Ruiz Massieu, ideas en acción

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Florencio Salazar

La política ya no es en absoluto un lugar de autoridad.

Daniel Innerarity.

SemMéxico. 25 de julio de 2022.- A José Francisco Ruiz Massieu lo conocí, primero, en la lectura de sus artículos sobre Nueva política o nuevos políticos, que se publicaban en la primera plana del diario La Jornada. Me llamó la atención su lenguaje: diferente al habitual –cargado de vacío– para hablar de los problemas que ya no alcanzaba a ver la vieja política, y que aceleraban la decadencia ideológica de la Revolución Mexicana y de su régimen. Con cuánta claridad Ruiz Massieu sintetizó la disyuntiva: “Cambiamos o nos cambian”. El PRI –y el país– vive las consecuencias de haber repulsado todo intento de modernización.

Después, personalmente, en Casas Grandes, Chihuahua. Yo era delegado de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), en aquel estado, y él coordinaba una reunión sobre municipalismo que presidiría el candidato a la Presidencia de la República, Miguel de la Madrid. Ruiz Massieu era subdirector del Instituto de Investigaciones Políticas y Sociales del PRI –su think tank– que dirigía Carlos Salinas de Gortari. Me presenté, le comenté la lectura de sus artículos y le dije que él tenía un destino señalado en Guerrero. Quedamos de vernos después. “¿En dónde lo busco”, pregunté. “Ya se enterará”, contestó.

Me enteré, por los medios, de dos guerrerenses en la Secretaría de Salubridad y Asistencia: Guillermo Soberón, secretario, y José Francisco Ruiz Massieu, oficial mayor. Antes de hablar con Ruiz Massieu pedí cita con el Dr. Soberón, quien me recibió de inmediato. Su despacho, en la calle de Lieja, era sobrio. La puerta de entrada estaba frente a su escritorio; entre unas y otro, la distancia quizá era de unos 40 metros. Me recibió con un quihubole. Le pregunté si aspiraba a ser gobernador de Guerrero.

Me dijo que no conocía al estado y que Guerrero necesitaba un hombre joven, con talento y energía. “Ve a ver a Pepe Ruiz Massieu, él si quiere”. A punto de abrir la puerta para salir del despacho me llamó para advertirme: “Pepe tiene un carácter de la chingada, pero es un buen hombre. Resiste”. Y me despidió con esa sonrisa que le iluminaba el rostro.

La escala con Guillermo Soberón era para mí indispensable. Su abuela materna y mi abuela paterna eran hermanas. Mi papá y su mamá, primos hermanos. Y nosotros primos en segundo grado. Medio hermano de nuestras abuelas fue el Gral. Alberto F. Berber, gobernador del estado en los 40. A los Soberón, especialmente a Jorge y Guillermo, los conocía desde niño. Cuando ellos llegaban a Chilpancingo se reunían con el Gral. Berber y mi papá. Mi tío Alberto vivía en su hotel Reforma, en las calles de Abasolo, que ahora es una dependencia de la UAgro.

Saliendo del despacho del secretario de Salubridad y Asistencia bajé escaleras hasta la oficina del oficial mayor, quien me recibió a la hora señalada. Su trato fue muy formal. Habló de mi actividad política, los cargos que había ocupado y la tarea que desempeñaba en el Comité Ejecutivo Nacional del PRI con don Manuel Garza González. Vestía una camisa blanca, impecable, con costuras en los antebrazos; evidentemente las mangas fueron recortadas. Corbata azul a rayas y tirantes. De pronto me pareció un tenedor de libros. Atrás, en la credenza, tenía una jarra plateada de la cual se servía agua fría con regularidad. Externó su interés de mantener comunicación conmigo; su secretaria se encargaría de llamarme para reunirnos. Ya para retirarme me dijo: “Yo, como Ruiz Cortines, ni un paso, ni un peso”. La reunión fue satisfactoria en torno a su proyecto, pero la despedida no me agradó.

A los pocos días me llamó Domi Bringas, la secretaria de José Francisco: “El licenciado lo espera tal día a tal hora”. Las entrevistas siempre fueron con rigurosa puntualidad. Las llamadas se hicieron rutinarias y las reuniones se convirtieron en algunos desayunos. Hubo sábados que me citaba en su casa de Las Águilas. Manejando él su camioneta nos dirigíamos a la casa de su ex esposa Adriana Salinas. Tocaba el cláxon. Salían sus hijas adolescentes Claudia y Daniela; al llegar al restorán donde ellos iban a comer, me despedía.

De oficial mayor Ruiz Massieu pasó a subsecretario de Planeación. Guillermo Soberón le encargó la modernización de la SSA. Fue entonces cuando de Salubridad y Asistencia pasó a ser Secretaría de Salud. Generalmente me encontraba con él una vez a la semana. Platicábamos sobre los demás aspirantes y cómo se daban los destapes de candidatos a gobernadores. Yo le reiteraba la importancia de su visión modernizadora, de su análisis sobre la política del país, que proponía la emergencia de una clase política apta para entender los cambios globales, las nuevas formas de comunicación y la necesidad de formas innovadoras para responder a los problemas nacionales. Y que esa visión era de urgente aplicación en Guerrero.

Solidez jurídica, experiencia en planeación, formación de profesor universitario, capacidad analítica, lecturas al día y la ejecución de sus ideas lo hicieron un político relevante. El político Ruiz Massieu demostró que no es suficiente tener conocimiento. Sin trasladarlo a los hechos el conocimiento se vuelve estéril. Y de las ideas a los hechos es necesario vencer parsimonias, inercias, pragmatismos ramplones. Sin su voluntad indeclinable la Autopista del Sol y el desarrollo de Punta Diamante, en Acapulco, no existirían. Habría que agregar su destacada labor jurídica, educativa y social. Tenemos déficit de políticos, hombres y mujeres, que entiendan el cambio social y sean motores del desarrollo.

El gobernador Héctor Astudillo Flores instauró el Concurso de Ensayo Político José Francisco Ruiz Massieu, en el aniversario de su natalicio, con la idea de despertar el interés en el estudio de los problemas de nuestra entidad y la formulación de propuestas de solución. Este año no se cumplió con lo dispuesto en el Acuerdo del Ejecutivo. Me propongo invitar a quienes crean en las ideas de Ruiz Massieu a constituir una asociación civil que lo promueva el próximo año. No debemos renunciar a sus ideas porque la esterilidad en el pensamiento produce vulgaridad en el lenguaje, conduce hacia la inacción y desprestigia la política.

El 22 de julio José Francisco Ruiz Massieu habría cumplido 76 años de vida. Con sus ideas en acción habremos de honrar su memoria.

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