las atrocidades fascistas que Rusia ha cometido ahí, y sigue cometiendo en cada rincón de la tierra ucraniana ocupada por el invasor.

A principios de invierno finalmente nos mudamos en un apartamento propio en Kyiv, pero ni imaginamos que en tan solo unos meses las casas cercanas serían atacadas por los Grad rusos (sistema múltiple de lanzamiento de cohetes) y el centro comercial donde pensábamos ir a la piscina sería completamente destrozado por una bomba.

Rusia, bajo el autoritario régimen de Putin, que cada día se parece más y más al del Tercer Reich, durante muchos años iba planeado esta guerra total, ignorando todas las normas de la diplomacia, la ley internacional y el sentido común, sembrando las semillas de la propaganda imperialista tanto en la sociedad rusa, como en el exterior. Lo que Rusia hace en Ucrania hoy, es un genocidio real, cuyo objetivo es destruir completamente a Ucrania como estado, la cultura y la identidad ucraniana, dejarnos sin nuestra lengua. Los crímenes de guerra que está cometiendo Rusia, son la herramienta política para borrar cualquier tipo de memoria nacional.

Como consecuencia de esta política imperialista y neofacista, miles de personas civiles en Ucrania fueron brutalmente asesinadas; mujeres, hombres y niños inocentes violados; casas robadas; niños y niñas quedaron en la orfandad, infancias sin brazos, sin piernas; millones de familias y vidas destrozadas… Es completamente devastador abrir las noticias cada día y leer sobre un nuevo ataque de misiles en alguna parte de Ucrania, otra vez ver las imágenes horribles de muertes, de heridos y heridas, de las ciudades enteras, como Mariupol, borradas de la faz de la tierra.

Donde viene el soldado ruso, los libros ucranianos se queman, los signos ucranianos se reemplazan por los rusos, y la gente inocente muere tan solo por ser ucranianas. En los territorios que han sido liberados después de la ocupación rusa, se encuentran numerosos cuerpos de ucranianos brutalmente torturados.  

En las regiones, que siguen siendo ocupadas, el ejército ruso hace un terror total, en particular practican el terror del hambre — destruyendo la infraestructura vital de la economía ucraniana, robando, apoderándose de los alimentos. Este tipo de terror de Rusia contra Ucrania es tradicional y lo estaba haciendo siglos atrás. Una de las más grandes tragedias en la historia ucraniana es la Gran hambruna (conocida como el Holodomor), hecha artificialmente por el régimen soviético en los años 1932-1933. Según los historiadores, como consecuencia en los terrenos ucranianos murieron más de 4 millones personas.

Para defenderse, es crucial que Ucrania obtenga la mayor cantidad posible del armamento pesado. Necesitamos todo tipo de apoyo y solidaridad por parte de otros países, para que el mundo no se olvide de esta guerra ocurriendo en Europa en el siglo XXI. Cada día Rusia está convirtiéndose más y más en un estado paria, alejándose del mundo civilizado, amenazando a nivel estatal de atacar a otros países europeos con el arma nuclear.

La propaganda rusa, simbiosis de la de la Unión Soviética y de los nazis alemanes, en nuestros tiempos se ha convertido en un monstruo híbrido, difundiendo mentiras cínicas a través de todos los canales estatales, sus embajadas, centros culturales en el exterior, etc.

Lo peor de todo, es que, según las encuestas, la mayoría de la población rusa apoya las acciones militares del Kremlin en Ucrania. De verdad creen que somos unos míticos ‘nazis’ y que tienen que matarnos, o como ha dicho Putin ‘desnazificarnos’.  Para no ir bastante lejos, puedo decir que casi cada ucraniano tiene un amigo o familiar en Rusia que de verdad lo cree, yo también conozco a gente así. Es inútil hablar con ellos, simplemente he cortado todo tipo de comunicación.

Desde el comienzo de la guerra, he mantenido siempre el contacto cercano con mi hermano y mi padre, que se quedaron en Ucrania. Su deber es continuar haciendo su trabajo y acercar la victoria de Ucrania. Cuando Kyiv ha sido atacado por las fuerzas militares rusas durante muchas semanas seguidas, lo primero que hacía yo al despertar, siendo lejos y refugiada en otro país, fue preguntar: “¿Cómo estás?”. Y cada minuto de silencio escalofriante me parecía una eternidad. A veces mi padre simplemente respondía con un ‘+’, lo que significaba que está vivo. Semejantes historias pueden contar millones de ucranianos, las y los refugiados y los que se quedaron en Ucrania.

Mujeres y niños son los únicos que ahora pueden salir del país, según la ley marcial. Miles de niños y niñas ven a sus padres únicamente por teléfono, y tantas familias no tienen ni idea cuando será posible unirse otra vez.

Siento un orgullo enorme por cada ucraniano – hombres y mujeres-, que en este momento de la historia tan difícil se han unido al ejército, o se han convertido en voluntarios, haciendo todo lo posible para la victoria 24/7.

Pienso en las madres, que por peligro dejaron sus casas y se refugiaron con sus criaturas en países desconocidos para comenzar sus vidas desde cero. Todos y todas viviendo con la esperanza que algún día puedan volver.

Según las fuentes ucranianas oficiales, en las Fuerzas Armadas de Ucrania sirven 57 000 mujeres (22% del personal del ejército). Otras cifras importantes:

  • desde el 24 de febrero 2⁄3 de las niñas y niños ucranianos son desplazados
  •  al menos 344 infantes   fueron asesinados, 640 heridos
  • Rusia ha disparado más de 2800 misiles contra ciudades de Ucrania desde el comienzo de la guerra a gran escala.

Los números siguen aumentando. No hay datos de víctimas desde las regiones ucranianas ocupadas por los rusos.

Ucrania está siendo atacada literalmente cada día, desde el cielo, el mar y la tierra. Un lugar seguro en Ucrania ahora simplemente no existe.

La semana pasada Rusia lanzó 50 misiles sobre mi país en tan solo un día, atacando entre otras la ciudad de Sarny, situada en el Oeste de Ucrania, donde he vivido los primeros cinco años de mi vida. Muchos cohetes más impactaron la región de Mykolaiv, donde ha muerto una niña de 8 años mientras dormía pacíficamente en su casa, otros fueron lanzados sobre Kyiv, destruyendo un edificio residencial en el centro de la capital, otro fue lanzado sobre un centro comercial en Kremenchuk, que en pleno día estaba lleno de personas. El 1 de julio Rusia atacó con misiles la región de Odesa, otra vez – edificios residenciales y un campamento de recreación. Al menos 21 muertos, 38 heridos, entre ellos – niños…

¿Cómo seguir viviendo en tales circunstancias? No tengo ni idea.

Nunca imaginé que estuviera escribiendo sobre el genocidio en mi país, ocurriendo ahora mismo, y que mis hijos vivirían en los tiempos de guerra, dejando nuestra vida en Ucrania atrás.

Pero sé que tengo que continuar con mi vida, a pesar de todo tengo que tratar de ser feliz, y cuidar a mi familia – a los que están cerca de mí, y los que están lejos. Hay que pensar en la salud mental, aunque a veces tengo el sentimiento como si estuviera cayendo en un abismo. Tengo que criar a mi hija pequeña y pasarle la identidad ucraniana, sim importar en qué parte del mundo estemos. Debo seguir con mis proyectos personales y profesionales, para crecer, aprender, trabajar y, como millones de ucranianos ahora, ayudar a las Fuerzas Armadas de Ucrania de cualquier manera posible: haciendo donaciones, iniciando campañas de crowdfunding, escribiendo. Ellos son los que protegen a la tierra ucraniana físicamente, son los héroes de nuestra historia más reciente, escribiéndose frente a los ojos. Pero todos tenemos mucho que hacer y sé que no tengo derecho a rendirme.

Para sobrevivir, Ucrania tiene que ganar la guerra con Rusia. Hay que seguir adelante hasta la victoria. Y después finalmente volver a casa.

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